POLITICA: MATIAS E. RUIZ

Lavadocracia: capítulos aún no resueltos

Anotaciones sobre el esquema de blanqueo de divisas que tiene a la familia presidencial y sus personeros como obligados protagonistas. El foco del Norte, ahora puesto también sobre la figura de Máximo Kirchner y el ciudadano chileno Rudy Ulloa Igor.

16 de May de 2013

"La localización [de divisas] exige hallar una solución para el problema de cómo mover las ingentes masas de dinero en efectivo generadas por actividades ilícitas de una forma más manipulable en el circuito financiero. Por ejemplo, el Departamento de Justicia de Estados Unidos calcula que 450 billetes pesan una libra, de modo tal que un millón de dólares en billetes de US$ 5 pesan 440 libras, US$ 1 millón en billetes de US$ 10 pesan 220 libras, US$ 1 millón en billetes de US$ 20 pesan 110 libras, y US$ 1 millón en billetes de US$ 100 pesan 22 libras" (extracto del trabajo "Organizaciones Criminales Transnacionales, Cibercrimen y Lavado de Dinero", por James R. Richards, CRC Press | 1998).

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La cuestión derivada del peso de los billetes malhabidos regurgitados por actividades ilícitas bien podría representar una novedad para el argentino promedio, pero no lo es para los técnicos expertos en cuestiones relativas al lavado de dinero a nivel mundial. Ya se trate de la 'Ndrangheta, la Sacra Twitter, Matías E. RuizCorona Unita di Puglia, las tríadas chinas, los narcotraficantes caribeños y aztecas, del esquema del tráfico de heroína de Khun Sa desde el Triángulo Dorado o del ex general panameño caído en desgracia Manuel Noriega, la problemática referida a la circulación y el posterior blanqueo de dinero es y ha sido un factor común en el espectro generalizado del crimen organizado internacional.

Con puntillosa habilidad, Jorge Lanata depositó en la mesa de Doña Rosa los parámetros del kilaje empleado por el circuito de asociados del kirchnerismo y sus lavanderos de ocasión para fugar las divisas aspiradas de la cooptación de la obra pública. Así las cosas, el rigorismo empleado originalmente para despiojarse de Vittorio Gotti en un desolado paraje de Punta Arenas parece haber sido replicado para eliminar a la competencia: el otrora prócer Néstor Carlos Kirchner -asociado a Lázaro Báez, conforme lo citado por Periodismo Para Todos- dividió su oferta en el rubro de la construcción para licitar contra sí mismo y aumentar así el caudal de su fortuna y la de sus intermediarios. De tal suerte que, tras adjudicar obras en Santa Cruz a Skank y Costilla, la decisión coincidió con apropiarse también de esa firma para "ahorrarse" el cobro de los irregulares estipendios. A la postre, el propio difunto esposo de la Presidente tenía bien claro que el fruto de sus operaciones exhibía sobrados y coloridos ribetes de ilegalidad. Si así no fuera, jamás hubiese echado mano de personajes tan ignotos como incompetentes para fugar dinero físico a través de la ruta Río Gallegos-San Fernando-Uruguay. La constitución de sociedades en el escasamente transparente reducto off-shore de Panamá City sirvió de puente para que los millonarios fondos terminaran en cuentas privadas en Suiza, Luxemburgo y Liechtenstein, por citar solo algunos paraísos.

Pero las contrariedades del siniestro ejercicio financiero condujeron a la sentencia suburbana que hoy se repopulariza: "Muchas manos en un plato hacen garabato". La propia dinámica del asunto llevaría, tiempo más tarde, a que las estrellas del culebrón -Báez incluído- terminaran lanzando acusaciones cruzadas al viento, y comprometiendo -en el proceso- a la imagen de Cristina Elisabet Fernández Wilhelm. Este quiebre del código de Omertá entre los participantes ha permitido exponer que el contador Pérez Godín amenazó a Federico Elaskar (SGI) quien, a su vez, la emprendió contra el despreocupado bon vivant (a la sazón, esposo de Karina Jelinek) Leonardo Fariña, por mejicanear parte de los millones que pululaban en los bolsos de la discordia. El affaire ya le ha volado unos cuántos dientes a Lázaro Báez, autoinculpándose en el delito sin darse cuenta de ello, simplemente porque Néstor Kirchner y sus cajasnunca se ha caracterizado por tener demasiadas luces y porque su primer error -queda ahora claro- ha sido jamás haberse obsequiado siquiera un modesto curso de oratoria. En la exégesis de la estupidez, el ex socio de Néstor está convocando públicamente a que la Justicia lo cite y arengando a que también declaren como testigos los chimenteros K Luis Ventura y Jorge Rial. Si acaso algún día esos procedimientos tienen lugar, los encumbrados comentaristas de espectáculos podrían ser inquiridos respecto de si alguna vez percibieron fondos de la Secretaría de Inteligencia para prestar servicios a Balcarce 50. Los prolegómenos del jolgorio podrían/deberían rastrearse luego al despacho del Chino-maoísta Carlos Zannini, y acaso todo pueda rematar volando por los aires.

Sin embargo, comienzan a mostrar sus afilados caninos ciertos novedosos subcapítulos, por cuanto ya se conoce de testigos que dieron cuenta de una de las aeronaves con ploteo de SGI -la cueva no autorizada por el Banco Central que regenteaba Elaskar- en el Aeropuerto de San Fernando. Por desgracia (desde ahora, para mucho más de uno), surge aquí un entramado de relaciones confusas entre los allegados al poder y el traslado de cocaína a España, a manos de los tristemente célebres hermanos Juliá. En la que sería su última aventura, Gustavo y Eduardo aterrizaron en El Prat -el Aeropuerto de Barcelona- con casi una tonelada de droga de altísima pureza. Las autoridades españolas recurrieron no solo a su divina paciencia para dejarlos continuar con su faena, la cual venía siendo monitoreada desde hacía algún tiempo: recién intervinieron cuando la agencia antidrogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) les otorgó el visto bueno. Era necesario permitir que los envíos continuaran, si de lo que se trataba era conocer con mayor profundidad el alcance de la operatoria, desde su origen. La conclusión de los estadounidenses fue que la maniobra no podía formar parte del plan de negocios de un puñado de ineptos o bucólicos entrepreneurs, sino que lo más probable era que contaran con las debidas garantías, provistas por el poder político.

Por fortuna para ciertos estudiosos del Norte, los argentinos distan mucho de poder arrogarse la sutileza terrenal de los vendedores de tóxicos de Colombia o de México, o la que podrían exhibir los ciudadanos chinos que operan desde los tongs con base en los Chinatowns de Honolulu, Los Angeles, San Francisco o Nueva York. En la Argentina, ya era de dominio público que el director de la ANAC (Administración Nacional de Aviación Civil) es Alejandro Granados, hijo del Intendente de Ezeiza, y que su responsabilidad en el descontrol aéreo local resulta ya inenarrable. Los special agents de la Drug Enforcement Administration -a través de su jefatura- complementan su trabajo con el Fiscal General de los Estados Unidos vía FBI, y tienen parte obligada en operaciones sospechosas de lavado de dinero, pues ésta casi siempre remite a operaciones relacionadas con estupefacientes. Mientras que la opinión pública argentina podría considerar intolerable la expansión de la performance porcentual de don Julio De Vido en la obra pública subejecutada en otras provincias (en connivencia con gobernadores), las implicancias de la historieta podrían dar lugar al incremento exponencial en las consultas derivadas de dolencias cardíacas. Es que los cowboys norteños ya vienen atando cabos frente a los vuelos extraños que, partiendo de la Base Aérea de Morón gracias a la gentil intervención de funcionarios del Gobierno Nacional, transportaban suculentas mercaderías al Viejo Continente. Peor todavía: en el índice temático de recapitulaciones en ciernes, la agencia de tres letras ha comenzado a relacionar a los Juliá con Rudy Ulloa Igor, el propio Alejandro Granados y -a no sorprenderse- Máximo Kirchner. ¿Procuraba este trío ampliar sus retornos sobre la inversión a otros rubros de negocios? Como resultado de esa investigación, difícilmente represente sorpresa que estas identidades, sumadas a las de Federico Elaskar, Leonardo Fariña (que observó el poco elegante costumbrismo de gastar cientos de miles de dólares vía tarjeta de crédito black en carísimos malls de Florida), Lázaro Báez y su hijo Martín, Cristóbal López, Fabián Rossi, Daniel Pérez Gadín y otros, hayan ido a parar a la intrincada base de datos que la DEA administra en El Paso, estado de Texas, y que -compartida con una multitud de agencias federales- recibe el poco pretencioso nombre de El Paso Intelligence Center (EPIC). El problema con las purgas es que, cuando no se hacen desde adentro, sobrevienen -tarde o temprano- desde afuera.

La pesadumbre que invade los hogares argentinos al cierre de cada capítulo de PPT suele representar un auténtico desafío cuando se pretende objetivarla. No obstante ello, la creatividad perfectamente podría ser forzada al límite de lo imposible, toda vez que la ciudadanía recuerde que el carácter hercúleo de la asociación ilícita bajo análisis se respalda confortablemente en los buenos oficios de la Justicia Federal y el Congreso de la Nación. Hallar la salida a este repulsivo entuerto excede a cualquier esfuerzo de investigación.


* La segunda parte, en http://www.elojodigital.com/contenido/12123-lavadocracia-segunda-parte-la-reina-de-los-condenados
T
ercera parte: http://www.elojodigital.com/contenido/12139-lavadocracia-tercera-parte-cristina-y-la-busqueda-del-presidente-testaferro

 

Matías E. Ruiz | Editor