SOCIEDAD: DR. ROBERTO PORCEL

La Salada: piratería 'for export'

Una vez más, se registraron episodios de tensión y disparos de armas de fuego en La Salada.

16 de Abril de 2015

Una vez más, se registraron episodios de tensión y disparos de armas de fuego en La Salada.

Existe la percepción generalizada de que el clima de violencia que impera en las inmediaciones de esa feria ilegal jamás llegará a término; menos se espera justicia frente a la recurrente violación de derechos que allí tiene lugar.

La Salada es sinónimo de falsificación de marcas, violación de derechos de autor, piratería del asfalto, contrabando y evasión fiscal -todos ellos, delitos de acción pública. No obstante, las autoridades brillan por su ausencia; La Saladaen todo caso, se atiende al problema solo de manera parcial, quizás para generar golpes de efecto propagandísticos. A tal efecto, el desalojo que los medios de comunicación registraron hace pocos días atrás solo afectó a un número escaso de puestos, lo cual lleva a concluír fácilmente que una gran mayoría de los involucrados en el negocio exhiben privilegios.

En reiteradas oportunidades, el administrador de una porción de las ferias que dan forma a La Salada se presentó ante diarios y noticieros para vanagloriarse de su sistema de venta, en el que las 'facturas' -reconocido por él mismo- solo se obtienen en la panadería. El mismo individuo también supo jactarse de la comercialización de productos falsificados, conforme -siempre según desde su punto de vista- ello representa una posibilidad para que personas se hagan de mercadería que, de otro modo, le resultaría económicamente imposible. Así las cosas, el fin parece justificar los medios y, en La Salada, todo es posible. Bajo idéntica línea argumental, podría montarse una férrea defensa de la fabricación, distribución y comercialización de estupefacientes, porque quienes los venden solo intentan ganarse la vida.

Las sonrisas de impunidad que caracterizan a estos espacios no exhiben reparos a la hora de hacer apología de un sinnúmero de delitos, claramente tipificados por nuestra legislación. No hace mucho tiempo atrás, hemos asistido al procesamiento y condena de propietarios de sitios web que facilitaban la piratería. En algunos casos, sencillamente se les condenó por ser los propietarios de esas ferias virtuales -reitero: páginas web-, en donde algún tercero comercializaba productos en clara infracción. A los efectos prácticos y teóricos, lo cierto es que no es posible establecer diferencias entre el citado ejemplo y el representado por la responsabilidad que debería caberle a los titulares de ferias territoriales como las de referencia en Lomas de Zamora.

No deja de ser curioso que los propios dueños de las ferias se reconocen en falta, al otorgar no solo el sitio para la venta de productos falsificados, sino al aportar la totalidad de la estructura para que se produzca la comercialización, como ser publicidad, seguridad, y otras variables, y justificando ante cuanto micrófono tengan enfrente, dicho proceder.

Complementariamente, quienes asisten a La Salada y similares para adquirir productos tampoco pueden hacerse los distraídos. Todo aquel que paga por la obtención de productos falsificados es, inapelablemente, un La Saladaencubridor. Esto no comporta una complejidad extrema, y la propia conducta de la adquisición también debe ser sancionada. Solo mediante la interposición de controles, resultaría sumamente fácil disuadir frente a la comisión de estos ilícitos. Tras lo cual es lícito recordar que a esta faena se comprometió la República Argentina al momento de suscribir tratados internacionales tales como el TRIPs (entre nosotros ADPIC) o el Protocolo Mercosur 8/95. Infortunadamente y por el contrario, en lugar de procederse a la disuasión y a la generación de normas que desalienten en la comisión del delito, se ha alentado el desarrollo de estas ferias y su respectiva metodología, invitando a sus propietarios a participar de giras por distintos países como parte de la Comitiva Oficial -como si se tratase de emprendedores dignos de imitar.

No mediando decisión política, la erradicación definitiva de la piratería será imposible -está a la vista de todo mundo que tal decisión no existe. Razón que lleva a este delito a crecer en forma desproporciona en el país, con su correlato en las ferias y el comercio ilegal en la vía pública.

Todo lo demás, es pura parodia. O, al decir de nuestra Presidente respecto de la salud pública, 'puro cuento'. La Salada y sus subsidiarias corporizan un gran 'negocio' del que todos se nutren, y del que nadie quiere bajarse.

 

Sobre Roberto Porcel

Es Abogado en la República Argentina, especialista en Derecho Comercial y experto en temas relativos a la falsificación marcaria. Socio en el Estudio Doctores Porcel, fundado en 1921. Los textos del autor en El Ojo Digital pueden consultarse en http://www.elojodigital.com/categoria/tags/roberto-porcel.