Conferencia: la mafia en la Provincia de Buenos Aires
Retranscripción integral de la conferencia ofrecida en la Universidad de Bologna...
Retranscripción integral de la conferencia ofrecida en la Universidad de Bologna, sede Buenos Aires (Argentina), el 31 de Mayo de 2016. 'La mafia bonaerense en el contexto internacional. El crimen nunca abordado en su dimensión organizada', a cargo de Teresita Dussart.
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I. GENERALIDADES
En la Argentina, los hechos criminales no se abordan en un plan sistémico. Se abordan como epifenómenos desvinculados los unos de los otros, a pesar de la recurrencia de apellidos, lugares, modos operatorios, durante décadas. Eso es en su realidad provincial y nacional. En cuanto a la perspectiva internacional, eso ya ni pensarlo. El hecho de no haber abordado el crimen argentino en su dimensión organizada crea un enorme problema de operatividad para los que están a cargo de reprimirlo.
No menos importante es que no exista ese enfoque cultural por parte de la sociedad civil, el cual permita apreciar su nocividad. Los fenómenos propios a la historia de todas las organizaciones criminales: control territorial, cismas, pasaje de la economía delictiva a la economía empresarial, aspectos militares en la organización de la represión a sus contrincantes, infiltración del aparato del Estado, organigrama, por citar algunos, no vienen siendo registrados.
A diferencia de la mayoría de las sociedades de crimen organizado, el crimen argentino no se dio nombre. A pesar de algunas relaciones con la región de origen de la emigración, la mafia bonaerense no es una emanación diaspórica ni de la Cosa Nostra, ni de la Camorra, ni de la ‘dranghetta, aunque se detecten algunos rasgos, sobre los cuales volveremos. La mafia bonaerense es una creación autóctona que fue creciendo merced a la ignorancia del fenómeno, sin el cuadro normativo antimafia que se fue imponiendo en Italia desde fines de los 60, con un reconocimiento institucional del hecho.
A través del estudio de una serie de casos que atraviesan los últimos treinta años, vamos a demostrar que las grandes actividades delictivas y sus franquicias de delincuencia intermediaria se dan en un mapa de contacto que se adapta y sobrevive.
El crimen argentino ha seguido en parte la evolución de la mayoría de las sociedades de crimen organizado en el mundo. La primera etapa fue el gansterismo, fruto de rapiñas y de las oportunidades de ilícitos según se presentan, hasta la inversión en la economía lícita, edilicia principal, pero no excluyentemente. A diferencia de fenómenos comparables en Sicilia previos a la Cosa Nostra, cuando se desarrollan los movimientos de rebeldía al poder latifundista, previo paso a la organización de la mafia, en Argentina el gansterismo no buscó en su génesis escudarse en organización de resistencia a alguna forma de poder. Se auto legitima en la búsqueda de un rédito económico financiero rápido. El curro. Sus raíces no nacen de la contestación al poder sino, al contrario, desde el poder de detención de las fuerzas de seguridad. No es ideológico ni partidista. Es pragmático.
Desde los años setenta, tanto el peronismo de izquierda como de derecha, a pesar del antagonismo de fachada, ha constituido un campo de entrenamiento para el secuestro extorsivo, al tráfico de droga y de armas, el robo de vehículos. A fines de los ochenta, ese recurso humano se consolida dentro un crimen organizado, que al no ser etnocentrado, al no ser fruto de una tradición particular, no ostenta prácticamente códigos mafiosos. El uso de la fuerza bruta no se ve entorpecido por ningún límite costumbrista. En cambio, sí se observa un sentido reflejo de pertenencia territorial, de lo que nosotros aquí como convención vamos a llamar mafia bonaerense.
Es importante enfatizar que en Argentina el crimen tiene por matriz la corrupción de las fuerzas. No se apoya en las fuerzas para lograr su cometido criminal, obteniendo una protección a través del cohecho o dadivas; surge de las mismísimas fuerzas. En eso es muy diferente de las organizaciones criminales italianas, las cuales son de raigambre localista y, si se respaldan en la corrupción, es para obtener protección política y policial. Lo más parecido al crimen organizado sería la mafia rusa gestada a fines de los 80 durante la era de Mihail Gorbachov en Rusia, cuando el crimen organizado surge desde los servicios en activa, aprovechando el estado de bisagra de un pasaje a otro del modelo de economía estatizado a la economía de mercado, con el objetivo de echar mano sobre los grandes complejos militar-industriales en fase de transición. Aunque en el caso de la mafia rusa, los sectores de la inteligencia institucional contaminada se apoyaban en ese entonces en el hampa para la ejecución de las bajas obras. En Argentina, las patotas enquistadas en ciertos segmentos de las fuerzas y el hampa forman un todo indisociable y autónomo.
En esta retrospectiva, vamos a hablar mucho de la Policía Bonaerense en los 90, porque en ese momento ese cuerpo instala la base de la sociedad criminal que sigue prevaleciendo, aunque sus protagonistas ya no formen parte de la fuerza. La Policía Federal está representada, pero aparece en filigrana, como menos constituida. No actúa en patota; actúa como soporte al crimen desde ciertas estructuras, en particular su sector de Inteligencia. A ello, hay que agregar la protección, cuando no presencia activa en la comisión del delito, y por parte igual, de los sectores de la Side en ese momento, la sección 85 y la Sala Patria. Los años 90 son determinantes porque es en ese momento que se destacan los “porongas”. Estos van a superar el test del atentado de la Amia, gracias a la formidable recuperación de los capos emergentes, durante la década pasada de la pareja Kirchner.
Dos líneas van a emerger a principios de los 90: la línea policial, y la línea militar. Esta última, conformada por la relación de varios individuos, con especialidades dentro del Batallón 601. Aquellos que conforman en los años 80 el elenco de las asonadas del alfonsinismo y luego del menemismo, conocidos como Carapintadas y sus simpatizantes dentro del ex Modin, entre los cuales también hay ex Montoneros pasados a la vereda de enfrente. A la línea policial y militar se agregan miembros del hampa residual.
Hay dos grandes zonas del crimen que no han variado desde entonces, la zona norte/oeste de General Rodríguez, Morón, Merlo, hasta Tigre, con un punto de inflexión a partir de la toma de posesión de una patota de la bonaerense del comisariado de Vicente López y, singularmente, de la División Sustracción de Automotores. Por otra parte la zona sur, con el infausto triángulo de Quilmes, Lomas de Zamora, Avellaneda, dentro del cual se destacan Almirante Brown, Banfield, Lanús, Berazategui. Se crea así el famoso corredor oeste de la delincuencia. Esa zona sigue siendo la zona de donde parten las pandillas que organizan, mientras hablamos aquí, los secuestros express o “cortitos” en la jerga del hampa. Burdamente hablando, hasta 1994 el norte es territorio criminal bajo influencia de la línea militar, y el sur de la línea policial.
La transnacionalización del crimen bonaerense empieza a tomar una cierta amplitud con el tráfico de autos robados que es lo que conduce al hampa, es decir esas dos líneas delictivas, a cruzar la frontera para colocar vehículos y autopartes robados en la zona de Triple Frontera. Al darse esa situación, pone ese recurso humano criminal en relación con el jet set de numerosos grupos criminales o terroristas que en ese momento transan en Ciudad del Este, Misiones, Foz de Iguazú. Las oportunidades que se gestan de su internacionalización van a ser nefastas para el territorio nacional y en el mundo, al crear una nueva puerta de salida para el trasiego de drogas hacia el exterior con un efecto domino muy concreto. La relación entre narcotráfico proveniente de América Latina y grupos terroristas de nueva generación, ultra violentos, es tal que el 21 de septiembre de 2015, el Consejo de Seguridad de la Unión de Estados Africanos se reunió para elaborar propuestas en base a un informe sobre ese tema. Tuve personalmente la oportunidad de apreciar, en el marco de una larga investigación, la evolución del contrabando de cigarrillos al trasiego de droga en Mauritania y lo que representó para la seguridad nacional de ese país, el pasaje del gansterismo acompañando ese primer ilícito, hacía grupos religiosos más estructurados, más armados para acompañar la cocaína llegada de América Latina al puerto africano.
Como en Italia con la Cosa Nostra en los 90, el crimen organizado argentino va a pegar el salto a la modalidad terrorista en dos ocasiones. Todos se acuerdan de los atentados contra los jueces Paolo Borsalino y Giovani Falcone en 1992 por parte de la Cosa Nostra. En ese momento, la mafia recurrió a la instauración del terror creyendo poder afianzar su poder impactando por la masividad del uso de la fuerza. Argentina casi concomitantemente vivió dos atentados terroristas, cierto muy distintos en el blanco elegido, en ese caso con un sesgo notoriamente antisemita, parte del acerco cultural del grupo criminal. Esto se inserta en una escalada de la violencia. El país en ese momento venía registrando episodios de barbarie, por algo la población los llamó masacre, como la “masacre de Wilde”, el 10 de enero de 1994. Pero el atentado a la Embajada de Israel y luego el de la mutual Amia, marcó un giro irrepetible en la historia criminal. Fueron dos atentados a 100% cometidos materialmente por mano de obra criminal argentina, cuya impunidad le permitió perseguir sus menesteres hasta la fecha, tras ser liberados en 2004 los miembros de las camadas conocidas como brigadas y armas.
No dejo de pensar en la existencia de una mente diabólica que seleccionó las piezas de este rompecabezas de manera distinta que en 1992. ¿Por qué no se compró una Traffic con un documento falso y se usó como coche bomba? ¿Qué necesidad había de ‘complicar’ el atentado de suerte tal que quedaran al descubierto infinitos bolsones de corrupción? Alguien, con infinitos conocimientos respecto del funcionamiento de las ‘mafias’ civiles y policiales y con acceso a información restringida y contactos relevantes nos mostró, a través de todas estas muertes, nuestras debilidades, cómo somos, cuan corruptas son las distintas esferas privadas y públicas, y envió las pistas a un lodazal ubicado en territorio monitoreado irregularmente por la policía bonaerense y sus bandas, pasando por las limitaciones y pecados de la Policía Federal y las mezquindades de la poco compartida ‘inteligencia’. Encontrar esa mente es el reto de esta causa, para evitar un próximo atentado” Juan José Galeano, extracto de la Resolución de elevación a juicio Amia I, 5 Marzo de 2003.
Dentro de poco veremos la relación entre el Víctor Stinfale defensor del neonazi Alejandro Sucksdorf y el Víctor Stinfale de Time Warp y de los muertos en Costa Salguero, 24 años después. Del tráfico de armas a las drogas de diseño. Alejandro Sucksdorf hacía parte de una camada de neonazis argentinos que se dedicaban al tráfico de armas: trotyl, fusiles Fal, ametralladoras, granadas. Juan Carlos Coppé y Jorge Pacífico, del mismo entorno, llegaron a traficar helicópteros. De esa camada, la línea militar o carapintadas, cuatro estuvieron presentes el día del atentado de la AMIA: Jorge Pacífico, Jorge Enrique Day, Miguel Aurelio Burgos, Miguel Ángel Calvete. Este último es el representante de los supermercadistas chinos o asiáticos en lo que hace al derecho de piso a pagar por la mafia china, cuando se instaló en la Argentina.
Entrada ya en este milenio, la mafia bonaerense alcanzara una fase de auge paradigmática, tal vez única en el mundo, consistiendo en borrar totalmente la barrera entre corrupción, ya no solo de las fuerzas, sino del poder político y crimen organizado. A partir de 2008 hasta pudo parecer que el Ejecutivo rivalizó con la organización criminal como si se tratasen de dos facciones opuestas. En particular sobre la cuestión de las mesas de dinero y de efedrina.
Relación con la pequeña delincuencia
En las sociedades donde el crimen organizado detenta un control territorial, la pequeña delincuencia es regulada por el mismo. La macro criminalidad ejerce una forma de regulación de la micro criminalidad. Al hacerlo garantiza una suerte de función retribuible políticamente. Es el caso de las mafias de Europa del Este.
A la ‘ndranghetta Calabresa, la racha de homicidios de la Cosa Nostra en los 90 le causó disgusto, en el sentido que creaba un clima de hostilidad social y de ruido contraproducente para la conducción de sus actividades. En el estado de Hidalgo, México, el crimen organizado se percató que la extorsión continua a los productores de limón generaba efectos adversos para la perennidad de sus ilícitos y le puso un fin. Pero el crimen organizado también puede expandir líneas de ilícitos menores que no interesan directamente a la cúpula del crimen organizado, y hacerlo como franquicias para mantener sus tropas satisfechas. Siempre en México, cuando Osiel Cárdenas, del Cartel del Golfo, crea los Zetas, nacen nuevos ilícitos ultras violentos, como la trata de personas, la ruta de migrantes clandestino de Centroamérica a Estados Unidos, por ejemplo. Esas actividades constituyen pequeños feudos de barbarie que el Cartel concede a sus hombres para enriquecerlos como cuentapropistas del crimen.
No está demostrado que sea el caso de la mafia bonaerense. Aunque exista un nivel de control de algunas ramas de delincuencia intermediaria bajo licencia mafiosa directa, como la de las barrabravas de fútbol (hooliganismo), los “trapitos”: por lo general la delincuencia urbana no tiene vínculos orgánicos o jerárquicos con el gran crimen organizado. Es verdad que los secuestros a los cuales estamos asistiendo se desarrollan desde hace años en el corredor Oeste, que fue el lecho de la macro criminalidad, pero parece tratarse de bandas autónomas. Sería de interés saber si existe un efecto de palanca de la macro-criminal hacía los organizadores de esta nueva racha de secuestros, como una medida de presión ante la pérdida de una parte substancial de su protección política, como medida de ajuste en la fase de transición.
El control de la pequeña delincuencia requiere de un respeto infundido por un Capo, de una tradición y de aspectos más terrenales como la posibilidad de una movilidad “profesional” dentro de la organización criminal. El capo o jefe de la organización debe además proteger de alguna forma su comunidad. No es el caso del capo bonaerense. Es un crimen organizado que se mantiene dentro del acervo cultural del gansterismo, mismo si pasó a mayores y alcanzó ya el nivel del blanqueo de activos a través de actividades más o menos lícitas. La relación entre crimen organizado y pequeña delincuencia sería distinta en la situación de Rosario, que no voy a abordar porque la conozco menos.
Efecto Mara
Dentro de lo que sería la sociología del crimen, siempre hay una dimensión más o menos esotérica, mística que concierne los ritos de iniciación de la sociedad secreta, la cual crea un efecto aglutinante. En Italia, la más sofisticada en ese rubro fue la Sacra Corona Unita en Pulía. Si no parece haber nada de similar en la sociedad criminal bonaerense, se observa en cambio un denominador común entre la macro y la micro criminalidad, que es la devoción de sus miembros a la secta umbanda, en su expresión sincrética con el culto a San La muerte. Secta cuya expansión estos últimos 20 años hace pensar en el fenómeno Mara en América Central, aunque no parezca existir otro vínculo entre estas que el efecto de imitación. Abordando una causa de narcotráfico, de tráfico de armas, o de cualquier ilícito tal como violación de menores -el caso de la joven Micaela recientemente- la cuestión de la pertenencia a la secta se presenta casi inmediatamente. Lo es en la expresión más violenta de la delincuencia, los secuestros express, robo al voleo, homicidios, pornografía infantil. Es una secta que exalta la realización de los deseos del delincuente, la superación de los obstáculos impuestos por la sociedad. El reo realiza “trabajos” para la buena ejecución de sus bajas obras. La hipersexualidad infantil, el incesto, la violación intrafamiliar, tal como los demuestran nuevamente los hechos juzgados últimamente.
El 14 de abril 2016, en Mercedes (Provincia de Buenos Aires) ante la Cámara del Crimen se demuestra la organización del condicionamiento conductual que deriva en la aceptación de la extrema violencia. Ha habido varios casos de crímenes rituales (Caso de Ramoncito González, de 12 años, en Corrientes en 2006, o el de la maestra Fabiana Raimundo, en 2012 en Santiago del Estero). Como para los Maras, hay reportes de ritos de iniciación que consisten en imponer al nuevo adepto cometer una violación o un asesinato para ser parte de un templo. La pequeña delincuencia adopta un lenguaje corporal inspirado de los Maras, así como la expansión del tatuaje como signo distintivo y la cumbia villera que exalta la delincuencia o el “choreo”.
El riesgo es de asistir en la Provincia de Buenos Aires a un fenómeno asimilable al de los Maras, aunque no relacionado orgánicamente con este. Un grupo o más bien pandillas, con un control territorial ejercido por individuos que han superado códigos de iniciación de corte enfáticamente apologéticos del delito ultra violento. Es cuanto más preocupante que en este rubro tampoco parece existir un abordaje sistémico del problema.
La adhesión a la secta no es el hecho de la delincuencia surgida de la marginalidad. En la causa Amia, los miembros del ex Modín fueron desenmascarados por una testigo: Mónica Cañete. Esa mujer era Mae en un Templo de Paso del Rey, al cual concurrían los miembros de la línea militar del crimen organizado. Los tres hermanos Lanatta, secuestradores, homicidas, extorsionadores con apoyo de la DDI de Quilmes, parte de lo que sería luego el esquema de la efedrina y de los fármacos adulterados, concurrían por su parte a un templo de Florencio Varela. Y podríamos seguir.
Ya que mencioné a los Lanatta, para entrar en el vivo del tema voy a repasar alguno de los grandes hechos criminales de estos últimos 30 años que demuestran la existencia de un crimen organizado. No se puede cubrir la amplitud del abanico de ilícitos, me voy a conformar en reconstituir aquellos hechos puntuales que puestos en una perspectiva histórica se puede decir con toda seguridad que fueron determinante en la formación del crimen organizado bonaerense.
Para utilizar una definición pragmática de lo que es crimen organizado, retengo la del FBI: El buro federal entiende por crimen organizado cualquier grupo que aparenta una estructura formalizada y cuyo primer objetivo es el de obtener dinero a través de actividades ilegales. Esos grupos mantienen sus posiciones a través de la imposición o amenaza de violencia, de la corrupción de funcionarios públicos, infiltración o extorsión, y generalmente tienen un significante impacto sobre la gente en sus localidades, región o en todo el país.
II. DE 1994 A 2016
1994 empieza en un ambiente de guerra gansteril entre las líneas policías y militares del crimen organizado. El 28 de febrero de 1994, una superbanda integrada por fuerzas de seguridad y de inteligencia intercepta en General Rodríguez a un camión de caudales con proyectiles especiales y de alto calibre. El que realiza esa operación es Mario Héctor Rodríguez, alias “Chorizo”. Quienes son arrestados conforman el grupo de Máximo Nicoletti, compuesto de ex Montoneros y ex represores de los mismos. Una fusión muy común dentro de la línea militar del crimen organizado. No es de extrañarse. Nicoletti fue un Montonero que paso a trabajar como agente de inteligencia de la Marina. Fue carapintada. El grupo de Nicoletti se dedicaba en 1994 al asalto de camiones de caudales y competía con un grupo de policías de la bonaerense que le disputaban su feudo por excelencia, General Rodríguez.
El caso es que Nicoletti en ese momento interpreta ese arresto por un exponente de la línea policial del crimen como un acto de deslealtad. Por otra parte, Juan José Ribelli, comisario a cargo de la división Sustracción de Automotores de Vicente López y socio del comisario mayor Rodríguez (el cual huelga agregar será considerado aunque no juzgado como el autor intelectual de la masacre de Andreani en 1996), tiene casi concomitantemente que pagar los platos rotos de un acto de salvajismo de su patota que acarrea desde la época en que trabajaba en la zona de Quilmes. Hecho conocido como la masacre de Wilde, en la zona sur, partido de Avellaneda. El ambiente está muy caldeado.
Hate Groups
Un personaje que está en el centro de las facciones policial y militar es Carlos Telleldín. Telleldín viene siendo controlado dentro de la lógica criminal por Alejandro Brousson, el jefe de la sección denominada “Sala Patria” de la Side, afín a la línea militar. El malviviente, muy activo en la zona de Villa Devoto (oeste de la Ciudad de Buenos Aires), es muy respetado por ser el hijo de Raúl Telleldín, quien dirigió la temible D2 durante la dictadura en Córdoba. Brousson y Telleldín tienen un trato privilegiado con Carlos Castillo, alias “el Indio”, traficante de estupefacientes, de armas, neo nazi, ex batallón 601, implicado en el secuestro extorsivo y luego asesinato de un dirigente gremial de trabajadores del Hipódromo de la Plata en 1976 y mucho más. Con Rodolfo Galimberti, fundador de Juventud Argentina de Emancipación Nacional (JAEN), grupo de extrema derecha e izquierda a su vez y cerebro del secuestro de los hermanos Born; con Aldo Rico, presidente del entonces partido neo nazi Modin, y otros, de los cuales ya hablaremos, conforman un grupo más o menos homogéneo que sólo divide la cuestión de la supuesta traición al ex carapintada también antisemita y algo chaplinesco, Mohamed Ali Seineldín (muerto en 2009).
En Estados Unidos, tal línea militar del crimen organizado, entraría en la definición del “hate group” o grupo de odio. Grupos que en una sociedad sana deben ser monitoreados porque además de incurrir en delitos infamantes de derecho penal común son susceptibles a todo momento de incurrir en el crimen de odio, inclusive terrorismo o incitación al terrorismo.
El Indio y Telleldín tienen vínculos con otro grupo gansteril, policial éste, denominado la banda del Tío Mario, del nombre de un comisario de la bonaerense involucrado en tráfico de estupefacientes, robo de automotores y varias otras líneas de delito. De esa banda policial hace parte el suboficial Omar Gustavo Aspiazu, que terminó siendo comisario principal de Morón a pesar de tener 22 expedientes por hechos gravísimos, entre ellos dos homicidios Termino siendo Comisario en Morón, donde el intendente Juan Carlos Rousselot fue un aliado de Nicoletti. En ese momento las patotas van extendiendo su poderío e inversiones a la zona Norte-oeste del conurbano.
Justamente, la Trafic blanca utilizada para el atentado del 18 de julio de 1994, Telleldin la entrega a la Brigada de la Unidad Regional del Tigre, la Comisaría XII de Mario Naldi. Entiendo que para muchos de ustedes esa parte no vale la pena ser mencionada por que fue anulada por el episodio conocido como el video del juez Juan Galeano. El hundimiento de esa prueba fue gestada por Víctor Stinfale, el abogado de Telleldín, en ese momento, ex abogado de Alejandro Sucksdorf, ya lo hemos dicho. Fue un ejercicio de deslegitimización de la prueba, del juez y de la investigación en todo comparable a lo ocurrido con los “pentiti” (arrepentidos) y jueces de la causa Falcone en Italia. Una operación que puso de acuerdo a la línea militar y la línea policial. La entrega de la Trafic a la “brigada de los del Tigre” por agentes de la bonaerense viene corroborada por otra escucha, de todos modos, que es la de Juan Carlos Nicolau y Carmelo Juan Ionnu, alfiles de Ribelli que lo siguieron del sur al norte del conurbano. Es un hecho fundador que coloca la mafia bonaerense al centro de un hecho terrorista de magnitud sin precedentes.
Naldi es socio de un grupo de aseguradoras. En esa época un ilícito recurrente de la mafia bonaerense es el fraude al seguro. Tanto es así que acabarían con el sector del reaseguro. Es una veta que tuvo sus muertos también pero no es la idea hoy enfocar ese aspecto. Una de esas aseguradoras, muy importante es laGlobal Solution, de la cual hace parte Juan José Ribelli, el de Wilde, del atentado de la Amia, el dueño de la División Sustracción de Automotores de Vicente López, pero que hizo toda su carrera en Lanús, Quilmes, Avellaneda. En sus dos agencias de venta de automotores, una situada en el seno mismo de la división policial, se dedica al robo de automotores precisamente, y para ello procede a detenciones extorsivas. Otros socios de la Global Solution son Pedro Antonio Klodzyck, jefe de la PBA, José Victor Vetrugno, Mario Héctor Rodríguez (el de la detención de Nicoletti) y, muy importante, Oscar “Cocodrilo” Rossi, hombre fuerte de la comisaría de Vicente López que luego será director de Seguridad de ese municipio, epicentro de casi todo. Naldi está implicado ya en ese momento en una mexicaneada, o, mejor dicha, argentinada, dentro de la Operación Flamenco, en 1991, cuya razón de ser era de secuestrar 300 kilos de cocaína que iban a ser embarcados a España, no compartirlos. En 1999, haría lo propio dentro de la operación Strawberry, siempre con el mismo coequipier, Antonio Stiusso, porque la línea policía se afianza en ese momento a la sección 85 de la Side y durará así mientras se mantenga la hostilidad entre las dos facciones.
La Global Solution tiene un contrato de seguridad con el municipio de Vicente López y a través del Cocodrilo atiende el servicio de guardia pretoriana de Alfredo Yabrán, del cual es nombrado jefe de seguridad. Eso incluye los locales de depósitos fiscales Edcadassa. Tanto Naldi como Rossi van a instalar la pista pasional para encubrir el asesinato del periodista José Luis Cabezas en 1997 y luego confiar la defensa de los autores conformando la denominada Banda de los Hornos al abogado Juan Martin Cerrolini, el cual hasta la fecha actúa en las causas que involucran a miembros de la bonaerense, desde el atentado Amia (defensa de Claudio Walter Araya y de Marcelo Gustavo Albarracín, hasta en 2011 en el caso del helicóptero Robinson 44, el cual implica la cúpula de esa fuerza bajo la administración de Daniel Scioli como gobernador y Florencio Randazzo como ministro de Interior y Transporte).
Cuenta en su deposición, Leandro Angel Reisse, un ex 601 contratado por el FBI y que declaró ante el juez Galeano: “A mediados de 1990 hasta julio de 1992 vuelve a trabajar en Colombia para la DEA. Operan un secuestro de un conteiner en la ciudad de Nueva York, el cual en sus paredes puestas en forma falsa, contenía diez millones ochocientos mil dólares en billetes chicos producto del lavado de dinero, y que pertenecía al Cartel de Cali. Por lo cual se produjo el arresto del responsable financiero de dicha organización delictiva de nombre Camilo Gómez. Agrega que los conteiner venían consignados a la Argentina para la firma Edcadassa.”
En ese entorno son asesinadas varias personas. Una es el ex titular de la Aduana, el brigadier Rodolfo Echegoyen, que fue encontrado “suicidado” el 13 de diciembre de 1993. Había anticipado que haría revelaciones sobre Alfredo Yabrán, del cual había sido socio, sobre temas relacionados a droga, lavado de dinero y una conexión militar. Un nombre resonaba muy fuerte en torno a ese crimen, el del brigadier general José Juliá, el padre de los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá arrestados en el aeropuerto d’El Prat con 900 kilos de cocaína en 2012. Pasado y presente van juntos. Estamos hablando de una unidad de crimen organizado.
El padre de los Juliá fue sindicado como el jefe de una red narco militar. Quien defiende los hijos es el abogado José Manuel Ubeira, socio de Ribelli, del cual vamos a hablar dentro de poco. El otro asesinado es el subcomisario Jorge Omar Gutiérrez, de Avellaneda, el 29 de agosto de 1994 al borde de las vías del Ferrocarril Roca, Estaba investigando rarezas acaecidas en los depósitos de la Defisa (Depositos fiscales SA), la cual estaba llena de Fiat Ducato. Ese depósito lo controlaba la División de sustracción de automotores de Vicente López, es decir Ribelli y Rossi. Otro asesinado es el oficial de la bonaerense Ricardo Abel Sosa, el 28 de enero de 1996. Investigaba un grupo de oficiales de la misma fuerza que se dedicaba al robo de Trafic blancas y ambulancias. En esa época, es de recordar que las falsas ambulancias eran utilizadas para el trasiego de droga. Su investigación apuntaba a la División de Automotores de Vicente López. Su crimen es investigado por los mismos que la víctima investigaba y previsiblemente queda en la nada. Otro crimen toca esta vez tanto a la línea militar-Modin como policial, es el caso del policía bonaerense Angel Dionisio Cañete, el 9 de abril de 1997, relacionado a Telleldín. Aparentemente se trata de una equivocación. La víctima debía ser su hermano Marcelo Isidoro Cañete, quien en su declaración del 15 de diciembre 2012 describe un homicidio en relación a un vuelto de ochenta mil dólares de los quinientos mil que debía entregar un emisario a dos semanas de ocurrida la voladura de la Amia.
Según esa declaración, Jorge Pacífico, el ex carapintada explica a Cañete que esa suma corresponde al pago de los explosivos. En la escena del crimen, además del diciente se encuentran Pacífico y el jefe de la custodia de Duhalde, nunca referido por su nombre sino por su alias “El Gordo”. Jorge Pacífico es una relación de Máximo Nicoletti, los dos fueron buzos tácticos en la marina.
El rol de los Cañete hasta 1994 parece demostrar que la línea policial y militar del crimen organizado no siempre estuvo enfrentada. De hecho, Eduardo Duhalde, ex gobernador de la Provincia, se mantiene en línea equidistante y en empatía con los dos.
Hay muchos más nombres que aparecen en este esquema, pero la idea es de plantar el escenario. Hay dos entidades gansteriles que están creciendo en una lucha de poder y cuyo reto principal son los estupefacientes. Las dos se afianzan en su competitividad a dos sectores de la inteligencia, y las dos tienen abogados muy identificables que las defienden desde entonces. Las dos facciones tienen una puerta de salida hacia el exterior y un acceso al narcotráfico que pasa por la Triple Frontera. La pista militar tiene más llegada por ser más antigua en ese terreno. A su vez el hampa en Ciudad del Este y zonas aledañas estaba cambiando considerablemente con el incremento de libaneses y asiáticos que aportan sus propios negocios mafio-terrorístico. En el expediente Amia se puede leer que siete libaneses fueron a entrenarse en el Campo de entrenamiento de Alejandro Sucksfdorff de la Isla Arroyo Antequera. Evidentemente, eso es algo que la línea militar podía ofrecer a aquellos que tenían una clave de acceso al mercado internacional de droga y armas que la policía bonaerense no podía aún ofrecer a principio de los 90.
Avanzando hacia el presente
En el Modin, en ese momento se cuenta con personalidades del hampa local muy importante que abren sobre otras realidades criminales de la década por venir. Juan Carlos Eslaiman Alé, presidente del Bloque Modin es conocido por sus posiciones antisemitas. Fue uno de los autores de la profanación del cementerio de Berazategui. En casa de los padres de los hermanos Lanatta, Martín y Christian, calle 30, al número 668 vivió el hijo de Eslaiman Alé, Norberto Gabriel Alé. Esa es una de las manifestaciones de los vínculos de la sociedad criminal bonaerense. En torno a Alé gravitan varios intendentes nacidos a la leva del Movimiento Nacionalista Tacuara y la Juventud Argentina de Emancipación Nacional (JAEN) ya nombrado Galimberti. Este tiene fluidos contactos con el Hamas y el Hezbollah, del cual es un referente en América Latina. Dentro de Montoneros, Galimberti creó una división criminal que denominó “Columna Norte”, que va de Vicente López a Tigre. Precisamente el territorio disputados por todas las facciones criminales en los 90.
Entre los intendentes pertenecientes a esa matriz esta Raúl Othacéhe, el cual será recuperado por el Frente Para la Victoria. Ya lo dije. Pero es importante a la hora de analizar la dinámica de esta sociedad criminal, el despojarse de categorías ideológicas, salvo cuando sea peronismo bonaerense, eso sí. El resto resulta una entelequia y una pérdida de tiempo. No hay sino disputas territoriales entre facciones mafiosas.
Juan Carlos Rousselot, peronista como todos ellos, entonces intendente de Morón, incursiona en licitaciones raras con el grupo Socma de Don Francesco Macri. Rousselot es una pata importante del poder de Máximo Nicoletti, de General Rodríguez. Hay un contacto en esa misma matriz que no se puede pasar por alto que es el inefable radical Enrique “Coty” Nosiglia. Una excepción, al no ser peronista, aunque se dice de él que es el radical más peronista de los radicales.
En la relación de los Alé como de los Lanatta se han cometido varios secuestros extorsivos. Un relacionamiento dentro de este mapa de contactos es el predecesor de Martín Lanatta en cuanto a tráfico de armas, Luis Kessler, el cual provee armas de grueso calibre a la patota de Vicente López. Más tarde Lanatta también llamado “Pepe Portación” lo hará a través del local “Pizzu”. Pizzu, como el Pizzo italiano, el impuesto extorsivo mafioso. La armería se sitúa en Florencio Varela. La totalidad de las armas del Renar estuvieron en un momento en el local Pizzu.
Lavado de dinero
Si la línea militar ha aprendido muy rápido a utilizar los circuitos de lavado de dinero internacional a través de Seineldín, que fue agregado militar en Panamá, y las relaciones mediorientales del antisemita Galimberti, la línea policial por su parte se apoyaba en las mesas de dinero del micro centro que es donde hicieron sus primeras armas los Pérez Corradi, los Forza y otros de igual índole.
Las mesas de dinero de la City paralela en 2008 son lo más rudimentario que hay. No estamos frente a una organización criminal que blanquea fondos comprando productos derivados o Exchange Trade Funds (ETF). Es un blanqueo al nivel del recurso humano criminal. Gente muy ignorante. El dinero pasa de las cuevas del microcentro a su alter ego en la frontera verde de Monte Caseros, Colonia, Brasil o Paraguay. No necesita esconderse demasiado tampoco, ya que se beneficia de una total impunidad del gobierno que es parte activa de las operaciones de blanqueo.
El aporte del kirchnerismo a la economía criminal invita a una comparación muy neta con los métodos ‘ndrangetista: el uso de la economía social. En Calabria sería la Azienda Sanitaria Locale, o asl, por el desvío de fondos públicos que ocasionó y blanqueo de activos a su vez. Lo mismo se puede decir del Pami.Sueños Compartidos fue otra joint-venture del crimen organizado y del gobierno para el desvío de fondos de la economía social. Si ninguno de los proyectos inmobiliarios sociales vio el día, los proyectos de narcocountries en la zona que va de Lobos a Ezeiza registraron un imponente viento de cola.
Y aquí aparecen los mismos de vuelta. La fase de lavado a través de proyectos edilicios se traduce por varias estructuras. J. Inversiones Inmobiliarias, J. Constructora, Christian Group, son algunas de ellas. Pertenecen a Juan José Ribelli. El contador de Ribelli en varias de esas estructuras es Fernando Luis Koval, que lo es también de Sueños Compartidos, el proyecto cuyos fondos fueron transferidos para desaparecer a la estructura de Hebe de Bonafini. Carlos Broitman el socio de Ribelli, del cual vamos a hablar mucho cuando se trate de efedrina, y de Esteban Ibar Pérez Corradi, sindicado como el autor intelectual del triple crimen de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damian Ferrón; ese Broitman es el abogado de Guillermo Greppi, estructura de la city paralela que se hizo conocer por poder frenar un allanamiento con un simple llamado telefónico a Carlos Liuzzi, el número 2 de Carlos Zannini, entonces Director de Legal y Técnica y hombre de confianza de Cristina Fernández.
Una de las estructuras legales de Ribelli es Ecology Group, en asociación con el abogado José Manuel Ubeira, que lo es también de Federico Elaskar, el propietario de la SGI del Madero Center, relacionado al lavado de activos de uno de los testaferros de Cristina Fernández, Lázaro Báez, que no es necesario presentar. Ubeira es nombrado jefe de Gabinete en la Administración de Parques Nacionales, lo cual viene bien para una estructura como Ecology Group. Hay otras estructuras pero no terminaríamos más.
Es un círculo perfecto que no busca realmente esconderse. Broitman, el cual en 2005 viajaba con mención Side mientras su socio venía siendo defendido por el hombre de la central de inteligencia argentina, Stiusso, y Cristina Fernández. Así mismo defiende la cueva con acceso a la Casa Rosada donde se lavan todos los cheques relacionados a las tres grandes causas espurias que rebotan directamente sin airbag hacia los Kirchner: la Propyme de Greppi. Defiende a Henry de Jesús López Londoño, “Mi Sangre”, el narco colombiano para el cual Sergio Berni hizo denodados esfuerzos para anular el procedimiento que culminó en su arresto por agentes colombianos y, a su vez, defiende los hermanos Juliá que partieron de la base militar de Morón con total anuencia del gobierno de Cristina Fernández. Aquí también la economía social hizo un guiño. Uno de los hermanos, Gustavo Juliá, fue echado del Pami por desvío de fondos, pero eso fue antes de la joint venture con los Kirchner. El avión usado por los Juliá para el transporte de la droga pertenecía a dos estructuras contratabas por el Pami. En los 90, ambulancias se encargaban de trasladar la droga, en los 2000, aviones. Otro vínculo entre la facción pareja Kirchner y la mafia bonaerense: Néstor Kirchner puso en calidad de socio de Ribelli al comisario mayor y jefe de la policía federal, Miguel Ángel Colella, en una de sus estructuras de inversiones inmobiliarias, la Christian Group. No perdamos de vista que Ribelli le debe la libertad al testimonio que la presidente aporta al TOF IV en 2004, sincronizado al de Stiusso. Es un esquema cerrado.
En cuanto al uso de la economía social esto es sólo 5% de lo que habría por decir, pero el tiempo nos es contado a pesar de la generosidad del honorable huésped.
Es en ese esquema que desaparecen Leopoldo Bina, Damián Ferrón, Sebastián Forza, Esteban Pérez Corradi (prófugo o asesinado), Damián Stefanini -desaparición elegida o forzada-, Mariano Benedit (suicidio o asesinato), Hugo Díaz. Es también en ese marco que Leonardo Fariña es reciclado.
Precursores químicos
Hasta ahora, el crimen organizado hace lo que todos los grupos criminales hacen. No ha alcanzado una especialidad. Lo va a lograr con los precursores químicos. Desde los albores de la década pasada, la mafia bonaerense entiende que los precursores químicos, psicótropos o no, abren sobre una veta sin fin. Primero para inyectar en el mercado copias de medicamentos de calidad variable y en un segundo tiempo para producir drogas de diseño. El tráfico de efedrina se da conocer con el Triple Crimen de General Rodríguez y evidencia una parte del negocio, pero solo una parte. Después de 2008 las cosas siguen estrictamente iguales. Basta ver el lista de la ANMAT de importadores de efedrina en el país en 2015, con o sin registro, para entender que nadie se inmuto. Al contrario, la legislación se hizo más laxa. En 2010, la resolución 1227/2010 del ahora ex director de la Secretaría Nacional antidrogas (Sedronar), José Granero, impuso una norma que permitía básicamente a cualquiera importar precursores. “Podrán solicitar su inscripción en la categoría Pequeños Operadores de Precursores Químicos todas aquellas personas físicas o de existencia ideal, y en general todos aquellos que bajo cualquier forma y organización jurídica adquieran en el término de un mes calendario las substancias puras incluidas en las lista I, II (las más peligrosas) del anexo del decreto 1095/96, modificado por su similar nº1161/60.”
En cuanto a los hechos acaecidos en 2008, los personajes alcanzados por la justicia son los autores materiales pero no los capos. La relación de Ribelli a Pérez Corradi es una relación jerárquica más que de abogado a cliente. También está demostrado que los abogados de los hermanos Lanatta y Schillaci están pagados por Ribelli. A la mafia bonaerense se le agregó la participación activa de una línea del gobierno en carrera para su control a través de los hermanos Zacarías, Osvaldo Goicoechea jefe del Bloque FPV en el Senado de la Provincia de Buenos Aires y mucha gente que en ese momento apunta a hacerse del negocio y seducir al Mexicano Jesús Martínez Espinoza, traído al país por Raúl Martins, el jefe de los prostíbulos de la Side. Hay varias traiciones de por medio. Traiciones que se traducen también por el fin del idilio entre Kirchnerismo y el reino de Horacio Antonio Stiusso, alias Jaime. Una expresión del final de ese idilio será la ejecución del Pedro Tomas Viale, alias el Lauchón, unos años después, el 9 de julio de 2013. El Lauchón se había presentado ante la justicia de Mercedes para declarar sobre el Triple Crimen, pero su testimonio no fue recibido, lo alcanzaron las balas antes.
La realidad es que a la fecha se desconoce el móvil real del Triple Crimen. La cuestión de las deudas de Forza como móvil no convence. En ese ámbito todo el mundo tiene deudas y Forza acababa de cancelar una deuda importante con el mexicano. Parece que Forza estaba realmente ganando la confianza de Jesús Martínez Espinosa y las mafias tienen en común que no toleran el free-lance. No hay una sola gran causa de narcotráfico de estos últimos 20 años, de las que se llegaron a conocer, que no ponga en escena las 150 personas activas en ese rubro. No podemos desmenuzarlas todas pero pensemos en Carbón Blanco en 2012 y entrecrucemos los protagonistas, veremos que todos pertenecen a una misma sociedad del crimen. No hay free-lance.
Narcovia
No se puede abarcar todos los rubros de la mafia, pero el sindicalismo peronista, sin lugar a dudas, ocupa en ese mapa de contactos un lugar importante. Un personaje que se destaca en la transformación de Argentina en narcoestado es el recientemente depuesto Enrique Omar Suárez, alias “Caballo”. Esta mañana [ndla: 31 de Mayo, día de la conferencia] se volvió a hablar de algunas de sus muchas turpitudes. El Caballo reinó sobre la Hidrovía, también conocida como Narcovía, desde 1988, cuando llegó, armas al puño, al Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU). El Caballo Suarez remite a la vieja línea militar de represores y Montos, ex 601 y Carapintadas. Entre sus contactos están Aldo Rico, Mohamed Seineldin, Carlos El Indio Castillo, pero también Enrique Nosiglia, alias el “Coty”. La mayoría de sus contactos están identificados con causas de tráfico de drogas y extorsión. Algunos como Osvaldo Forese fueron represores identificados con los peores símbolos de la última dictadura. Forese fue parte del grupo de tareas de Automotores Orletti. Eso no es un problema para Suárez, quien visitó a Massera en cárcel, a Mohamed Seineldin y Aldo Rico cuando fueron arrestados en Campo de Mayo en 1990. No obstante, Suárez fue y es el sindicalista preferido de Cristina Fernández.
Una de esas estructuras, Maruba SA, viene siendo consistentemente acusada de trasiego de droga proveniente de Colombia. En Mar del Plata dirigió hasta hace poco la única empresa autorizada a gestionar permisos de portación de armas ante el Renar. Lo cual le garantizó un trato fluido con Lanatta. Sería demasiado largo mapear la red de contactos de Suárez en Mar del Plata: jueces, abogados, policías provinciales, todos abocados a su protección.
Cuando los hermanos Lanatta y Schiavi son arrestados en Cayastá, Santa Fe, están a 460 km de Monte Caseros (Corrientes) y todo indica que se dirigían hacia haci el feudo de Suárez. La denominada nueva triple frontera con Brasil y Uruguay es donde van los cuevistas al final de la era kirchnerista a transar dólares, reales, euros y cheques endosados. Monte Caseros podría ser donde transitó Damián Stefanini en su misteriosa fuga. El Mini Cooper FSB que usaba fue encontrado no lejos de allí, en un garaje de Paso de la Patria. En cambio su Austin ella será encontrada en Vicente López.
Omar Suárez tiene una empresa, San Jorge Marítima, y una fundación que le sirven para extorsionar a las grandes compañías de petróleo obligándolas a pagar por inexistentes cursos de capacitación. Varios episodios de extorsión sobre la Hidrovía estuvieron a punto de terminarse en catástrofes humanitarias y ecológicas. A través de su fundación le dedicó una radio a su amigo Jorge Bergoglio, el Papa Francisco. Bergoglio hace parte de la misma red peronista de la línea Galimberti . Lo que los argentinos interpretaron como un Bergoglio opositor fue en realidad un enojo de una franja peronista, la del ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde. Pero los amigos de Bergoglio son los mismos que los del Caballo. De hecho el Caballo, a pesar de su prontuario, es recibido periódicamente en audiencias privadas por el Papa en el convento de Santa Marta. Entre las numerosas cuentas que tiene el Caballo Suárez, una es en el Banco Espíritu Santo sede de Ginebra. Un local donde sólo se puede abrir cuentas si se es introducido con sendas referencias.
El narcotráfico es por vía fluvial, marítima y por los aires. Es aquí que el caso de la desaparición del Robinson 44 ilustra nuevamente la densidad de la relación entre el narcotráfico, la mafia que tradicionalmente opera y el ex gobierno. El 3 de noviembre 2011 desaparece Alejandro Ferzola a bordo del helicóptero matriculado LVZYO entre Brandsen y Santa Teresita.
Ese helicóptero pertenece por mitad del punto de vista societario, en los hechos en el 100% al comisario mayor Néstor Martin, quien es director de Coordinación de Delegaciones Administrativas del Ministerio de Seguridad de la misma provincia. El helicóptero es comercializado por Leopoldo Ornass, Director de Operaciones Aéreas del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires. Ferzola fue también representante de la maldita policía. Trabajo con Mario “Chorizo” Rodríguez. El que arrestó Máximo Nicoletti, el de la Global Solutions, y de las operaciones espurias de Vicente López, entre otros. Ese helicóptero ya había tenido un accidente registrado con vegetales en las palmas, típico de los aterrizajes de las pequeñas naves usadas para el trasiego de droga. El mapa de contacto lo acerca de hecho a personal de la mafia del Caballo Suárez. Cuando investigan ante las cámaras Néstor Martin y Leopoldo Ornass en ningún momento aluden al hecho de que el helicóptero es suyo y el piloto es su socio.
Por un informe de la Secretaria de Inteligencia se supo que dos hermanos, especialistas en secuestros, robo de casas y narcotráfico de la provincia de Buenos Aires, Jorge Alberto Salort y Fernando Jorge Salort, intentaron vender ese mismo Robinson el 4 de noviembre de 2011. Abro un paréntesis pero hay muchas fratrias en el esquema mafioso. Raro es el protagonista que no tenga un hermano que lo secunde. Residente en Mar del Plata, Jorge Salort tiene pedido de captura internacional por comercialización de estupefacientes y precursores químicos. La causa 3650/11 abarca además de Salort a toda una red dedicada al tráfico de estupefacientes elaborados y destinados a ser comercializados fuera del territorio nacional”. Entrecruzando nombres se pueden encontrar vinculaciones interesantes con el Triple Crimen de General Rodríguez. Siempre estamos en el mismo mapa de contactos.
No es descabellado preguntarse si ese helicóptero no fue luego a parar a manos de Pablo Argyz, el cual registro un Robinson 44 el 19 de enero de 2012, unos meses después de la tentativa de venta por los Salort. Argyz era el socio de Cielo Patagónico SA, empresa creada por Ricardo Barreiro, jardinero y testaferro de la pareja presidencial. Poco tiempo antes Argyz había empezado a trabajar para la ANAC, con lo cual matricular una nave, sea cual sea, no hubiese sido un problema. El helicóptero fue registrado con la placa de matriculación LVZHW. El 15 de diciembre 2014, Argyz muere en un accidente con el mismo helicóptero, el cual fue incendiado. No es la única muerte alrededor de esa nave. Skydec, la empresa de tutela del helicóptero comercializado por Ornass, manejado por Ferzola fue vendido a Néstor Martin por un viejo socio de Néstor Kirchner, Raúl Clebañer, el cual se tira de la ventana de su departamento rosarino un mes después de la desaparición de Ferzola. Para hacer callar los reclamos de la madre de Ferzola, inconsolable, se le acerca el abogado de las causas sensibles del kirchnerismo, Juan Martin Cerrolini, actual abogado de Telleldin, y de Rafael Di Zeo de la Barra Brava de Boca, La 12, que ya presentamos.
III A MODO DE CONCLUSIÓN
Esos hechos demuestran que existe una organización, la cual si ya estaba estructura desde los 90, y ya había alcanzado un nivel de transnalización importante, se benefició no obstante de una oportunidad histórica con la llegada de los Kirchner. Una ocasión tal vez irrepetible en la historia criminal argentina. En la Anac, Sedronar, Anmat, Secretaria de Inteligencia (Side, SI, luego AFI), en todos organismos sensibles del Estado, todo fue hecho a su medida. Lo mismo se puede decir de los ministros de seguridad de la Provincia de Buenos Aires de Stornelli a Graneros, y de la Nación, con el inefable Sergio Berni. Es muy difícil especular, a contrario, que sería de la evolución de la mafia si no hubiese existido el Kirchnerismo.
Es ahora que lo vamos a saber. Porque por encima de los Ribelli y de aquellos que amasaron fortunas pero les cuesta olvidar la jerga tumbera, están los que nunca estuvieron en cárcel. Aquellos que se codean al más alto nivel del Estado y hacen oficio de árbitro, que trenzan pactos, que evitan las cámaras y cuya sombra nunca estuvo lejos del delito.
El crimen organizado es percibido por algunos como una sociedad paralela o diferenciada, cuyos intereses, por nefastos que sean, sólo impactan principalmente a quien haya dado el beso mafioso alguna vez.
Eso es una equivocación. El crimen organizado apunta a la captura de Estado -y diciéndolo cito los autores Luis Jorge Garay Salamanca y Eduardo Salcedo Albarrán- a despojarlo de sus atributos, poderes y contrapoderes, ocupando los estamentos estratégicos, para ponerlos al servicio del rédito capitalístico que atañe solo al grupo mafioso. Instala un modelo de actividad empresarial que es el de la economía parasitaria. Por todas partes donde hay una mafia, aun cuando pasa a la economía licita, sus negocios poco tienen que ver con la generación de riqueza. Son negocios que se crean a través de desvío de fondos públicos, de participación en licitaciones trucadas, de compras de empresas al estado con subvenciones garantizadas y/o garantía de una posición dominante, de gestión de negocios en un mercado cartelizado, rompiendo con todas las normas de la OMC y las leyes nacionales sobre la regulación de la competencia, haciendo esta imposible. Y eso vale no tan sólo para los operadores internacionales; vale para los productores nacionales que no tienen acceso al mercado por la obstrucción mafiosa tanto de las autoridades de regulación corrompidas como de las etapas de distribución o del sistema financiero en manos del crimen organizado.
Se ha arriesgado alguna vez la idea que la mafia es el paso previo a la economía de mercado. Es falso. El derrocamiento de la mafia es la condición de una economía de mercado. Una de las formas de blanqueo de capitales consiste en la compra en cascadas de empresa a través de una ingeniería de sociedades offshore, pero no en calidad de fondo de tipo private equity, abierto con interés en el crecimiento de la empresa, sino a través del auto endeudamiento a tasas usureras de la empresa. Lo que la mafia blanquea, aun dentro de la economía lícita, o gris, no corresponde a las reglas del capitalismo liberal sino del capitalismo depredador.
Los recursos humanos en una sociedad tal son los del control del circuito clientelar. La confianza de índole privado aparece infinitamente más importante que la confianza fundada sobre la certeza de tener la persona idónea. La cultura mafiosa instala el nepotismo, tribaliza el funcionamiento de la vida económica e institucional, reduciéndolo al perímetro de la familia, única concesionaria de la “confianza”. Esa sociedad no puede desarrollarse y, precisamente, no puede inspirar confianza para todo aquello que no tenga que ver con negocios espurios.