En compañía de persas
El autor, Philip Giraldi, comparte su experiencia tras regresar de la República Islámica de Irán.
Acabo de retornar a los EE.UU., tras permanecer una semana en Mashad y Teherán, en Irán, presentándome como ponente en una conferencia internacional referida al futuro de Jerusalén, así como también a otros asuntos relacionados, al tiempo que mantuve reuniones con una amplia gama de ciudadanos iraníes -entre ellos, revistaban periodistas, estudiantes universitarios y funcionarios del gobierno. La conferencia fue ideada por una organización no-gubernamental denominada New Horizon (Nuevo Horizonte). Se trató de la sexta edición de la misma, y su objetivo fue reunir a distintos ponentes de un número de naciones, a efectos de conversar sobre temáticas vinculadas a la seguridad en Oriente Medio, y cuestiones de identidad.
A criterio de estar seguros, Irán -amenazado desde todos los puntos cardinales- tiene ciertos aspectos que lo convierten en un Estado respaldado en la seguridad. Y, en su rol de, esencialmente, una democracia parcial administrada entre diferentes líneas religiosas, exhibe límites bien claros al respecto de lo que constituye comportamientos aceptables. Pero estimo que los representantes de algo más de treinta países que asistieron al referido congreso se mostrarían de acuerdo en que no se ejercitaron intentos de limitar la libertad de expresión en este caso, como tampoco se presentaron lineamientos sobre cuáles puntos discutir. El único intento por censurar la conferencia y su contenido fue, conforme debo apuntar, el bloqueo del servicio de acceso al Internet del sitio de New Horizon (al intentar ingresar a éste vía Google y, presuntamente, desde cualquier geografía en donde el sionismo con influencia en la órbita estadounidense controla las redes sociales y el mundo de las búsquedas en línea). En efecto, la única actividad coordinada que pudiera notarse durante el desarrollo de la conferencia fue el murmullo que acompañó a cada mención del funcionario del gobierno americano, John Bolton.
Ciertamente, pudo registrarse una crítica contundente sobre la naturaleza del gobierno iraní, que pudo expresarse de manera abierta durante la conferencia, así como también tuvieron lugar acalorados intercambios al respecto de un número de temas vinculados a la identidad judía, al Estado de Israel, a los palestinos, al status de Jerusalén, y al Plan Abarcativo de Acción Conjunta (JCPOA, o acuerdo nuclear con Irán). En privado, numerosos ciudadanos iraníes con quienes hemos conversado, compartían abiertamente su insatisfacción con el liderazgo religioso de su país, y su deseo en pos de un cambio dramático. Debe apuntarse igualmente que tales comentarios no fueron provocados, en modo alguno, por nada de lo que nosotros pudiera haber dicho. Naturalmente, nos cuidamos de no ofender al país anfitrión, así como también de no incomodar a los organizadores -quizás fuimos más cautelosos de lo que era aconsejable.
Uno podría incluso mencionar que la oportunidad de la conferencia y de sus actividades asociadas fue particularmente apropiada, conforme coincidió con el abandono, por parte del presidente estadounidense Donald Trump, del JCPOA, y con la masacre de manifestantes palestinos por parte del Ejército de Israel en Gaza. Con sorpresa, hemos visto en la cobertura en vivo de la televisión, el modo en que francotiradores ultimaron a 58 personas de ascendencia árabe que no portaban armas, hiriendo a otros miles. En un caso en particular, un bebé que se hallaba en un área alejada de los incidentes con armas de fuego, pereció luego de sofocarse con las nubes de gas lacrimógeno empleado por los israelíes. Todo eso fue perturbador y desagradable. Como podía predecirse, los socios de Israel tanto en los Estados Unidos como en el propio Estado hebreo convirtieron a las víctimas en victimarios, argumentando que un niño pequeño jamás debió haber sido transportado a una zona tan cercana a los 'combates' de Gaza en primer lugar.
Y para aquellos que se muestran preocupados ante la posibilidad de que el Ejército de Israel se quede sin munición, pueden asegurarse de que están tomándose medidas a tal efecto. El miembro de la Knesset. Avi Dichter, aseguró a la audiencia en televisión nacional que la fuerza armada 'tiene balas suficientes para todos. Si cada hombre, mujer y niño en Gaza se acerca a la reja divisoria, en otras palabras, hay una bala para cada uno de ellos. Pueden ser asesinados; no hay problema'.
He sido invitado a Irán antes pero, dada mi condición de ex oficial de la CIA, era complejo para mí contar con un visado para el periplo. En este caso, sin embargo, se impusieron el trabajo duro y las redes de contactos de los patrocinadores, haciendo posible que algunos amigos y yo que antes trabajaron para el Pentágono pudiéramos hablar e incluso participar de los numerosos paneles. Fuimos un éxito inmediato para los asistentes, y también para el público iraní, citándonos una y otra vez en los medios, y lo propio sucedió con numerosas entrevistas que se nos hicieron.
Finalmente, algunos dirán que somos, a lo mucho, un puñado de idiotas útiles, invitados para despotricar contra los Estados Unidos y para proporcionar ayuda y confort a sus enemigos, pero eso presupondría que existió algún esfuerzo para sobrealimentar la uniformidad de discursos y comentarios. Lo cual, conforme ya he apuntado, no fue el caso. Había -eso sí- un tópico para encauzar la conferencia, el cual se centró esencialmente en que el reconocimiento de Jerusalén por parte de los EE.UU. consignó una nueva catástrofe, ingeniada por Washington y en perjuicio del sufrido pueblo palestino, garantizándose virtualmente que un Estado palestino jamás tenga oportunidades de desarrollarse. Y el apoyo acrítico de Estados Unidos hacia Israel y hacia su líder fascista, el primer ministro Benjamin Netanyahu es, por cierto, la verdadera causa del problema -cuestión que fue debatida con algún atisbo de profunidad en este encuentro.
No me esforzaré en describir los discursos ni a los ponentes de la conferencia, conforme estoy seguro de que ese material emergerá de manera independiente en medios de comunicación alternativos en los próximos días. Pero sí me gustaría compartir algunas impresiones, así como también ciertos puntos de vista bien presentados, que surgieron a partir del infortunado y recurrente conflicto en Oriente Medio.
Muchos en la conferencia arribaron convencidos de que el rechazo del JCPOA por parte de la Casa Blanca fue un prolegómeno de magnitud. La furia en Europa, que con claridad explicitaron los medios la pasada semana, refleja la comprensión de que Estados Unidos ya no tiene interés alguno en cooperar con nadie que reduzca los riesgos de una guerra. Si acaso las naciones de Europa actuasen en respaldo de su retórica, habrá un incremento en todos los esfuerzos para distanciarse de Washington. Esto involucrará mecanismos para eludir las sanciones estadounidenses, adquiriendo crudo iraní recurriendo a euros en lugar de dólares, y vendiéndole a Irán en modos que eviten echar mano de instituciones bancarias de los Estados Unidos. El resultado eventual, que sin lugar a dudas será respaldado también por China y Rusia, significará una fuga de dólares como reserva monetaria global. La aceptación reducida del dólar, a su vez, implicará que la Reserva Federal ya no contará con la capacidad de imprimir dinero fiduciario para apoyar las intervenciones americanas, lo cual comportará serias consecuencias para la economía estadounidense.
Y los participantes de la conferencia probablemente se muestren de acuerdo en que el gobierno de los Estados Unidos no tiene credibilidad -y subrayo: ninguna en lo absoluto. No se trata, en rigor, de un tema exclusivo de Trump sino, antes bien, un problema de Trump, Obama y Bush, que ha estado cocinándose desde el 11 de septiembre de 2001, si acaso no dio inicio antes. Todos aquellos que tomamos parte de la conferencia asistimos al homicidio de palestinos y, en pantalla dividida, también vimos cómo un individuo que portaba la identidad de Raj Shah dijo a los periodistas agolpados en una conferencia en la Casa Blanca que 'la responsabilidad por estas trágicas muertes reposa exclusivamente en Hamás. Hamás está provocando esto de manera intencional y cínica, provocando esta réplica' en la forma de 'un desagradable e infortunado esfuerzo de propaganda'. Por supuesto que no se vio así, Raj.
Mientras tanto, en las Naciones Unidas, la irreprensible embajadora de EE.UU., Nikki Haley, vetó una propuesta originada en Rusia que buscaba iniciar una investigación sobre la carnicería, explicando ella que Hamás, asistido -obviamente- por Irán, era el culpable de la violencia. 'Les pregunto a mis pares aquí en el Consejo de Seguridad: ¿quién de nosotros toleraría este tipo de actividad en nuestras fronteras? Nadie lo haría. Ningún país en esta cámara actuaría con más contención de lo que lo ha hecho Israel'. Luego de ello, Haley abandonó el recinto cuando Riyad Mansour, el Representante Permanente por Palestina en ONU, comenzó su discurso.
El combinar las palabras 'Israel' y 'contención' en la misma oración podría ser un momento cúlmine para la durísima Nikki, pero uno espera que se produzca otro desarrollo, por ella protagonizado, haciendo un esfuerzo para ver a niños palestinos muertos como seres humanos, en lugar de evaluarlos como meros objetivos de francotiradores isralíes. En efecto, Haley quizás pueda tener a bien considerar que hay muchos otros seres humanos flotando en los alrededores, y que son personas perfectamente decentes que se encuentran a sí mismas hartas de ser etiquetadas por Estados Unidos y por Israel, su fiel perro rabioso.
La mayor lección que he aprendido en Irán es que, a pesar de todos los años de abusos, los ciudadanos iraníes aún respetan y tienen en buena estima a los estadounidenses. Una y otra vez, atendí a expresiones que daban prueba de ello, de parte de personas ordinarias y de individuos más sofisticados en sus conocimientos. Todos ellos verían con gran agrado el tener buenas relaciones y contar con una embajada estadounidense administrada por diplomáticos correctos, predispuestos para conversar y escuchar. El único problema es que Estados Unidos ya no hace eso. Por esa razón, los ciudadanos iraníes que expresan su descontento hacia EE.UU. explicitaron un problema: no pueden tolerar lo que el gobierno estadounidense está haciendo en todo el mundo. Pues bien; yo tampoco puedo hacerlo y se los dije -y lo propio hicieron una veintena de otros estadounidenses presentes en la conferencia. De igual manera, les dije que, infortunadamente, la puerta para llegar a Washington se halla bajo control de Israel, que ha estado llevando a cabo un trabajo supremo en su objetivo de difamar a Irán durante los últimos treinta años. Esa puerta no se abrirá en el corto plazo.
Y, como suele suceder, a veces uno espera aquello que, finalmente, no sucede. En tal sentido, debo informar que no fue acosado por las autoridades estadounidenses al regresar a casa. Otros conferencistas que habían tenido un involucramiento notable en el movimiento por la paz, venían relatando historias horrendas al respecto de cómo eran maltratados por el gobierno federal ante cada oportunidad en que dejaban el país y retornaban. En mi caso, yo había sido entrevistado en numerosas oportunidades en la tevé iraní y en medios de comunicación de Oriente Medio durante todo el tiempo que se extendió la conferencia -material que de seguro fue levantado por el monitoreo intensivo que las autoridades ejecutan sobre todo lo que sucede en Irán. Yo esperaba que dos matones con sendas placas se me acercaran al llegar al control aduanero, pero nunca aparecieron. Quizás, la próximas vez.
Artículo original, en inglés, en éste link | Traducido y republicado con permiso del autor y del Editor del sitio web Unz.com (Estados Unidos)
Especialista en contraterrorismo; ex oficial de inteligencia militar de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos de América (CIA). Se desempeña como columnista en medios estadounidenses, y como Director Ejecutivo en el Council for the National Interest. Giraldi es colaborador frecuente en Unz.com, Strategic Culture Foundation y otros. En español, sus trabajos son sindicados con permiso en El Ojo Digital.