ECONOMIA INTERNACIONAL: ROBERTO CACHANOSKY

Argentina: ¿dolarización, independencia del Banco Central, o competencia de monedas?

Sólo los economistas del gobierno y quienes lo siguen creen que es posible continuar...

24 de Noviembre de 2021

 

Sólo los economistas del gobierno y quienes lo siguen creen que es posible continuar aplicándose el impuesto inflacionario eternamente con su poder de señoreaje -beneficio que percibía la autoridad de las casas de moneda por acuñar una pieza cuyo valor intrínseco era menor al nominal. En la actualidad, representa el hecho de que el derecho a 'producir' dinero puede constituir para el emisor una fuente de ingresos; no advierten la huida frente al peso que la sociedad ejercita en conjunto, mientras que el resto sabe que algo hay que hacer al respecto.

Alberto Fernández y Martín GuzmánEl consorcio político Juntos por el Cambio parece inclinarse por cambiar la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que es una ley, y establecer una verdadera independencia del mismo, para que se concentre en su rol primario 'defender el valor del peso'.

Considerando la destrucción monetaria a la que ha sido sometida la Argentina y, en particular, a la escasa inclinación que tienen los políticos por respetar las leyes que ellos dictan, esta alternativa luce muy poco viable. En última instancia, la propuesta de esta alianza política de varios partidos parece olvidar que, en la Argentina, la propia dirigencia política sancionó primero la Ley de Convertibilidad, para luego derogarla, sin más. Y que esa misma dirigencia sancionó la pomposa Ley de intangibilidad de los depósitos que, poco después, estableció corralito, disponiéndose más tarde la pesificación de los depósitos en dólares.

No debe olvidarse que, desde siempre, los sistemas monetarios del mundo están basados en la confianza que la gente tiene en las instituciones jurídicas, políticas y económicas del país emisor. Hasta tanto en la Argentina esas instituciones no recuperen prestigio y el crédito de la sociedad, transcurrirá mucho tiempo y, por lo tanto, luce poco realista pensar en que un simple cambio de la Carta Orgánica del BCRA vaya a despertar confianza en el peso como moneda en el estricto sentido de la palabra (unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor).

Es más, ya cuando estaba en funcionamiento la convertibilidad, los depósitos del sector privado en el sistema financiero en dólares representaban entre 50% y 70% del total. En otras palabras, aún con convertibilidad, la gente seguía prefiriendo el dólar. El peso era un simple recibo de los dólares que el BCRA tenía en las reservas respaldando la base monetaria.

De tal suerte que no luce como una verdadera solución el modificar la carta orgánica del Banco Central a efectos de resolver el problema de la desconfianza en el peso, porque no es que el público no crea en esa institución: la ciudadanía no cree que la dirigencia política vaya a cumplir con las leyes que sanciona.

La otra alternativa es ir a una dolarización. La misma asoma complicada hoy en día, en razón de que el Central no tiene prácticamente reservas líquidas propias. En el mejor de los casos, las reservas netas se estiman en US$ 7 mil millones, en comparación con los AR$7,6 billones que suman los pasivos a rescatar entre base monetaria, Leliq y Pases netos.

Cachanosky, Demanda de dólares, Devaluación del peso argentino, Crisis argentinaEl primer problema es que el tipo de cambio de conversión superaría los $1.000 por dólar, cinco veces el promedio actual de la cotización de los dólares alternativos al oficial, con el riesgo de establecer un tipo de cambio arbitrario a la hora de dolarizar. Esto significa que podría afectar el flujo de comercio exterior, dependiendo si la paridad de referencia se fija muy alta o muy baja. Adicionalmente, implicaría establecer otra moneda de curso forzoso; en este caso, el dólar.

Tal vez la mejor opción que hoy puede tener la Argentina para restablecer un sistema monetario lo más rápido posible, consista en quitarle el curso forzoso al peso y darle curso legal al resto de las monedas, es decir, establecer un sistema de competencia de monedas en el que todo indica que el público terminará inclinándose por el dólar como medio de intercambio y reserva de valor.


Funcionamiento de la mejor propuesta

No es preciso clamar que 'hay que dinamitar el BCRA'. Esto puede ser útil para un discurso de barricada, pero es poco serio desde el punto de vista intelectual. Lo más conveniente, incluso desde el punto de vista político, es establecer esa competencia de monedas y permitir que la gente dolarice de hecho la economía. No habría argumento posible de parte de los defensores del curso forzoso del peso ante esta medida, porque es el propio público quien contribuye a dolarizar la economía.

Si el BCRA no produce una moneda de buena calidad, muere como una fábrica de hamburguesas que comercia un producto de mala calidad, que los consumidores no demandan. Sometiéndolo a la competencia, desaparece.

Por otro lado, la clave está en tener las cuentas del sector público en orden, aunque también es importante resaltar que, en última instancia, es más relevante el nivel de gasto público que el nivel de déficit fiscal. Es preferible un déficit fiscal de 2% de PBI con un gasto público del 15% del PBI, que equilibrio fiscal con un gasto público del 47% del PBI, conforme la contrapartida de semejante injerencia del Estado sobreviene en la forma de presión impositiva, emisión monetaria y endeudamiento del sector público.

Adicionalmente a un sistema de competencia de monedas, se debería proceder a autorizar transacciones locales con transferencias de fondos en el exterior. Los argentinos tienen miles de millones de dólares depositados en el exterior en blanco, y no piensan traerlos porque temen que el Estado los confisque. Esto hace que esos miles de millones de dólares financien el consumo y la inversión de los países desarrollados donde están atesorados, en lugar de financiar la actividad económica interna.

¿Por qué no generalizar los pagos en el exterior con esos fondos por operaciones que se hagan localmente? Juan le compra el auto a José y le paga de su cuenta en Nueva York a la cuenta de José en Nueva York, Miami o donde tenga la cuenta. Esto permitiría utilizar recursos enormes para movilizar la economía interna en forma inmediata, sin que los dueños de esos recursos asuman el riesgo de traer su dinero a la Argentina.

En síntesis, tal vez hoy más que dolarizar habría que establecer una competencia de monedas, la cual remataría en una dolarización de hecho llevada a cabo por la misma gente.

Finalmente, cabe tener presente que ninguna reforma monetaria resolverá los problemas estructurales de la economía argentina. Para eso, se precisará encarar profundas reformas del Estado; Impositiva; y Laboral; y también desregular la economía y reintegrarla al mundo.

En igual sentido, tampoco un acuerdo con el FMI o el acceso al financiamiento del mercado voluntario de deuda son sustitutos de las reformas estructurales mencionadas. Son solo pilares sobre los cuales debería respaldarse un plan económico que habrá que implementar de manera integral y simultánea. Esto es lo que genuinamente se califica como política de shock: significa generar un shock de confianza con mediadas estructurales y consistentes.


 

Sobre Roberto Cachanosky

Profesor titular de Economía Aplicada en el Master de Economía y Administración de ESEADE, y profesor titular de Teoría Macroeconómica en el Master de Economía y Administración de CEYCE. Columnista de temas económicos en el diario La Nación (Argentina). Publica regularmente en el reconocido sitio web Economía Para Todos.