POLITICA ARGENTINA: SERGIO JULIO NERGUIZIAN

Sectores vulnerables y políticas inclusivas: la consolidación del discurso dominante (o astucias del 'pobrismo' argentino)

No hay sacos ni corbatas. Miran con termura la confesión del jubilado desvalido. O abrazan a la anciana...

23 de Julio de 2023

 

No hay sacos ni corbatas. Miran con termura la confesión del jubilado desvalido. O abrazan a la anciana, para transferirle solidaridad con el drama de sus carencias. Visten camisa arremangada hasta los codos; a lo sumo, una campera como las que se pueden comprar en las ferias de marcas adulteradas.

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En todo reportaje, es de rigor afirmar: a) el 50% de la población es pobre; b) de cada cinco chicos, cuatro son pobres; c) el salario del trabajador informal está en el punto más bajo desde 2011; d) la clase media está en un período de extinción inexorable; e) los niños que terminan la primaria no saben escribir ni leer correctamente; f) los que terminan el secundario tienen dificultades serias para la comprensión de textos; g) la ruinosa ley de alquileres empujó a muchas familias a los barrios de emergencia; h) la deficiencia proteínica en la alimentación de menores de cinco años alcanza al 50% de la franja etaria, y creará individuos con reducido coeficiente intelectual como daño irreparable; i) los índices de delincuencia juvenil (menores de dieciséis años) y pre-adultos (de dieciséis a dieciocho años) son los más altos de la historia, promovidos por el ambiente de miseria extrema en que se debaten sus familias; j) la participación en la cadena de comercialización de drogas prohibidas es, con frecuencia, la única salida laboral para miles de jóvenes -criados en un ambiente de desorden y caos social (etcéteras hasta completar el abecedario).
 
El centroderecha argentino ha saqueado el discurso histórico de la izquierda doctrinaria. Desde Unión por la Patria, se lo emite como si se tratase de comentaristas de la realidad social. Desde Juntos por el Cambio, soslayando la reciente oportunidad dilapidada para remover las causas de la pobreza. El sorprendente descubrimiento de los pobres responde a una elemental razón artimética: si los expulsados del sistema son mayoría creciente y aún cada elector representa un voto, no se requiere picardía excepcional para advertir por dónde habrán de correr las herramientas proselitistas.Ahora, bien; cada candidato de los ranqueados como favoritos da una versión personalizada del mismo recurso expresivo.
 
1. Rodríguez Larreta exhibe su experiencia en la gestión como argumento favorito: 'Si lo hicimos en CABA, lo podremos hacer en el pais', mientras se deja filmar colgando un cartel de identificación de calle en lo que había sido un barrio popular. Su socio en la fórmula se arriesga a ser confundido con un mandatario extranjero: 'En Jujuy, hicimos lo que nadie pudo hacer en la Argentina'. 

2. Sergio Massa manifiesta, para el asombro, que la reivindicación del salario será una realidad, pero que lo será 'en el próximo gobierno', aludiendo probablemente a falta de tiempo suficiente para concretar el propósito y, muy especialmente, a que en el ejercicio de la Primera Magistratura tendrá las manos libres de los condicionamientos actuales impuestos por el kirchnerismo.

3. Patricia Bullrich defiende el orden social como condición para la ejecución de reformas estructurales, ya que es a 'todo o nada'. Los primeros beneficiarios serían los pobres, quienes, por ejemplo, no perderían el premio por asistencia que suelen malograr los cortes y piquetes.

4. Aunque con chances más remotas, Javier Milei afirma que la causa de la pobreza es la inflación, negocio particular de la casta política populista y cuya solución práctica pasaría por la voladura del Banco Central, con o sin ocupantes.

 
Aquello de lo que el pobrismo no quiere hablar
 
En paises semicoloniales, el capitalismo sobreviviente es del tipo atrasado, como el imperante en la Argentina. Se trata de una organización de mercado abierto, con falencias que desnaturalizan el régimen. La concentración del capital determina estructuras oligopólicas en tres niveles esenciales: 1) exportación de los bienes en los que el país es relativamente competitivo; en el caso argentino, praderas de excelencia que lo convierten en actor de peso mundial en granos (soja y trigo); 2) intermediación financiera en cabeza de entidades subsidiarias de instituciones con sede de su casa matriz en potencias centrales y, 3) endeudamiento crónico, destinado en primera instancia a planes de desarrollo y fatalmente empleado después para la salida ilícita de activos hacia paraísos fiscales (la lista es harto conocida, lo que hace más exasperante el cuadro), o encubriendo el giro de utilidades empresarias enmascaradas en contabilidades irregulares. 
 
El capitalismo puede construir una sociedad próspera en economías periféricas, siempre a condición de que se respeten los recaudos mínimos para que el sistema se desempeñe eficazmente. Pero, sobre esto, el pobrismo prefiere no comentar.
 
 
Tres palabras para el uso y el abuso
 
El discurso dominante pivotea esencialmente en torno a tres planos (al menos) en que se debate el drama de aquellos por quienes se manifiesta empatía frente a su adversidad. El pobrismo conoce tanto la génesis del drama por el que manifiesta conmoción, como la nula chance de modificar el estado de las cosas en el tiempo prometido en los discursos de barricada.
 
El dato distintivo de la franja caracterizada por su vulnerabilidad se centra en los empleos de baja calidad, ya sean estos informales, riesgosos sin cobertura, insalubles o inestables. Las redes sociales de contención de que disponen son débiles y el acceso a los servicios públicos es irregular.
 
Se habla de los sectores marginales de la sociedad, para referirse a aquellos que sufren falta de participación en los beneficios y recursos sociales derivados de la prosperidad de las minorías. Se trata de un estado de indefensión a la hora de resistir los efectos de una desigual distribución de la riqueza.
 
Padecen exclusión social quienes se hallan en serias dificultades para competir en el mercado laboral por falta de capacitación en términos de los requeridos por la plaza laboral en cierto tiempo y lugar. Esta situación se agrava, en razón de que los afectados quedan fuera del sistema regular de administración de justicia como sujetos activos, de modo tal que tienen vedado el acceso al reclamo ordinario en los estrados judiciales.
 
 
El mito de la voluntad legitimada por el voto
 
En octubre, se dará el choque de los dos frentes con mayores posibilidades de alzarse con la Copa Poder Ejecutivo. En ambos, se explicitan los fines con alguna vehemencia pero, en lo que respecta a medios, los discursos se exhiben tambaleantes y difusos.

La explicación oportuna consiste en afirmar que una anticipación prolija del programa alertará a los actores sociales y económicos que podrían ver limitados sus derechos, y les permitiría  tomar contramedidas para esterilizar los efectos pretendidos. Ofreciendo como válido el argumento que justifica la discreción, aún subsiste una cuestión previa.

En efecto, vale peguntarse sobre el nivel de energía popular requerida para impulsar la serie de reformas que casi nadie en su sano juicio considera postergables. En un balotaje en el que seguramente el primero aventajará a su perseguidor en menos de 3 o 4 puntos, la pregunta por la relación práctica entre voluntad y capacidad real se vuelve insoslayable.

Si el objeto central del pobrismo consiste en ampliar la base social de los incluídos en los beneficios socioeconómicos derivados de la gran torta nacional, la articulación de ese proceso -para hacerlo exitoso- deberá prever una red de acuerdos con las fuerzas opositoras con el objeto de sumar masa crítica imprescindible para acometer la empresa. La idea de que el triunfo aritmético equivale a actualizacion inmediata de nuestro capitalismo periférico es, cuando menos, ingenua: las sociedades son renuentes a los cambios estructurales. Si no es ingenuidad, puede ser (y es muy probable) un ejemplo más de la conspiracion no suscripta interesada en convalidar el orden establecido.
 
En 1957, moría Giuseppe Tomasi di Lampedusa. La historia lo recuerda por hacer que el personaje de una de sus novelas recomiende: 'Que algo cambie,para que todo siga igual'.


 
Sobre Sergio Julio Nerguizian

De profesión Abogado, Sergio Julio Nerguizian oficia de colaborador en El Ojo Digital (Argentina) y otros medios del país. En su rol de columnista en la sección Política, explora la historia de las ideologías en la Argentina y el eventual fracaso de éstas. Sus columnas pueden accederse en éste link.