Argentina, paraíso para narcos colombianos
Los reportes que citan el paso por la Argentina de dos de los más buscados traficantes de drogas de Colombia para llevar adelante reuniones privadas, es solo parte de la evidencia que revela que este país está siendo utilizado como refugio y base de operaciones por miembros del bajomundo colombiano.
De acuerdo a un informe del diario El Tiempo, Maximiliano Bonilla Orozco, alias “Valenciano,” y Erick Vargas Cárdenas, alias "Sebastián," viajaron hacia la ciudad de Rosario, en la Argentina, para negociar una tregua. Los dos hombres, que se encuentran involucrados en una batalla por el control del la ciudad colombiana de Medellín, invirtieron al menos tres días en Rosario los primeros días de septiembre, de acuerdo a fuentes de la agencia antidrogas nortemaericana (DEA) consultadas por El Tiempo. La agencia se ha ocupado de investigar cómo estos dos hombres -que contabilizan un total de US$6 millones de recompensa por sus cabezas por parte de los gobiernos colombiano y estadounidense-, se las han arreglado para eludir a las autoridades y pasar tiempo en una de las más importantes ciudades argentinas, sin ser capturados.
Si acaso los detalles de la historia son correctos, no sería la primera vez que miembros del narcotráfico colombiano utilizan la Argentina como locación segura para desarrollar negocios, e incluso para vivir. El empuje para incrementar la seguridad en Colombia durante la pasada década ha significado que numerosos cabecillas -bajo necesidad de abandonar el país- no pueden ya disfrutar del encumbrado estilo de vida de Pablo Escobar. Y la Argentina se encuentra convenientemente alejada, en tanto se ha vuelto un buen sitio para ejecutar operaciones de tráfico de drgoas y lavado de dinero.
El muy conocido Héctor Edilson Duque Ceballos, alias “Monoteto” -miembro superior del Cartel de la Cordillera-, fue baleado en un centro comercial en Buenos Aires en 2008. Algunos informes incluso citaron que este hombre había viajado a la Argentina, con el objetivo de eliminar a un antiguo miembro de la misma mafia de Medellín, Bonilla y Vargas, que se encontraba en el país para negociar un intercambio de información con la DEA.
Existen otros casos de alto perfil. Ignacio Alvarez Meyendorff, citado como miembro del Cartel Norte del Valle -y que continúa siendo un narcotraficante de importancia- fue arrestado en el aeropuerto internacional de Buenos Aires en abril, mientras regresaba de un viaje a Tahití. En su oportunidad, se informó que residía en un barrio de moda de la ciudad, desde 2005, y que había cometido errores básicos en lo que respecta a su seguridad personal: supo ingresar y salir de la Argentina varias veces, en tanto que había logrado consolidar un puñado de empresas comerciales. Su caída siguió a la de su asociado Luis Agustín Caicedo Velandia, alias “Don Lucho,” también capturado en la Argentina, quien aparentemente lo había traicionado. Informes indican que el hermano de Alvarez, Juan Fernando Alvarez Meyendorff, alias “Mecha,” también reside en la capital argentina. De acuerdo a otros reportes, fue detenido por la policía junto con Caicedo en 2010, pero liberado sin llegar a ser identificado.
Fue particularmente amistoso el modo en que la prensa argentina se refirió a Angela Sanclemente, otrora modelo colombiana quien, supuestamente, encabezó una importante operación de contrabando de drogas, en el medio de una red que embarcaba cocaína fuera de Buenos Aires. En la actualidad, Sanclemente se encuentra en una cárcel argentina.
Pero los traficantes peruanos también se encuentran alimentando enlaces en la Argentina, tal como lo detallara una investigación reciente de Diario Clarín. A pesar del arresto del supuesto capo peruano Marco Antonio Estrada Gonzáles, alias “Marcos,” en 2007, él ha logrado continuar liderando la ruta del negocio en un barrio de Buenos Aires denominado Bajo Flores, que ha resultado ser el eje principal en la ciudad para la comercialización de cocaína y "paco" -sustancia de textura similar al crack-. El producto allí comerciado proviene desde el Perú, y es transportado hacia la Argentina por tierra o por aire, convirtiendo a las "mulas" que ingerían el producto en un capítulo del pasado.
Incluso existen reportes que citan que el capo mexicano Joaquín Guzman, alias “El Chapo" -quien es probablemente el hombre más buscado del mundo-, se radicó en la Argentina en 2010, abandonando el país en marzo del presente año.
En cualquier caso, la Argentina no solo es vista con interés por los capos de alto perfil, sino también por los gerenciadores de bajo nivel que comercializan estupefacientes a diario. Estos gerenciadores -de origen colombiano- han comenzado a localizarse en la Argentina con la meta de supervisar la exportación de drogas hacia Europa, conforme datos originados tan lejos como 2008. Un artículo reciente de El País anunció que "el narcotráfico colombiano se ha mudado hacia el sur del continente". con la Argentina siendo el nuevo centro de operaciones de los narcotraficantes.
El país es un buen sitio para instalar bases de operaciones de drogas, en virtud de que se ha convertido progresivamente en un punto fundamental de tránsito del producto que se envía a Europa, ya sea con escala en el oeste de Africa o con ingreso por España. El país comparte extensas fronteras con Bolivia -productora de drogas- y Paraguay, una importante ruta de tránsito para la cocaína y gran productor de marihuana. Mientras tanto, el alto volumen de carga que se moviliza a lo largo de los puertos y terminales aéreas argentinos es útil a la hora de disfrazar los cargamentos que egresan.
El informe de El País destaca el rol de los colombianos radicados en la ciudad de Santa Cruz, Bolivia, y su participación en el envío de cocaína hacia la Argentina. De acuerdo al periódico, los narcotraficantes colombianos han instalado fábricas o cocinas alrededor de la ciudad. Estas procesan la coca que proviene de la convenientemente cercana región del Chapare, una de las zonas con mayor producción de hoja de coca. Estas cocinas envían drogas hacia la frontera con la Argentina "en cantidades industriales", utilizando caminos desiertos y escasos en vigilancia policial, reporta El País. Confome lo analizado por InSight Crime, existen reportes que hablan de hasta tres mil colombianos residiendo en Santa Cruz, muchos de los cuales arribaron en 2006.
La Argentina jamás ha tenido el clima o la locación necesarios para convertirse en una geografía decisiva en el crecimiento de la cocaína en el último siglo, y su ausencia relativa de negocios de drogas han contribuído a que el país conservara un clima regulatorio laxo con baja vigilancia y aplicación de las leyes de parte de sus fuerzas de seguridad. Los capos de la droga pueden ahora lavar el dinero de su negocio a través del sistema financiero argentino, pobremente regulado. InSight Crime lo ha señalado oportunamente: este factor ha vuelto demasiado sencillo el uso amplio del dinero en efectivo, un agujero legal que, en la práctica, declama que no es un delito "lavar" el propio dinero. Situación agravada por el sector de negocios inmobiliarios.
Otro atractivo para los narcotraficantes es que la Argentina también a tornado en un punto de tránsito obligado para químicios utilizados para desarrollar metanfetamina, en virtud de que tampoco existen restricciones contra esos químicos, como ahora existen en México. Aún más, la Argentina se está convirtiendo en un mercado de drogas emergente, contabilizando el 25% del consumo de cocaína que se da en la región latinoamericana.