ECONOMIA: POR FELIPE MUROLO

Inflación y tipo de cambio

Felipe Murolo -ex Vicepresidente del Banco Central de la República Argentina- plantea un análisis necesario sobre las actuales condiciones macroeconómicas del país y su estado actual.

12 de Octubre de 2011

Para tratar de entender el problema de la inflación y el tipo de cambio hay que tener en cuenta varios factores:

1. La inflación doméstica vs. La evolución de tipo de cambio nominal en los últimos 4 años (principal).

Las necesidades del Tesoro obligan a aumentar la base monetaria (pesos flotando). Eso genera inflación.

Al no convalidarse con un aumento del tipo de cambio, aumentan los costos internos, pero los exportadores no pueden actualizar sus precios de venta a igual ritmo.

Un ejemplo de aumento de costos internos son los salarios, con un incremento anual de más o menos 25% en el período.
El aumento de los salarios está plenamente justificado, por el lado de los trabajadores, siendo que es necesario que se actualicen sus haberes al ritmo del aumento de sus propios costos (de vida).

El problema no es solamente la situación actual.
La prolongación en el tiempo de esta divergencia entre tipo de cambio nominal e inflación seguirá agravando la cuestión.
No interesa tanto cuando dejó de ser competitivo el tipo de cambio si no el hecho de que no hay señales de que se vaya a corregir esa divergencia.

Supongamos que, como dice Mercedes Marcó del Pont, hoy es competitivo.
¿Cuándo dejará de serlo si se sigue con esta divergencia?
Bajar la inflación y/o aumentar el ritmo de devaluación son las únicas formas de evitar esta complicación (presente o inminente). Aunque bajar la inflación es la mas efectiva, y permitiría obtener mejoras en la perfomance económica y en el bienestar social.
La otra salida: Devaluar fuerte, no es conveniente porque tendría un muy alto costo social y probablemente pronto volveríamos a tener las variables con las mismas relaciones actuales, aunque a un nivel más alto.

2. La tablita de Martínez de Hoz es un ejemplo de lo que nos puede pasar.
Un ejemplo más ilustrativo que el de la Convertibilidad.
Porque el tipo de cambio nominal se desplazaba, como ahora, y porqué, en todo caso, en la década del noventa no había inflación.
En la época de Martínez de Hoz, se utilizaba el tipo de cambio nominal como ancla para frenar la inflación, pero el crecimiento de los precios no se desaceleraba. También como ahora.

Es decir, que la inflación no depende exclusivamente del precio doméstico del dólar y el euro. Tiene, además, otras causas.
Esto también podría expresarse diciendo: por mas que se ancle el tipo de cambio la inflación no se detendrá.
Pero anclando el precio de la moneda extranjera se está creando un tipo de cambio cada vez menos competitivo.
No se puede ir contra la tendencia.
Se pueden moderar las volatilidades temporales, pero no modificar los resultados de largo plazo. Al menos no significativamente.

No es conveniente confundir una moderación de volatilidades temporales con la pretensión de querer modificar los resultados de largo plazo.
Los resultados de largo plazo dependen de condiciones globales, y también, en gran medida, de la política monetaria.
Pero la política monetaria depende, también en gran medida, de la política fiscal.

Otro ejemplo que se puede traer a colación con motivo de la situación actual es el del Rodrigazo.
Nadie es tan malvado como para desear que los trabajadores sufran. También sufrirían los jubilados.
Pero es muy difícil salirse de un escenario de alta inflación, sin que se desactualicen temporalmente los salarios. Aunque, por supuesto que no tiene sentido no actualizar totalmente los salarios, si no se decide tomar otras medidas para contener la inflación.
Rodrigo, al liberar los precios ponía un punto de partida nuevo.
Algo parecido a lo que sucedió en 1985 con el Plan Austral de Raúl Alfonsín.
Actualizar en igual medida los salarios resulta semejante a lo que mencioné anteriormente, en cuanto a la inconveniencia de devaluar abruptamente.
Un escenario de salarios consensuado, con un compromiso del Gobierno para hacer lo suyo, podría dar buenos resultados.
Un ajuste sin consenso por parte de los gremios, se parecería al post-rodrigazo. Una feroz lucha por la participación, en la que todos pierden.
En ese momento no hubo consenso y se perdió el esfuerzo.
Rodrigo no fué totalmente culpable. El problema existía. Rodrigo probablemente no haya sido un mensajero (y médico al mismo tiempo) con una terapia perfecta.
Pero no hay duda de que un gran número de pacientes se negó a aceptar la medicina.

3. Es importante que se tome conciencia de la posibilidad de que aumenten las dificultades comerciales, sociales y financieras si no se adoptan medidas tendientes a descomprimir la acumulación de divergancias. Sería bueno que, al cabo de las próximas elecciones, fuera de las presiones de las campañas electorales, se revisen determinadas medidas, para preservar el impulso de la economía y el bienestar de la población. Sin duda, para bien de todos.


Por Felipe Murolo, Blog Economía Circular
http://economiacircular.wordpress.com/

* El autor fue Vicepresidente del Banco Central de la República Argentina

Por Felipe Murolo, ex Vicepresidente del Banco Central de la República Argentina