Dólar: fracasa iniciativa de Guillermo Moreno para asustar al mercado persa del "Blue"
Las presiones del Secretario de Comercio para conducir a una baja en la cotización de la divisa norteamericana no alineada con el índice oficial produjeron el efecto contrario: el lunes 14 se incrementó la compra de divisa extranjera.
A lo largo del viernes, la Presidente Cristina Elisabet Fernández Wilhelm instruyó a su inefable alfil Guillermo Moreno para que movilice recursos y contactos directos con actores de peso en la plaza de compraventa de divisas, para así producir una baja artificiosa en la cotización del "Blue". Rápidamente, la novedad se filtró a Diario Clarín, que el 15 de noviembre se refirió al accionar del Secretario de Comercio, apenas veinticuatro horas antes, bajo el titular "Fuerte presión de Moreno a las casas de cambio por el dólar negro" (iEco -Marcela Pagano-, en http://bit.ly/tquT7c).
En rigor, lo que la viuda de Néstor Carlos Kirchner hizo efectivamente fue tratar de enmendar los tropiezos escalonados en que incurrieron Mercedes Marcó del Pont, Ricardo Echegaray y Amado Boudou a lo largo de las últimas dos semanas (con grados bastante disímiles de responsabilidad). Errores siniestros de procedimiento que contribuyeron a sobrecalentar las expectativas del público y de los operadores del mercado de cambios -que ya ha dejado de ser libre-. En paralelo, la Señora ordenó profundizar el cerco informativo sobre cualquier tipo de noticia referida al incremento de la demanda de dólares, conforme reportaba este medio el pasado viernes: problema insoluble, problema que no existe. No ha llamado la atención, a la postre, que durante el lunes 14 del corriente prácticamente ningún periódico de tirada masiva se refiriera a la corrida financiera actualmente en marcha (solo Carlos Pagni redondeó una completísima columna en La Nación: http://bit.ly/rpCGhU). En política, las coincidencias simplemente no existen.
Con todo, y muy a pesar de los tristemente célebres métodos del encumbrado William Moreno, la plaza operó este lunes incluso con mayor nerviosismo del que imperó durante los últimos catorce días: US$ 200 millones se evaporaron de las reservas del Banco Central de la República, US$50 millones más de lo acostumbrado por jornada de operaciones. Ya lo exploró Diario Clarín en su edición del martes 14: los llamados telefónicos del Secretario de Comercio a los brokers de divisas lograron bajar el "Blue" de $5,15 a $4,85 pero, a última hora, los ofertantes retomaron la suba en la cotización. Por la sencilla razón de que la demanda del billete verde había crecido un 30% más que en las pasadas semanas, y su prioridad era no perderse el buen negocio que tienen entre manos.
En este escenario, poco ayudan los reportes sobre supuestas amenazas que Moreno habría efectuado sobre la humanidad de uno de los dueños de la tradicional casa Banco Piano (Informador Público lo refiere en http://bit.ly/uWM5ve). La Presidente de la Nación y su Armada Brancaleone de los números escarban bajo los problemas, solo para profundizarlos.
Por estos momentos, los laberintos de difícil resolución a que se enfrenta el Ejecutivo son tres:
1) El caos que las nuevas represivas y de corte antimercado que promocionan, en un maremagnum de torpeza, los miembros del team económico (muchas veces emitiendo órdenes conflictivas y que chocan con responsabilidades ajenas). Este factor torna más combustible el nerviosismo de la plaza y solidifica el convencimiento generalizado de los players del sistema respecto de una devaluación inminente e inevitable para el cortísimo plazo. A su vez, esos mismos players -beneficiarios prima facie de las transacciones con el "Blue"- esparcen el rumor entre su propia clientela: "Mejor comprar hoy a $5, que mañana a $5,50 o $6". La automatización de este círculo vicioso cobra una dinámica indetenible, vigorizada también por noticias provenientes de sectores corporativos que, día a día, reportan sobre los perjuicios no explorados que se derivan de las restricciones para comerciar libremente. Por caso, no solo las operaciones inmobiliarias se encuentran bloqueadas de facto por la virtual prohibición de AFIP para que particulares se hagan de dólares estadounidenses; transacciones de bajo volumen como envíos vía Western Union y el comercio electrónico o e-Cash (PayPal) hoy se ven afectadas de igual modo. En muchos casos, obstaculizando la propia supervivencia de ciudadanos que necesitan hacer frente a los pagos de su alquiler o la adquisición de víveres para el consumo.
2) El aumento de decibeles en la plaza del rumor, espectro informativo en donde ya resulta objetivamente imposible distinguir entre datos certeros y conjeturación especulativa. La gravedad en este vértice del problema se acentúa, apenas es conocido que los propios miembros del equipo de la Presidente multiplican sus desaveniencias mutuas y discusiones, llegando a interrumpir el diálogo y a no respetar la consabida "cadena de mando": los participantes se neutralizan entre sí, en tanto el fuego continúa propagándose. Mientras Boudou propone liberar masivas cantidades de dólares para que el público pueda absorberlos, sus colegas Marcó del Pont y Echegaray invalidan lo propuesto por el titular de Hacienda, engrosando el pack de medidas restrictivas. En medio de este proceso sin fin, Guillermo Moreno sale eyectado a las calles con la misión de aplicar una suerte de pressing: sus víctimas rápidamente acuden a los medios y comunican lo sucedido. Este dato regresa al público, traducido en forma de un aumento indisimulado del pánico, y la demanda sobre el billete norteamericano se dispara todavía más.
3) Pérdida absoluta del control sobre el flujo de la información oficial: a consecuencia del punto anterior, comienzan a multiplicarse las preocupaciones de referentes del propio gobierno, que retoman viejos contactos clandestinos en periódicos o con amigos de la oposición, con vistas a congraciarse para futuros favores políticos. Precisamente, en los días previos al aterrizaje de la corrida contra el peso en los medios tradicionales, fuentes del propio kirchnerismo-cristinismo pusieron bajo sospecha al banquero Jorge Brito, a quien sindicaron como dueño responsable de un porcentaje importante de "cuevas" que usufructúan el spread -brecha- entre dólar oficial y "Blue". Al desmadre le sobreviene, finalmente, una catarata de acusaciones cruzadas y una suerte de caza de brujas entre partidarios del Modelo-Aquelarre para señalar al culpable de la supuesta operación y conducirlo a la hoguera.
Faltando todavía casi un mes completo para la reasunción de Cristina Fernández Wilhelm, su Administración parece haber encontrado en las travesuras de Ricardo Cirielli y los gremios aeronáuticos no afines el argumento perfecto para cubrir las preocupaciones de los diarios, transfiriéndolas desde el dólar hacia la desopilante Aerolíneas Argentinas. Todo recurso es válido, hasta la prerrogativa de revalorizar súbitamente a la Fuerza Aérea, que oportunamente había sido expulsada vía un doloroso puntapié de la gestión del control aéreo.
Por desgracia para muchos -y para la fortuna de unos pocos, que negocian con el "Blue"-, la primera mandataria opta por ocultar la realidad, y con ello posterga cualquier tratamiento o aproximación efectiva para con el problema. Resolver un acertijo de confianza ciertamente no es tarea sencilla. Analistas económicos consultados por El Ojo Digital han referido que el Enfoque Boudou para calmar a la plaza no se presenta equivocado. Sugieren que debe brindarse a los ciudadanos todas las facilidades para hacerse de los billetes verdes que necesiten y, en simultáneo, eliminar de un plumazo toda medida restrictiva existente desde AFIP. De inmediato, retirar a las fuerzas de policía y agentes de la Unidad de Información Financiera de las sucursales, y complementar con la prohibición absoluta a funcionarios a cargo del tema de realizar declaraciones que puedan ser malinterpretadas o sesgadas por particulares, empresarios y brokers.
Es válido apuntar que las "medidas" propuestas podrían ser tildadas de temerarias. No obstante, quienes las promocionan sostienen que pueden representar la diferencia entre el pánico actual y una tranquilidad medianamente aceptable y llevadera. Por otra parte, podrían significar la diferencia entre un dólar a $6 o más -alimentado por las restricciones y el desorden que se observan por estas horas- y un tipo de cambio estabilizado en algo más de $5. Un dato es casi seguro: el dólar "oficial" de $4.29 ha sido ultimado, y ya agoniza. De lo que se trata es de actuar ahora para evitar una sangría mayor.
Por Matías E. Ruiz, Editor.
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