Estados Unidos debería aprender de los errores europeos
Nuestro panorama a largo plazo es sombrío, pero al menos estamos a tiempo de reformar nuestros programas de ayudas estatales y rescatar a EE.UU. de un colapso fiscal al estilo griego.
La sabiduría convencional entre los economistas es que una nación se mete en graves problemas cuando la deuda pública alcanza el 90 por ciento del PIB. Eso es generalmente cierto, pero sería mucho más preciso decir que una nación se mete en graves problemas cuando la deuda pública se acerca a 90 por ciento del PIB y las proyecciones fiscales muestran todavía más números en rojo.
Pero esta distinción no importa mucho para EE.UU. y Europa. Gracias a una combinación de programas de ayudas estatales y poblaciones que envejecen, ambos se enfrentan a un futuro fiscal nefasto. Un estudio de 2010 del Banco de Pagos Internacionales muestra que la deuda pública en la gran mayoría de las naciones industrializadas se elevará por encima de 200 por ciento del PIB (en algunos casos, mucho más) dentro de las próximas décadas.
La única gran diferencia es que las naciones europeas están más cerca del colapso fiscal. El Estado de Bienestar fue adoptado antes en Europa y el gasto público en las naciones de la Eurozona ahora consume un impresionante 49 por ciento del PIB. La pesada carga fiscal, especialmente cuando va de la mano de un costoso sistema tributario, ayuda a explicar por qué el crecimiento es débil.
Pero EE.UU. está solamente un par de décadas detrás de Europa. De acuerdo a las proyecciones a largo plazo de la Oficina para el Presupuesto del Congreso, la carga del gasto público llegará a niveles europeos tan pronto se jubile la generación “baby boom”.
En algún momento, los inversores se darán cuenta que EE.UU. está en un camino insostenible. Esto puede ocurrir en 10 o en 20 años, nadie sabe en qué momento exactamente.
Lo que si sabemos, sin embargo, es que Grecia, Portugal e Irlanda ya han metido sus manos en el fondo de rescates y probablemente es solo cuestión de tiempo antes de que Italia, España y Bélgica estén en la misma situación. De hecho, ya están recibiendo rescates indirectos por parte del Banco Central de Europa, que está comprando su dudosa deuda con la esperanza de posponer la catástrofe.
El único hecho rescatable dentro este sombrío diagnóstico es que EE.UU. todavía puede evitarlo. Grecia, Italia y otros Estados de Bienestar probablemente ya pasaron el punto de no-retorno pero todavía es posible que los políticos estadounidenses resuelven la crisis de las ayudas estatales transfiriendo Medicaid a los estados, modernizando Medicare para que sea un sistema respaldado con una prima, y migrando hacia un sistema de cuentas individuales de jubilación para los trabajadores más jóvenes.
Si esas reformas no se realizan, las consecuencias no serán agradables. Para ser franco, no habrá un FMI que pueda rescatar a EE.UU.