El abrupto fin de la misión en Irak aumenta los riesgos de seguridad
El secretario de Defensa, Leon Panetta, presidió una apagada ceremonia en Bagdad marcando el fin de la misión militar de Estados Unidos en Irak. Panetta proclamó que Estados Unidos había logrado su objetivo de establecer “un Irak que pueda gobernarse y garantizar su propia seguridad”...
El secretario de Defensa, Leon Panetta, presidió una apagada ceremonia en Bagdad marcando el fin de la misión militar de Estados Unidos en Irak. Panetta proclamó que Estados Unidos había logrado su objetivo de establecer “un Irak que pueda gobernarse y garantizar su propia seguridad”. Sin embargo, advirtió que “Irak será puesto a prueba en los próximos días – por el terrorismo y por aquellos que tratan de dividirlo”.
Por desgracia, el fracaso de la administración Obama a la hora de negociar una ampliación de la presencia militar de Estados Unidos pasado el 31 de diciembre, fecha límite establecida por el Acuerdo sobre el Estatuto de las Fuerzas (SOFA) de 2008, significa que el gobierno iraquí estará en una posición mucho más débil tanto para luchar contra el terrorismo como para prevenir la reanudación de una sectaria guerra civil. La súbita retirada del sustancial apoyo de las fuerzas militares de Estados Unidos, así como del servicio de inteligencia, logística y entrenamiento socavará la capacidad de las fuerzas de seguridad iraquíes.
El fin de la presencia militar de Estados Unidos también hará que sea más difícil contener la influencia iraní dentro de Irak. Una de las primeras pruebas será resolver la situación de Alí Musa Duqduq, un comandante libanés del grupo terrorista Hizbolá que fue detenido y encarcelado por las fuerzas de Estados Unidos después de haber dirigido un atentado terrorista que mató a cinco soldados americanos en Irak en 2007. Si el gobierno de Obama se lo entrega al gobierno iraquí, entonces es seguro que será liberado rápidamente y se le dará una bienvenida de héroe en Irán y en el Líbano.
El miembro sénior especializado en asuntos legales de la Fundación Heritage Charles “Cully” Stimson y el abogado y analista legal David Rivkin escribieron un artículo de opinión en el Wall Street Journal en el que denunciaban este posible resultado como “el triunfo de la ideología por encima del interés nacional y el honor”. Los dos eruditos legales recomendaban más bien que el terrorista sea transferido a la Bahía de Guantánamo para ser juzgado por una comisión militar. Ello serviría la causa de la justicia, desproveería a Irán de los servicios de un peligroso terrorista y haría de Irak un lugar más seguro.
La administración Obama ha restado importancia a los riesgos de seguridad en Irak como parte de su iniciativa para anotarse puntos políticos con tal de poner fin al papel militar de Estados Unidos en dicho país. La administración sostiene que el fin de la misión militar es un triunfo para la visión de la política exterior del presidente. En realidad, la guerra de Irak se encarriló camino al éxito de la mano de la administración Bush que valientemente ordenó un aumento de las tropas y un cambio de estrategia en 2007 cuando muchos críticos afirmaban que la guerra ya estaba perdida.
Irónicamente, aquella petición de aumento de tropas fue rechazada por los entonces senadores Barack Obama, Joe Biden y Hillary Clinton, que ahora quieren cosechar el crédito por la retirada de un Irak estabilizado.
La versión en inglés de este artículo se publicó en Heritage.org.
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