La muerte de un disidente cubano y el discurso de Obama sobre la libertad
El ciudadano cubano Wilman Villar Mendoza, de 31 años de edad, pertenecía al pequeño grupo de disidentes llamado la Unión Patriótica de Cuba. Según se informa, se les unió en el este de Cuba en el verano de 2011.
El 12 de noviembre, Villar participó en uno de los numerosos actos de protesta que surgen por doquier alrededor de la isla. Villar fue detenido por las autoridades cubanas bajo los cargos de “desacato a la autoridad” y “resistencia al arresto”. Pocos días después fue juzgado y condenado a cuatro años de prisión. El régimen lo trató como a un criminal común, su forma habitual de restarle importancia a la disidencia.
Villar inició una huelga de hambre para denunciar el trato inhumano en el que se encontraba, de acuerdo con la Coalición de Mujeres Cubano-Americanas, fue aislado en una húmeda celda de castigo, confinado desnudo, privado de agua y de asistencia médica y trasladado a un centro médico sólo cuando se encontró en un estado de salud crítico.
A causa de que se deterioró su salud y las complicaciones fueron a más, fue llevado a un hospital de Santiago, donde murió el pasado 19 de enero tras una huelga de hambre de 56 días.
Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Derechos Humanos declaró sin tapujos: “Sostenemos que el gobierno cubano es categóricamente responsable debido que Wilman Villar murió bajo su cuidado. Consideramos que esta es otra muerte que se pudo evitar”.
La bloguera disidente Yoani Sánchez vía Twitter informó de la noticia de la muerte de Villar y se preguntaba: “¿Cuántos más tienen que morir? ¿Cuántos más? “.
Un bloguero pro-Castro respondió cruelmente: la muerte de Villar significó más carnaza para los “carroñeros”, un golpe para aquellos lo suficientemente prejuiciosos e ignorantes como para cuestionar la justicia de Castro.
El año 2011 fue testigo de la muerte por huelga de hambre del valiente Orlando Zapata Tamayo y el deceso de la fundadora de las Damas de Blanco, Laura Pollán, así como el persistente e injusto encarcelamiento del ciudadano americano Alan Gross.
Con la muerte de Villar, 2012 comienza con otro desafiante acto de protesta decisiva, dirigida a mantener la atención del mundo concentrada no en los pequeños ajustes económicos que están ocurriendo en Cuba ni en la saga de la lucha de Fidel Castro con la mortalidad humana, sino donde debería estar: En la lucha por la libertad y la dignidad de humildes cubanos como Villar.
Hace casi cuatro años en Miami, el entonces candidato Barack Obama declaró: “Mi política con respecto a Cuba estará orientada por una palabra: Libertad. Y el camino a la libertad de todos los cubanos debe empezar con justicia para los presos políticos de Cuba, derechos de libertad de expresión, libertad de prensa y libertad de reunión; todo ello debe conducir a unas elecciones libres y justas”.
En aquel entonces, antes de entrar en la Casa Blanca, el candidato Obama prometió mucho con la boca, pero lo que hace falta aquí son hechos y no palabras.
La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.
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