América Latina, ausente en el discurso de Barack Obama sobre el Estado de la Unión
Debajo de la privilegiada plataforma en la Cámara de Representantes debe de haber una alfombra muy gruesa bajo la que Barack Obama logró esconder un gran número de datos inconvenientes y problemas en las Américas.
Cuando se tocó el tema de nuestro continente, de norte a sur, Obama nos dijo que no nos preocupemos. Una sola frase bastó para esconder todos los temas bajo la alfombra: “Nuestros lazos en el continente americano son más profundos”.
No hay necesidad de preocuparse de las Américas, ¿verdad? ¡Mal! Para empezar, debemos preguntarnos por qué el gobierno de Obama actualmente no tiene embajadores en cinco países de América Latina. La respuesta no es organizar procedimientos dilatorios en el Senado.
¿Por qué nuestros vecinos de América Latina y el Caribe están creando una organización regional –la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)— que deliberadamente desaira a Estados Unidos?
Ni Canadá ni México –dos de nuestros cinco principales socios comerciales— merecieron siquiera mención. En ninguna parte había referencia a la reciente decisión de Obama de deshacerse del oleoducto Keystone XL desde Canadá hasta Texas que hubiera creado empleo y solidificado la alianza.
Mirando al sur, uno habría pensado que la batalla de México contra la embestida brutal de las organizaciones criminales transnacionales —una lucha que se ha cobrado casi 50,000 vidas, incluidos muchos americanos desde 2006— o los pasos en falso de la Operación Rápido y Furioso serían merecedores de una explicación de la política de Estados Unidos.
Los problemas en México abre un conjunto nuevo de temas, incluyendo el tráfico de drogas y la drogadicción en Estados Unidos. Escasa atención le presta la Casa Blanca de Obama a una crisis persistente que es directa o indirectamente responsable de decenas de miles de muertes evitables e innumerables crímenes. También impone costos a nuestro país que comienzan a acercarse a todo el presupuesto del Pentágono – según algunas estimaciones es alrededor de ¡$500,000 millones!
La visita de Mahmud Ahmadineyad de Irán y la creciente penetración de Irán en las Américas fueron suficientes como para asombrar al presidente y que lo dijera en una reciente entrevista, pero no fueron suficientes como para cruzar el umbral de seguridad de este discurso.
Obama habló enfáticamente sobre Medio Oriente: “Vamos a apoyar las políticas que lleven a democracias fuertes y estables y a mercados abiertos, porque la tiranía no es rival para la libertad”. Pero en nuestro patio trasero, ya es otra cosa cuando se trata de los hermanos Castro en Cuba – que celebraron el 53º aniversario de la dictadura revolucionaria en una isla que está a 90 millas de Key West y que sigue reprimiendo y asesinando a aquellos que exigen un cambio democrático mientras se benefician de la liberalización de viajes y generosas remesas aprobadas por la administración Obama.
El ascendente Brasil no recibió siquiera un guiño ni siquiera porque el gigante sudamericano parece dispuesto, bajo la presidencia de Dilma Rouseff, a distanciarse de Irán y tal vez de China.
La lista, por supuesto, podría continuar.
La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.
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