EE.UU.: un ejército agotado y drásticamente reducido
No es brillante el futuro de las fuerzas armadas de Estados Unidos. Ayer, el secretario de Defensa, Leon Panetta, dejó entrever a la nación lo que significa el medio billón de recortes en gastos de defensa solicitados por la administración Obama y ha detallado cómo se verían afectadas las capacidades militares de Estados Unidos en términos prácticos.
El resultado es unas fuerzas militares drásticamente reducidas y quemadas que carecen, lastimosamente, del personal necesario para cumplir con las necesidades de seguridad del país en un ámbito global.
Por tierra, mar y aire se verán reducidas las fuerzas americanas de forma drástica — el Ejército de Tierra disminuirá en 72,000 personas, el Cuerpo de Marines se reducirá en 20,000, se desarbolarán seis escuadrones de aviones de combate táctico de la Fuerza Aérea, a la vez que un escuadrón de formación más será eliminado, las adquisiciones del F-35 Joint Strike Fighter de nueva generación se ralentizarán, y la Marina mandará al retiro siete cruceros y dos buques anfibios en la etapa inicial, a la vez que retrasará las adquisiciones de nuevas naves. Para poner estos recortes en contexto, estamos volviendo a las fuerzas de tierra que había cuando era presidente Bill Clinton, cuando el Ejército de Tierra no daba abasto y sufrían para poder ejecutar pequeñas misiones como las de Kosovo y Bosnia — no digamos ya operaciones terrestres importantes.
Para compensar por las drásticamente reducidas capacidades militares, la administración piensa aumentar su dependencia de aviones no tripulados y equipos de operaciones especiales desplegados por todo el globo. Pero las operaciones especiales son como un escalpelo, no una navaja suiza. No son sustituto que lo hace todo fácil cuando se calibra las muchas misiones de seguridad que Estados Unidos acomete en todo el mundo. Y son fuerzas que para tener éxito se apoyan en una troncal fuerte de fuerzas convencionales. La presencia de la Marina de Estados Unidos fue esencial durante el reciente rescate de rehenes en Somalia, como lo fue el apoyo de la Fuerza Aérea en la primera fase de Afganistán o la potencia del Ejército de Tierra durante el aumento de tropas en Irak. Las fuerzas especiales son, sin unas sólidas fuerzas convencionales, como un delantero sin apoyos laterales o en su retaguardia.
Baker Spring, de Heritage, explica que las fuerzas armadas americanas están en peligro de convertirse en el ejército descalabrado de la era Carter:
Como ocurrió después de la Guerra de Vietnam en los 70, las reducciones del presupuesto de defensa del alcance anunciado por Panetta generalmente conducen a menos disponibilidad y finalmente a un ejército muy debilitado. Esto es así porque una fuerza demasiado pequeña tiene que soportar un ritmo más intenso en las operaciones y los ciclos de rotación. También constituye una reducción de la ventaja tecnológica que permite a las fuerzas armadas de Estados Unidos alcanzar la victoria en el campo de batalla de forma rápida y con menos bajas. Finalmente, se hace más difícil dotar a la fuerza de personal de alta calidad y mantener alta la moral.
Desafortunadamente, estos recortes son sólo el principio. Bajo la Ley de Control Presupuestario que aprobó el Congreso el pasado verano, los militares se enfrentan a recortes presupuestarios automáticos por sumas de hasta $600,000 millones además de los que expuso ayer Panetta. Como explica Spring, la única forma de evitar estos recortes automáticos es la enmienda o derogación de la Ley de Control Presupuestario — una medida que el presidente Obama ha dicho que vetaría.
Todo esto sucede a pesar de que el gasto en defensa nacional —una función constitucional fundamental del gobierno— se ha ido reduciendo significativamente con el tiempo, a pesar de las guerras de Irak y Afganistán. Los gastos en los tres mayores derechos a beneficios —Seguro Social, Medicare y Medicaid— se ha más que triplicado. Y mientras Washington intenta reducir el gasto, son las fuerzas armadas las que se llevan casi toda la reducción: Por cada dólar que el presidente espera ahorrar en programas domésticos civiles, piensa ahorrar $128 en defensa.
Esto deja a Estados Unidos en una posición precaria. Menos tropas en todos los cuerpos será como el juego de la bolita pero a nivel global para enmascarar el hecho de que Estados Undos no puede defender todos sus intereses. La fuerza estará incluso más estresada que en el culmen de Irak y Afganistán. Al recortar el presupuesto de defensa, Estados Unidos está menoscabando la capacidad de respuesta de su base industrial de la defensa. Además, sin las inversiones adecuadas, Estados Unidos perderá las ventajas tecnológicas que tiene frente a sus futuros competidores estratégicos.
Mientras tanto, los enemigos de la nación están vigilantes. Pueden contar nuestras tropas, nuestros aviones y nuestros buques. Pueden mirar cómo las fuerzas armadas de Estados Unidos retroceden y pierden su capacidad de proyectar tropas por todo el mundo. Y se darán cuenta enseguida de que Estados Unidos no podrá cubrir sus responsabilidades globales. Esa es una invitación al tipo de amenazas de seguridad que Estados Unidos no se puede permitir — y son las amenazas a las que quizá Estados Unidos no pueda responder con sus fuerzas armadas bajo mínimos.
La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.
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