POLITICA: POR SORGE

Tiemble la Rubia Albion: "Si quieren venir, que vengan; les presentaremos batalla"

Citando al desaparecido músico John Lennon, la Presidente pidió al Primer Ministro David Cameron que "le dé una oportunidad a la paz y no a la guerra". Luego, reclamó "terminar con cualquier tipo de excusas de parte de quienes usurpan las Islas Malvinas y baten el parche como si fuera un trofeo de guerra". Palabras textuales de la primera mandataria.

08 de Febrero de 2012

En una oportunidad no muy lejana, allá lejos y hace tiempo, un escritor argentino que fuera entrevistado por el señor periodista Bernardo Neustadt -ante la consulta sobre su capacidad de asombro, si acaso la tenía intacta-, el eximio escritor respondió que jamás en la Argentina esa capacidad puede perderse. Refirió que, simplemente, le bastaba con salir de su departamento y cruzar a comprar el diario del día. Con ese solo acto, la proverbial caja de Pandora quedaba abierta ante sus ojos... y algún delirio de los tantos a los que nos somete argentina aparecería plasmado en las páginas del periódico.

Al escuchar a la Señora Presidente de los argentinos y a, al menos, el 54% que votó este modelo (que, al entender de quien esto escribe, trasunta en un auténtico MAMARRACHO), no he podido más que adherir a lo vertido en aquella oportunidad por el escritor en cuestión. Se renueva la capacidad de asombro: exigir al ministro británico que le brinde una oportunidad a la paz, interpreto que trasciende ya la frontera del delirium tremens. ¿De qué otra cuestión podemos hablar hoy los argentinos que no sea paz? ¿Cuál capacidad de respuesta podemos tener que no fuera aquella vinculada a la paz? ¿Con qué componente de Defensa contamos? Cuando digo "Defensa", me refiero a las Fuerzas Armadas, para la eventualidad de tener que hacer frente a conflicto de cualquier tenor... Señores, seamos serios: hoy por hoy, la República Argentina carece de la posibilidad de establecer un sistema defensivo medianamente eficaz para el Hospital Santojanni y, a decir verdad, esa sola hipótesis de conflicto nos supera ampliamente.

Si hablamos de la Armada, como componente de la defensa de los mares, con mucha suerte podríamos desplazar la Fragata Libertad y con bomba de achique. Ni hablar de la Fuerza Aérea Argentina que, salvo que resucite el antiguo proyecto del Pulqui II, no posee un solo caza en condiciones de despegar del suelo patrio. Por último, Ejército Argentino se exhibe completamente desmantelado, con excepción, tal vez, del cuarto de almacenaje de las boleadoras. Pienso también en las lanzas que aún conservamos en los museos, y en algún herrumbrado mosquete que pueda reposar en el Círculo Militar (más alguno que se exhiba debidamente preservado).

Es por ello que mi reflexión al respecto de este acto convocado oportunamente para la sede de Balcarce 50, refleja que debió haberse llevado a cabo en la sede del Hospital Borda, con la presencia de la totalidad del conjunto de delirados psicofantes. Todos aquellos que le dieron marco a este verdadero aquelarre veraniego que, estimo, solo puede tener como propósito el desvío de la atención de los problemas reales de los ciudadanos. A los hechos me remito: ¿no será que la Señora no sabe ya cómo explicar que no puede seguir "subvencionando a todo el mundo, todo el tiempo"? ¿Pudiera ser que ya no le cierren los números de los 80 mil millones de pesos en subsidios anuales? ¿Se habrá percatado de que es hora de importar energía por un valor aproximado de 12 mil millones de dólares, y que carecemos de la matriz energética como para continuar con un modelo de sustitución de importaciones que atrasa, cuando menos, en setenta años?

¿Acaso la Señora Presidente juega -o así se lo ha propuesto- juguetear con el sentimiento que los argentinos llevan incorporados en lo que tiene que ver con esta causa noble? Esa prerrogativa, está visto, se construye al mejor estilo del pasado Proceso Militar que, cuando ya no encontraba salida al despropósito de su gobierno, se embarcó en la aventura malvinense de la mano de los delirios etílicos de un general. Oficial que se creyó aquella frase con la que alguna vez supieron elogiarlo en el norte: "You are Patton" cuando, en rigor, debió decodificar aquel mensaje apropiadamente: "Usted es como un pato criollo: a cada paso, una defecada".

Señora: su pensamiento, su gobierno, su "modelo" son poco menos que patéticos. Provocan vergüenza ajena como clase dirigente. El único motivo por el que hace lo que hace -estoy persuadido, como solía decir un ex presidente- es sencillo de explicar: "se le terminó a Usted la tarasca, la tutuca, el dinero". Y eso le complica el latrocinio al que ha sometido al país con su administración plutócrata.

Para finalizar, y en lo que respecta a la presencia del destructor inglés en el archipiélago, todo entendido sabe que ello tiene que ver con el necesario reemplazo de la nave que que actualmente patrulla esas aguas. El Príncipe -debo recordarle- es un militar de carrera en cumplimiento de tareas de entrenamiento militar como orden de servicio. Su llegada de uniforme obedece a un asunto completamente normal; es lo que corresponde para alguien que porta el uniforme de su país... salvo que, para su agrado, hubiera arribado a Malvinas de traje y bombín.

Muy bien, Señora Presidente de la Nación; le aconsejo que remita a su Canciller a cuanto foro mundial le plazca, para que presente las quejas que considere oportuno. A ese funcionario de Cancillería, ni siquiera su propio padre no le consideraba de fiar pues, como mucho, estaba capacitado para barrer la dirección del diario de su progenitor. Desde luego, un dignísimo funcionario de su gobierno, abundante en émulos de la familia Adams...


Por Sorge, para El Ojo Digital Política
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