INTERNACIONALES - VENEZUELA: POR EL DR. RAY WALSER

Venezuela: Caprile, listo para enfrentar a Hugo Chávez Frías

El 12 de febrero, cerca de 3 millones de venezolanos votaron en las primeras elecciones primarias para la presidencia de la nación. Los votantes eligieron a un candidato único, Henrique Capriles Radonski, para enfrentarse al autoritario líder populista de Venezuela, Hugo Chávez, en la contienda presidencial del 7 de octubre.

16 de Febrero de 2012

Chávez, el belicoso y antiamericano arquitecto de la Revolución Bolivariana de Venezuela, ha ocupado el poder desde 1999. Chávez ha convertido de forma creciente la agitada democracia de Venezuela en una dictadura electoral, unipersonal y unipartidista, ha hecho de sí mismo el principal auspiciador de la alianza antiamericana de estados latinoamericanos y caribeños, conocida como ALBA, y ha llegado a ser el aliado más próximo de Irán. Una victoria en octubre daría a Chávez otro mandato de seis años. Está claro que hay mucho en juego.


Las primeras elecciones primarias para la presidencia de Venezuela

Las primarias del 12 de febrero fueron el resultado de la labor de la Coalición para la Unidad Democrática. Creada en 2008, la coalición desempeñó un papel fundamental para ayudar a la fracturada oposición a construir una estructura de unidad. En septiembre de 2010, la coalición fue el instrumento para presentar una lista de candidatos a las legislativas, que obtuvo una mayoría de votos aunque no una mayoría de los escaños en la Asamblea Nacional.

Henrique Capriles RadonskiEl 62%, los votantes eligieron a Henrique Capriles Radonski, de 39 años, actual gobernador del populoso estado de Miranda, de entre una lista de cinco. El rival más próximo de Capriles, Pablo Pérez, gobernador de Zulia, recibió el 30% de los sufragios y enseguida reconoció en Capriles al vencedor.

Casi 3 millones de los 18 millones de votantes registrados de Venezuela acudieron a votar el 12 de febrero. Antes de las elecciones, se consideraba que 2 millones era el punto de referencia por debajo del cual la capacidad de la oposición para movilizar a los votantes habría sido cuestionada. La participación, mayor de lo esperada, fue una demostración impresionante de la fuerza de la oposición.


Una visión alternativa para Venezuela

El joven Capriles ha hecho hincapié en la política de la moderación. Aspira a distanciarse del pasado y ofrece una alternativa democrática a Chávez con una visión no muy distinta de la del popular expresidente del Brasil, Lula da Silva. Capriles minimizó la confrontación y aseguró a los votantes que las misiones o programas sociales de Chávez no se destruirán. Ha prometido una mejor gestión económica, un alto a las nacionalizaciones sin fin y una esperanza para que la libertad económica y las oportunidades se expandan. Capriles ha puesto el punto de mira en la restauración de la transparencia y la integridad profesional dentro de la compañía petrolífera nacional de Venezuela, PDVSA. Tratar la seguridad pública y ciudadana también serán hitos de su agenda.

Una victoria de Capriles en octubre también abriría la puerta a una reorientación a fondo de la política exterior lejos del apoyo al radicalismo y al antiamericanismo. Con toda probabilidad, esta llevaría a una rápida reducción de la presencia cubana en Venezuela, al fin de la financiación de la tiranía de los Castro con el petróleo venezolano y a cortar todos los lazos no diplomáticos y no comerciales con Irán. El candidato de la oposición pondría un mayor énfasis en lazos naturales con Colombia y Brasil y abriría la puerta a una rápida normalización de las relaciones con Estados Unidos y la vuelta a la cooperación antinarcóticos y antiterrorista.


¿Se puede derrotar a Chávez?

Lo que ocurra en el futuro girará de forma significativa en torno al estado de salud de Chávez. En junio de 2011, Chávez sufrió una operación por un absceso pélvico y admitió que padecía un tipo de cáncer sin desvelar. Desde finales de 2011, Chávez afirma que se ha librado del cáncer y ha retomado su calendario de actividades. El verdadero estado de salud de Chávez es un secreto nacional. En el caso de su incapacitación o muerte, probablemente tendría lugar una pelea por la sucesión dentro de los círculos de poder.

Chávez es ciertamente vulnerable en muchos asuntos clave. Escalada criminal, inflación, carestía y escasez de alimentos, fracasos para afrontar los problemas en infraestructuras y energía eléctrica y sobre todo la mala gestión de la economía son todos ellos objetivos fáciles para la crítica opositora. La extensión de la corrupción con el régimen de Chávez es otro tema destacado. En general, el venezolano medio quiere mejoras en el nivel de vida y beneficios sociales pero no apoya las campañas de Chávez de expropiación y la destrucción de la propiedad privada o los intentos por seguir el camino cubano para su país. Millones de venezolanos rechazan igualmente la incesante polarización de la sociedad, que ha sido otro sello distintivo del régimen chavista.

El reto para Capriles, sin embargo, será arduo. El actual nivel de aprobación de Chávez, por ejemplo, se ha elevado en meses recientes hasta aproximadamente el 56%. A las órdenes de Chávez hay grupos de leales y un acceso ilimitado a los medios, donde demoniza a la oposición como “retrógrada” o con términos peores. Chávez explotará la palanca del clientelismo en un país donde uno de cada cuatro votantes tiene un empleo gubernamental. Los ingresos del petróleo y un endeudamiento adicional permitirán a Chávez  llevar a cabo más gastos y subsidios sociales para los pobres. Otra táctica será generar el temor de que una victoria de la oposición marcará el comienzo de una nueva era de violencia y desorden social.

Una inquietud recurrente es si un Chávez derrotado rehusaría renunciar al cargo. Mientras Chávez dice que dimitiría, otros dentro de la más alta jefatura nacional (incluido el ministro de Defensa, el general Rangel Silva, jefe de unas fuerzas armadas cada vez más politizadas) han afirmado que los militares no aceptarán un resultado desfavorable en las urnas y defenderán el sendero revolucionario. La penetración de los operativos cubanos de seguridad e inteligencia dentro del régimen no auguran nada bueno para una transición suave.


Estados Unidos y Venezuela

Aunque hay quien argumenta que la influencia de Chávez en la región ha decaído, esto ofrece poco consuelo a los venezolanos. El hecho indiscutible es que con su dirección personal de la riqueza petrolífera y su estridente posicionamiento anti-Estados Unidos, Chávez se opone a los intereses y valores americanos. Es una suposición tácita que un giro auténticamente democrático en Venezuela está en el interés de Estados Unidos. Para avanzar en una agenda de libertad para Venezuela y las Américas, Estados Unidos debería:

· Apoyar las elecciones libres y justas de octubre. Esto significa el escrutinio riguroso de todo el espectro de argucias chavistas, no sólo la protección contra el fraude el día de la votación.

· Sostener las iniciativas pro democráticas. A pesar de las recientes reacciones violentas contra la promoción de la democracia en lugares tan diversos como Egipto y Cuba, Estados Unidos debería posicionarse tras la sociedad civil, los defensores de los derechos humanos y los guardianes de la integridad gubernamental, y debería usar las bazas únicas de la Fundación Nacional para la Democracia y otros mecanismos de apoyo democrático en Venezuela.

· Presionar a Chávez para aceptar un compromiso de dimisión si es derrotado. El presidente Obama debería presionar a Chávez para dimitir si es derrotado y a comprometerse a una transición ordenada hacia un gobierno de Capriles.

· Comenzar a plantear la contingencia. Si la oposición gana en octubre, las labores de reconciliación y reforma requerirán un fuerte apoyo de Estados Unidos. El planteamiento de tal eventualidad debería empezar ya.
 

Los delirios de grandeza de Chávez

De momento, el empuje de Chávez para la reelección será formidable y la oposición tiene una gran distancia que recorrer. Sin embargo, la impresionante respuesta de los votantes el 12 de febrero hace que un cambio de liderazgo parezca más posible. Como observó Capriles, Chávez “cree que es Dios. Piensa que no puede perder y eso es muy bueno para nosotros”.

 

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.

 

Publicado en: ActualidadAmérica LatinaAsuntos internacionalesEstudiosGobierno de Estados UnidosLiderazgo AmericanoOpinión

Por el Dr. Ray Walser / Heritage Libertad - The Heritage Foundation