El mercantilismo de la Reserva Federal de Estados Unidos
La decisión de la Reserva Federal de revelar los pronósticos de tasas de interés a corto plazo pretende esclarecer la política monetaria y tranquilizar a la población...
James A. Dorn es Vice-presidente para Asuntos Académicos de Cato Institute y especialista en China y coautor de China's Future: Constructive Partner or Emerging Threat? (El Futuro de China: ¿Socios Constructivos o Amenaza Emergente?).
La decisión de la Reserva Federal de revelar los pronósticos de tasas de interés a corto plazo pretende esclarecer la política monetaria y tranquilizar a la población. Al mantener la tasa de fondos federales cercana a cero por tres años más, y al cambiar sus valores de de corto a largo plazo, la Reserva Federal pretende estimular la inversión y el crecimiento. El problema es que manipular las tasas de interés y asignar crédito a grupos favorecidos fomenta el mercantilismo, no una economía de libre mercado.
La claridad de los mercados de capital no mejora con distorsionar las tasas de interés, que son precios relativos. Ni tampoco mejora la política monetaria si se le pone a cumplir objetivos de política fiscal o asignación de crédito. Establecer una meta de inflación del 2% es 2% demasiado alta. Las tasas de interés nominales deben reflejar tasas de interés reales en un mundo de cero inflación si se quiere que cumplan con su función de asignar el capital de manera eficiente.
Al establecer las tasas de interés nominales a niveles artificialmente bajos, la Reserva Federal está castigando a millones de personas que tienen sus activos en cuentas de ahorro o fondos de mercado monetario y cuya rentabilidad nominal es ahora próxima a cero. Con la inflación del Índice del Precios del Consumidor al 3% en el 2011, la tasa real sobre esos activos es negativa. La política de baja tasa de interés de la Reserva Federal, diseñada para financiar un Estado grande y estimular el mercado hipotecario, está descapitalizando a familias que no quieren adquirir activos más riesgosos. La virtud privada está siendo penalizada por el vicio público.
Los jubilados, o quienes están prontos a jubilarse, por lo general prefieren activos de menor riesgo. Pero con una tasa promedio en una cuenta de ahorros del 0,24%, en una cuenta corriente del 0,22% y con certificados de depósito por un año al 0,53%, los rendimientos nominales están cercanos a cero, y los rendimientos reales son negativos —incluso a tasas de inflación relativamente bajas.
Entre más se mantengan las tasas artificialmente bajas, más sufrirán quienes ahorran, y más tentados se verán a tomar riesgos que antes no hubiesen considerado. Los desajustes de riesgo complicarán las políticas de la Reserva Federal cuando las tasas deban subir para evitar una mayor inflación. Los precios de los bonos se vendrán abajo, y los inversionistas que confiaron que la Reserva Federal sostendría los precios de los activos a largo plazo se verán especialmente perjudicados. Habrá una enorme presión política para mantener bajas las tasas de interés por más tiempo, aún si la inflación supera la meta del 2% de la Reserva Federal. Así que, ¿cómo puede ser esa meta creíble?
El presidente de la Fed, Ben Bernanke ha dicho que va a darle igual importancia a la estabilidad de los precios que al empleo, según lo establece el doble mandato de la Reserva Federal. Pero la "estabilidad de precios" significa cero inflación, no un 2%. La Fed no tiene una regla de oro: no hay ningún parámetro de guía, todo su accionar es discrecional. Y esa discreción sigue siendo influenciada por el pensamiento keynesiano y por una mentalidad de la Curva de Phillips.
Bernanke está dispuesto a tolerar un poco más de inflación con el fin de intentar alcanzar un menor desempleo. Sin embargo, él debe saber que ese pacto con el diablo no funciona. De hecho, el comunicado de prensa de la Reserva Federal posterior a la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) del 25 de enero señala, "El nivel máximo de empleo depende en gran medida de factores no monetarios".
La Reserva Federal ha perdido gran parte de su independencia. El congreso ha pedido demasiado de la Reserva Federal y Bernanke ha ampliado enormemente sus poderes y cartera para poder cumplir. Algunos precios de activos han sido inflados (especialmente el del oro y bonos), pero la inflación general se ha mantenido relativamente baja porque las personas y empresas han mantenido grandes saldos en efectivo y los bancos han depositado su exceso de reservas en la Reserva Federal para un retorno libre de riesgo. La Reserva Federal ha ayudado a crear su propia "trampa de liquidez" mediante el pago de intereses sobre los excesos de reserva, lo que ha reducido el llamado multiplicador de dinero.
Sin embargo, conforme la economía recupera vitalidad y aumente la demanda de crédito, los excedentes de reservas entrarán al mercado y aumentarán los precios y el gasto nominal. La Reserva Federal entonces necesitará reducir el tamaño de su cartera y cortar la inflación desde la raíz; pero las autoridades podrían reaccionar demasiado tarde. El resultado será la “estanflación”.
Bernanke ha puesto a la Reserva Federal en una posición incómoda. No hay manera de que el FOMC pueda predecir con precisión las tasas de interés o determinar cuál será la asignación de capital más eficiente. Interferir con las tasas de interés del mercado es un ejercicio de socialismo de mercado, no capitalismo.
En la conferencia de prensa que siguió a la reunión histórica del 25 de enero, se le preguntó a Bernanke si la meta de inflación del 2% de la Reserva Federal tenía la intención de depreciar el poder adquisitivo del dólar. Bernanke respondió que el verdadero propósito es "evitar la deflación". A continuación intentó restarle importancia a la idea de que una inflación moderada pueda erosionar el valor del dinero, porque muchas personas protegerían su dinero invirtiéndolo, no guardándolo bajo el colchón. Admitió que las tasas de interés son bajas por ahora, pero a largo plazo tienden a "compensar" la inflación.
Su respuesta fue toda una maniobra artística. De hecho la inflación siempre erosiona el poder adquisitivo interno del dólar. Con la tasa actual de inflación del 3%, el nivel promedio de los precios aumentaría un 34% en una década y un 81% en veinte años. Incluso al 2%, el nivel de precios se duplicaría cada 35 años —sin importar la tasa de interés. Al mantener artificialmente bajas las tasas de interés nominales, la Reserva Federal está negándole a quienes ahorran los medios para proteger sus bienes; sin embargo Bernanke ni siquiera reconoce ese hecho.
La transparencia es un objetivo noble, pero se alcanza mejor en un Estado de Derecho y por la libre determinación de los precios. La cruzada de transparencia de la Reserva Federal no ha impuesto ninguna regla sobre la Fed ni nos ha acercado a tener una moneda más sana. Anunciar tasas de interés a corto plazo cercanas a cero envía la señal equivocada, es decir, que la represión financiera y el mercantilismo van a persistir.