Uruguay: invertir en las islas Malvinas
Es lógico considerar los sentimientos encontrados del Presidente José Mujica al analizar el tema Malvinas, y las dificultades que debe enfrentar a la hora de tener que tomar una resolución al respecto. Por un lado, se siente presionado por el “abrazo” con la Presidente de Argentina y su “pinguinera”, del cual le es difícil desprenderse.
Por otra parte, se siente aún obligado con el gobierno del Reino Unido de Gran Bretaña, por el agradecimiento que le debe por la ayuda diplomática y logística que él y su “barra” recibieron para concretar la fuga del penal de Punta Carretas en 1971, a cambio de la liberación del embajador británico.
La mayoría de los uruguayos percibimos que no debería sentir presión alguna, en tanto tome decisiones relativas a nuestro comercio internacional y nuestros interese económicos.
El Señor Presidente sabe que su cargo le exige saber separar apropiadamente las relaciones personales, políticas y de Estado.
Es por ello que debe concluírse que la República Oriental del Uruguay no observa obligaciones ni con la Argentina ni con el Reino Unido. Por ende, en materia comercial y de negocios, nuestro gobierno debe ser libre de negociar con aquel que mayor favorezca a nuestra agenda nacional. En este sentido, y si acaso debemos vender mercaderías al Reino Unido, pues hagámoslo. Si la República Argentina nos impone trabas para ingresar nuestros productos en su territorio, en tal caso nos compete eliminar las trabas que hemos interpuesto a determinados buques para que no atraquen en nuestros puertos, persiguiendo y buscando otros mercados (el Caribe, la ONU, Africa, etc.).
El Presidente Mujica sabe que, cuando le habla la Presidente de la Argentina, lo lógico exige no escucharla. Antes bien, debe leerle los labios, pues no hay dudas de que es muy distinto lo que hace escuchar, a lo que en realidad siente y dice.
Es así que, a los empujones, el gobierno argentino logró que el Mercosur votara una resolución impidiendo el atraque de los buques con bandera de las Malvinas en sus puertos. Declamó Buenos Aires que su canciller iba a presentar una denuncia al Secretario General de ONU y en el Consejo de Seguridad por la militarización del Atlántico Sur y la presencia de armas nucleares en el mismo.
A su vez, en su propio país, la mandataria argentina afirmó: "He instruído a nuestro Canciller para que presente formalmente, ante el Consejo de Seguridad y ante la Asamblea de Naciones Unidas, esta militarización del Atlántico Sur, que implica un grave riesgo para la seguridad internacional".
El jefe de estado uruguayo, antes de tomar posición de cara al tema Malvinas, debería confirmar si es real que, al momento, no se ha realizado ninguna presentación formal argentina ante el Consejo de Seguridad. Sucede que en los registros de ese organismo ni siquiera se hizo mención sobre el reclamo.
El Señor Presidente debería confirmar si es real que Héctor Timerman, además de tomar un café y sacarse la foto protocolar con el Secretario General de Naciones Unidas, realizó “la entrega formal de la presentación argentina” a Kodjo Menan, presidente del Consejo de Seguridad, además de entrevistarse con el presidente de la Asamblea General, Nassir Abdulaziz Al-Nasser. Ya que, desde el Consejo de Seguridad, sólo se aclara que Timerman “conversó” con esas autoridades, pero no se brindan precisiones sobre la presentación escrita, puesto que no está dirigida al Consejo de Seguridad ni a su presidente. Trámite indispensable en este tipo de procedimientos.
Tampoco ha quedado bien claro cuál es el objetivo de la República Argentina ante el Consejo, es decir, qué resolución se pedirá tratar en el organismo, dado que en el escrito ni siquiera se solicita que se informe a los estados miembros sobre la postura argentina.
Seguramente, José Mujica, a través de su sumiso Canciller Luis Almagro, podrá verificar que la Argentina solo pudo haber llamado la atención, pero su acción no tendrá ningún seguimiento en la ONU, pues no existe documento oficial alguno que haya sido ingresado en el organismo. Se está induciendo al error a los gobiernos de la región: Buenos Aires solo entregó una carta y la Casa Rosada montó una conferencia de prensa.
El presidente uruguayo debería verificar, si el tema es tan importante en la ONU para la Argentina, así como también investigar por qué no ha designado embajador en dicho organismo que haga un seguimiento efectivo del asunto.
También, la Presidente de Argentina alertó sobre la presencia de armamento nuclear en la zona, ingresado por el Reino Unido. Si esa declaración de la mandataria argentina fuese seria, concreta y responsable, rebasa lo que tiene que ver con derechos sobre las Islas y la militarización del Atlántico Sur: ella estaría obligada a denunciar la violación de la Zona Libre de Armas Nucleares, acuerdo reconocido por la Asamblea General de la ONU y presentar el tema en el Mercosur para su urgente tratamiento.
Señor Presidente José Mujica: la totalidad de estos puntos, apenas puedan ser confirmados por Usted y su sumiso Canciller, le permitirán a su gobierno actuar con las manos completamente libres. Dejando, como corresponde, los abrazos y los agradecimientos. Podrá proceder a la liberación de nuestros puertos y, en definitiva, nuestro comercio internacional. Ello le servirá también para olvidarse del intercambio de información tributaria y otros tantos compromisos que Usted ha refrendado oportunamente y de buena fe. Porque lo cierto es que, Señor Presidente Mujica, nadie puede ser "más papista que el Papa". A la postre, nada nos impide invertir en las islas Malvinas, ni mucho menos fuera de ellas.
Finalmente, Señor Presidente, vuelvo a compartirle mis sugerencias. En el futuro, cuando vuelva a tratar con la Presidente de la Argentina, Cristina Fernández Wilhelm, no la escuche: léale los labios. De esta manera, se ahorrará Usted un sinnúmero de dolores de cabeza, y nuestros empresarios terminarán por acceder a las verdaderas reglas de juego que funcionan en el mundo.