Marta Confalone Gregorian: lo mejor de Policía Federal Argentina
Corría el año 1984, y eran los días en que mi programa Vivencias se emitía por Radio Nacional los viernes a la medianoche, desde los estudios de la calle Ayacucho 1550...
Durante las muchas entrevistas que realicé desde aquellos micrófonos, una nos llamó especialmente la atención: queríamos indagar sobre el trabajo en prevención de drogas que venía realizando la Policía Federal Argentina. Luego de varios pedidos, nos fue enviada su representante.
Se trataba de una oficial de 1.80m de estatura, con cabello renegrido y ojos de idéntico color, que detenía el corazón de los ocasionales transeúntes que pululaban por Las Heras y Ayacucho en aquel viernes a la medianoche. Su apodo, "La Turca".
Había pedido una opinión sobre drogas y me habían mandado a una modelo para la entrevista, teníamos una hora de programa por delante con dos cortes y el noticiero a las “y media”. Mi esposa, que había entendido mis temores, me susurró que ella escribiría algunas preguntas para realizar, por si acaso se producían baches.
Pero todo resultaría mágico. Tras la cortina musical, presenté a la invitada, quien comenzó a hablar del tema narcotráfico sin dejar ningún aspecto sin cubrir. Todos nos quedamos boquiabiertos: operadores, oyentes, técnicos y periodistas. Marta Confalone Gregorian -ya en esos días de oficial ayudante- se había convertido en una experta en el tema.
Esa mujer dedicó toda su carrera en la Policía Federal Argentina a la difusión de los daños de las drogas en todas las escuelas del país. Caminó el norte y el sur, el NOA y el NEA, Cuyo y la Mesopotamia. Cientos de veces lo hizo en forma incansable para repartir folletería y llevar la palabra prevención como estandarte del trabajo que edificó toda su vida dentro de esa institución.
Marta Noemí Confalone Gregorian fue una hembra que puso sus ovarios para dejar en alto la imagen de la institución que amó y para llevar una palabra de aliento a las familias de los adictos durante los últimos treinta años de su vida.
Creó, sin que nadie se lo pidiese, un gabinete psicológico en la entonces Dirección de Drogas Peligrosas, que llevó adelante otro querido amigo, el Dr. Hugo Córdova, con quien durante años hicieron causa común para transmitir sabiduría a las provincias de nuestro país en prevención y materia de asistencia de adictos.
Ahora resulta que, luego de treinta años de trabajo ejemplar, de miles de horas de dedicación al adicto y la familia, su trabajo impecable es arrojado sin remedio a la basura por una ministra de Seguridad de identidad Nilda Garré. Se presenta evidente que la mencionada no tiene la menor idea de lo hecho por Confalone Gregorian, una mujer con mayúsculas.
¿Qué meritos exhibe Nilda Garré para mancillar, como lo ha hecho, la tarea de Martita Gregorian? ¿Acaso sabrá lo que ha hecho? ¿Sentirá vergüenza de ella misma al maltratar a quien entregó sus mejores años a una tarea tan noble como la de salvar a jóvenes de las drogas?
Señora Nilda: el odio cegador te está haciendo cometer errores y dañar injustamente a personas honorables. En lugar de construir una nueva Argentina, lo único que has logrado hasta este momento ha sido destruir. Vale la pena tener presente el caso de Nerón, quien quería una nueva Roma y, a tal fin, ordenó incendiarla. Su intención quizás era buena, mas no el método. Jamás pensó en las vidas de los seres humanos que destruyendo, en cada paso de su despótico, altanero y soberbio accionar.
Por Claudio Izaguirre, Asociación Antidrogas de la República Argentina
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