Carta abierta al conductor Oscar González Oro
He tenido la oportunidad de escucharlo, en los recientes días, muy angustiado por la desgracia que envuelve la vida de "Baby" Etchecopar. El mencionado se encuentra hoy, junto a su hijo, internado. Tras recibir una lluvia de balas de manos de parte de delincuentes que ingresaron a su domicilio con fines de robo.
Al referirse Usted tanto a Baby o al hijo de éste -que hoy se debate entre la vida y la muerte-, sus lágrimas, Señor González Oro, aparecen con cada frase, desnudando el afecto profundo que Usted exhibe por la familia de su amigo.
Espero que, a la luz de estos acontecimientos, haya comprendido Usted lo grave que es impulsar y promover, desde su programa de radio, al funcionario que oportunamente catalogara a la inseguridad como una simple "sensación".
Recuerdo que Usted, con gracia y magistral verba, se encargó de presentar como la solución a esa persona, quie jamás supo mover un dedo para aplastar la violencia y el delito. Sin importar que aquél, primero en su rol de Ministro del Interior y luego como Ministro de Justicia, supo disponer de todas las armas jurídicas y de seguridad para llevar el caos delictual a la mínima expresión.
Usted ha sido quien eligió entre la seguridad de los ciudadanos y la pauta publicitaria. Siempre que tuvo en los micrófonos de su radio (la más importante del país) al mencionado ministro -cosa que se llegó a dar día por medio en algunos momentos-, jamás exigió que se avocara al tema, en tanto varios centenares de personas morían violentamente a manos de los delincuentes, que el ex ministro y actual Senador jamás combatió debidamente.
Seguramente, ahora, al visitar al hijo de su amigo en la terapia intensiva (que tiene una herida en su pulmón producto de una bala), comprende Usted que la inseguridad ha dejado de ser una "sensación", sino una dolorosa realidad con que debemos convivir -y padecer- cuarenta millones de argentinos. Gracias a que aquellos que podían ser nuestra voz optaron por aumentar el volumen del sonido de quienes adornaron económicamente el buen pasar que vuestra radio ostenta.
¿No cree Usted, Señor González Oro, haber sido partícipe necesario en este caos en el que está hundida la República Argentina? Porque Usted condimentó con floridas frases la gestión de aquellos arquitectos del actual Estado anárquico, en donde el límite de las acciones humanas se miden al mejor estilo Far West.
Probablemente no será tomado Usted como culpable, pero sí le cabe una importante cuota de responsabilidad. Usted podría haber protestado y hubiera sido oído. Quizás no tendría quizá la remuneración económica que hoy disfruta pero, seguramente, hubiera salvado muchas vidas. Quién sabe: quizás hasta la de su amigo, "Baby" Etchecopar.
Aprender de nuestros errores nos convierte en personas inteligentes; no cometer errores nos convierte en sabios. Recuerde que sus hijos corren exactamente el mismo riesgo que los míos. Aunque cabe presuponer que los suyos se encuentran bastante mejor protegidos.