Enfermeros homicidas en Uruguay: ni los niños ni los muertos votan
Todo indica que el año 2012 ya demuestra mal aspecto para el gobierno progresista del Presidente José Mujica.
La totalidad de los esfuerzos realizados por Mujica para dar una imagen certera sobre su accionar no sirven de mucho: su entorno pisotea esa imagen, y existe poco margen para levantarla.
En el comienzo de las clases, sabiendo que las mismas se iniciaban en marzo, los ejecutivos que gerencian la enseñanza parecen haberse olvidado de las fechas. Han dejado el almanaque a un lado y miles de niños se vieron impedidos de iniciar sus clase, en virtud del estado de abandono de los locales escolares y liceales.
Si bien al pueblo se le obliga a pagar en fecha el Impuesto a Primaria, y en caso de no hacerlo, amenazan con enviar al deudor al “clearing”, los altos jerarcas de la enseñanza no cumplen con la obligación de dar el destino que corresponde a esa recaudación. Tampoco nadie exige la correspondiente rendición de cuentas.
En tanto que los niños no votan, no existe apuro en solucionar las humedades de las aulas, la salubridad de los baños, el orden de los pupitres, la fumigación de los locales en tiempo y forma. Nadie se ocupa de intentar calefaccionar en algo los locales para prevenir enfermedades en el invierno.
Si las dependencias correspondientes de la Intendencias y de Salud Pública inspeccionaran los baños de las escuelas y liceos con la rigurosidad que lo hacen en los bares y locales comerciales, seguramente serían pocas las escuelas que estarían en condiciones de funcionar.
Pero nada de esto sucederá, pues LOS NIÑOS NO VOTAN.
En materia de salud, sucede algo similar. Ineptos al frente de la misma han permitido que la totalidad del sistema se derrumbe y, como consecuencia, tenemos los conocidos récords de muertes dentro de los recintos hospitalarios.
En el Hospital (universitario) de Clínicas, se les pierde un enfermo y éste aparece a los pocos días muerto en un ducto, descubierto por casualidad. Vale preguntarse qué sucede con ese fallecido... que ya no emite sufragio.
En el Instituto Nacional del Cáncer se dejan vencer remedios por un valor aproximado al millón de dólares y nadie se ha hecho responsable. Sobra decir que ese medicamente no ha llegado a los enfermos que los necesitaban.
El tomógrafo no funciona, pues no existe personal. Mientras tanto, se contratan “custodias” para los gobernantes de turno, con sueldos mayores a lo de un técnico en tomografías. Se trata, en rigor, de enfermos terminales... y LOS MUERTOS NO VOTAN.
Ahora, nos despertamos el domingo con la noticia de que una investigación -aparentemente hecha a espaldas y a escondidas del Ministro de Salud Pública, quien estaba especializándose en Singapur- saca a luz el accionar criminal de dos enfermeros (por ahora) que mataron a más de dieciséis enfermos terminales -por ahora- y también a los molestos, aquellos que son calificados, en la jerga, de VDM ("Viejos de Mierda").
Esta investigación fue llevada a cabo por el Ministerio del Interior (MPP) y la Jefatura de Policía, aparentemente sin conocimiento del Ministro del Salud Pública (Partido Comunista). Sucede que, en el caso de haber estado el funcionario en conocimiento, su ausencia del país en esos instantes también resulta criminal. Se deja al descubierto una maniobra homicida, ejecutada desde hace años. Así lo refirieron los investigadores del caso, y ello permite concluír que no pueden ser ajenas a la maniobra los ex ministros Olesker y María Julia Muñoz.
Tuvieron que pasar muchas horas para que el “gabinete ampliado” del Ministerio de Salud Pública se pronunciara al respecto: es que debieron aguardar la llegada del Ministro y enterarse luego de qué era lo que había sucedido exactamente, en qué hospital y en qué mutualista privada se dieron estos tristes hechos.
Afortunadamente, la Justicia en nuestro país es más rápida que la burocracia y el desprecio por la vida humana. En menos de 24 horas, había arrojado un fallo sobre los culpables. Mientras tanto, el Ministerio de Salud Pública -en conferencia de prensa- se solidarizó con los familiares de las víctimas, dispuso líneas 0 800 para que “a nadie se le tilde de buchón” y reportó que el ministro Venegas no se hallaba al tanto de la investigación que desde hace "unos meses" realizaba el departamento de Delitos Complejos de la Policía.
Y cada uno, sin escrúpulos -tanto en la enseñanza como en la salud- continúan en sus cargos. Nadie renuncia. Nadie es expulsado.
Porque, como ya hemos dicho, NI LOS NIÑOS NI LOS MUERTOS VOTAN.