INTERNACIONALES: POR OSCAR ORTIZ ANTELO

Bolivia: unidad y alternativa democrática

Desde la realización de las exitosas primarias de la oposición venezolana se ha suscitado un amplio debate sobre la factibilidad de replicarlas en Bolivia como opción para que la oposición pueda competir con éxito en las elecciones presidenciales del 2014...

26 de Marzo de 2012

Oscar Ortiz Antelo es ex presidente del Senado de la República de Bolivia.

Desde la realización de las exitosas primarias de la oposición venezolana se ha suscitado un amplio debate sobre la factibilidad de replicarlas en Bolivia como opción para que la oposición pueda competir con éxito en las elecciones presidenciales del 2014. En mi opinión, las primarias son un elemento de un proceso mucho más rico y complejo que es la construcción de un consenso entre las fuerzas democráticas para gestar una alternativa que pueda conquistar el apoyo mayoritario de la población, ganar las elecciones, posibilitar una transición pacífica y garantizar la gobernabilidad del nuevo gobierno.
 
Por ello creo que el elemento central de la experiencia de Venezuela fue el acuerdo logrado en el 2008 para establecer la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Desde entonces, la oposición ha enfrentado con muy buenos resultados las elecciones para Gobernadores y Alcaldes y las elecciones para Diputados. En las primeras ganó las Gobernaciones de los Estados con mayor población e importantes Alcaldías, entre ellas la de Caracas. En las segundas, la MUD se convirtió en mayoría electoral, aunque con el 55% de los votos solo eligió al 40% de los diputados, debido a los cambios arbitrarios que realizó el gobierno de Chávez en las circunscripciones electorales. Las elecciones presidenciales de octubre 2012 serán la tercera oportunidad en las que la Mesa competirá desde la unidad democrática.
 
Evo MoralesSin embargo, desde sus inicios la MUD estableció que no era una alianza electoral sino que se constituía en un acuerdo de largo plazo para la construcción de una alternativa democrática que le diera a la población una mejor opción que la que le ofrece el actual gobierno, tanto en materia social, como política y económica.
 
Este es un componente esencial, pues ha conseguido que varias organizaciones políticas, con distintos orígenes ideológicos, incluyendo algunas que fueron aliadas de Chávez al inicio de su gobierno, puedan trascender las antiguas barreras de izquierda y derecha, para coincidir en postulados fundamentales sobre la necesidad de atender las necesidades de una población que sufre la inseguridad y la pobreza, al mismo tiempo que garantizar el respeto a los derechos humanos, el fortalecimiento de la democracia y el Estado de Derecho e impulsar el desarrollo económico y la descentralización.
 
Para ello la Unidad Democrática, ha trabajado paralela y simultáneamente, en la organización de una estructura política nacional que pueda enfrentar los desafíos electorales y en la organización de comisiones de trabajo que han desarrollado un programa de gobierno con propuestas de políticas publicas para el conjunto de las áreas de la gestión pública. De esta manera, se ha conseguido posicionar en la mayoría de la opinión pública que existe una alternativa capaz de gobernar el país y que un gobierno distinto al actual no será un salto al vacío, temor que agita permanentemente el régimen bolivariano.
 
En todo este proceso es importante destacar que la unidad se basa en organizaciones políticas que han definido trabajar democráticamente desde las condiciones y normas actuales, a pesar de estar convencidas que no son iguales para todos ni garantías de imparcialidad. Se asume que la única forma de recuperar la democracia es trabajar desde ella hasta conseguir un nivel de apoyo ciudadano que vuelva en algún momento imposible al régimen desconocer un triunfo de la oposición.
 
Quedan de esta forma descartada cualquier postura abstencionista o cualquier salida fuera de la institucionalidad democrática. Igualmente, se supera la posición de la simple denuncia o la queja permanente sobre los abusos del gobierno por el trabajo en conjunto y organizado para la consolidación del proyecto país que ofrezca la esperanza que hoy buscan quienes desde el centro político en algún momento le dieron la mayoría a Chávez para ganar la primera elección y posteriormente mantenerse en el poder con un importante apoyo popular.
 
Mi objetivo con todas estas referencias es enriquecer el debate suscitado en Bolivia para evitar que el mismo se limite a la factibilidad de simplemente trasplantar la experiencia de las primarias.
 
El desafío es mucho más grande si queremos no solo ganar las siguientes elecciones sino al mismo tiempo encaminar Bolivia hacia un futuro con unidad y cohesión social, libertad y Estado de Derecho, oportunidades, prosperidad y bienestar social para el conjunto de la sociedad, especialmente para quienes continúan sufriendo la pobreza y han perdido la esperanza que en algún momento les ofreció el presidente Evo Morales y el Movimiento al Socialismo.
 
Para ello es importante comenzar concertando los principios alrededor de los cuales se construye la unidad democrática. En esto no debiera haber mayores problemas si entendemos que conceptos como la democracia, la lucha contra la pobreza y el respeto a los derechos humanos, son bases fundamentales que nos deben unir y trascender los diferentes orígenes ideológicos. Este consenso debiera reflejarse en un programa de gobierno, en una propuesta que le de la certeza a la población de que existe la opción real de un mejor gobierno, la confianza de que no se busca volver al pasado sino construir un mejor futuro.
 
Al mismo tiempo, entender que la unidad democrática se logra mediante un trabajo permanente de estructuración política en el conjunto del territorio nacional y del tejido social. No se puede seguir apostando a candidaturas especulativas que aparecen tres meses antes de las elecciones a confeccionar listas de candidatos a diputados y senadores y que piensan que solo con propaganda se ganan las elecciones.
 
Una verdadera alternativa demanda mucho trabajo y dedicación y por ello solo tendrán éxito quienes encaren con seriedad esta estructuración y cuyo horizonte no termine en las elecciones presidenciales del 2014 sino tengan una visión de desarrollo nacional para las próximas décadas.
 
Las primarias pueden ser el medio para resolver el desacuerdo sobre quien debe ser el candidato de la unidad. El fin debe ser la construcción de la alternativa democrática.

Por Oscar Ortiz Antelo, para The Cato Institute