Diosdado Cabello: ¿candidato del chavismo?
Sería interesante y recomendable para el PSUV que, en las encuestas, se midiera la popularidad de Diosdado Cabello. Este, ante una eventualidad, podría ser el sustituto de Chávez.
Ahora, Diosdado es el vocero “carismático” del oficialismo, mientras Chávez telegrafía desde Miraflores sus mensajes. Ya la oposición venezolana resolvió su problema de escoger un candidato único en las elecciones primarias, con un maravilloso performance de 3 millones de votantes. Excelente porcentaje para unas primarias, e igual de excelente para una proyección general futura. Si funciona el 2X1, planteado por la disidencia, que consiste en que cada votante en las primarias arrastre a dos nuevos votos materializándose la candidatura de la oposición, se erigirá como presidente Capriles Radonski . Esta es una práctica que no resulta extraña para una oposición con talante democrático, la dificultad está en el contrincante de la oposición, aunque las mediciones siguen enfocadas hacia Chávez, deben prepararse en el partido oficialista para cualquier falla, es previsible una ausencia, cuando atañe a un candidato inoportuno y en este momento averiado. Bueno, a lo mejor es eso lo que están inventando, y reemplazan con Diosdado a Chávez sin que nos demos cuenta, y mudamente van aplicando la candidatura alterna de Cabello. Esa es una traumática salida para el PSUV, partido de un solo dueño y de un solo candidato. La aclaratoria pública seria cuando se haga oficial y todos salgamos de la incertidumbre, conociendo quien será el verdadero candidato del oficialismo en las elecciones del 7 de Octubre.
Peor seria no estar dispuestos para una contingencia, además observaríamos en las filas de los camaradas como funciona la alternabilidad, y una vez que Chávez se encuentre reposado y en mejores condiciones que regrese por sus “laureles”.
Diosdado Cabello tiene el mismo origen de Chávez en el golpe que catapultó al poder a un grupo de militares que, hoy son los generales efectivos de las Fuerza Armada Bolivariana. Es de su generación y quizá de su confianza y mando, no se trata de un desconocido en ese sector élitesco que Chávez se ha esmerado en erigir.
La oposición, mientras tanto, debe seguir en lo suyo, pateando las calles, visitando los barrios y caseríos, y llevando un mensaje de optimismo y cambio al pueblo venezolano. No es lo mismo vivir en libertad que humillado por una bota, no es lo mismo la alternabilidad en el poder que estar sometidos trece años por un mismo caudillo. No hay nada comparable a un absolutismo instigador del odio. Pero seria una buena señal ver un nuevo rostro en la candidatura del oficialismo, advertir que en algo han cambiado para sentirse seguros en lanzar un sustituto al inmanente líder de la “revolución.”
El partido oficialista también debería plantearse la probabilidad de ser un partido de oposición, y no de hostigar a la oposición con la tontería del supuesto atentado, ni pidiéndole suscribir una carta notariada para que reconozca los resultados de las elecciones, cuando esa carta a quien hay que pedírsela es Chávez y al CNE, y a quienes se han pronunciado de manera inversa y arbitraria, articulándose como servidores de la “revolución” y no de la Constitución. Ese to be, or not to be está cada vez más cercano para quienes quieren asumir la violencia en Venezuela, o para quienes estarían trazándose no reconocer el resultado de las elecciones. Fue una buena practica en Venezuela en sus tiempos democráticos, mostrarse de acuerdo con los ganadores, cuestión que funcionó cuando fue electo Chávez la primera vez, porque las otras veces siguen y seguirán en observación para muchísimos venezolanos. Para quienes profesamos la democracia, vemos de buena fe los “efluvios” de Diosdado Cabello en contraposición del candidato Chávez, quien por prescripciones médicas permanece enconchado.