Poner a prueba a Ahmadineyad
Según los informes de prensa, el presidente de Irán Mahmud Ahmadineyad ha declarado que “Irán tiene suficientes fondos para soportar un embargo total sobre sus ventas de petróleo durante dos o tres años”.
¡Fantástico! Pongámoslo a él y a sus compinches a prueba. Unas sanciones firmes, combinadas con otras iniciativas para meter presión a los chicos de Teherán (tales como situar el centro de atención sobre el abismal historial de derechos humanos del gobierno), son el mejor medio de fomentar el cambio de régimen interno del país.
Ahmadineyad debe pensar que se está preparando para los Juegos Olímpicos de verano para establecer el récord mundial de bravuconería.
La bravuconería parece ser un instrumento primordial de la política exterior iraní. ¿Recuerda como hace poco tiempo los políticos iraníes amenazaron con cerrar el Estrecho de Ormuz, una vía marítima clave por la que discurre alrededor de un tercio de las exportaciones mundiales de petróleo?
Sin embargo, el verdadero problema con Irán no son las amenazas vacías sino una política exterior empeñada en causar serios problemas. Por ejemplo, recientes informes del Reino Unido indican que Irán está ayudando a crear bombas para matar a soldados de la OTAN en Afganistán. Durante mucho tiempo se ha sospechado que Teherán instalaba un oleoducto para canalizar poderosos artefactos explosivos improvisados para matar a soldados de la coalición en Irak.
Irán también ha sido señalado como uno de los estados patrocinadores del terrorismo más activos del mundo.
Y, por cierto, se sospecha que los iraníes tienen un programa para desarrollar la capacidad de construir armas nucleares y los misiles de largo alcance en los que colocarlas.
Estados Unidos necesita un final de verdad para el peligroso y mortífero régimen de Irán. Y escuchar las bravatas de Ahmadineyad no lo es.
La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.