ESTADOS UNIDOS: POR RACHEL SHEFFIELD

EE.UU.: la Asistencia Social, el rubro del gasto público que más crece bajo Obama

Múltiples informes acerca de abusos de la asistencia social han llegado a los titulares de prensa en semanas recientes, desde la ganadora de un millón de dólares en la lotería recibiendo estampillas de comida hasta un traficante de drogas de Massachusetts tratando de usar dinero de la asistencia social para pagar su fianza y un club nocturno de Alabama anunciando la fiesta “Viernes de las Estampillas de Comida”.

24 de Abril de 2012

Múltiples informes acerca de abusos de la asistencia social han llegado a los titulares de prensa en semanas recientes, desde la ganadora de un millón de dólares en la lotería recibiendo estampillas de comida hasta un traficante de drogas de Massachusetts tratando de usar dinero de la asistencia social para pagar su fianza y un club nocturno de Alabama anunciando la fiesta “Viernes de las Estampillas de Comida”.

Estos ejemplos ponen de relieve la necesidad de reformar un sistema de asistencia social que está contribuyendo a la cultura del tener derecho a beneficios. Un elemento crucial de la reforma es atajar los hinchados costos del Estado del Bienestar que se ha convertido en la parte que más rápido crece dentro del gasto público.

En una audiencia el pasado martes presidida por el presidente del Comité de Presupuesto de la Cámara Paul Ryan (R-WI), el investigador sénior de la Fundación Heritage Robert Rector debatía sobre el considerable crecimiento de los costos de la asistencia social y cómo poner este gasto bajo control.

Primero, Rector disipó el mito de que las reformas de la asistencia social de 1996 acabasen con “la asistencia social tal y como la conocemos”. De hecho, observó, desde 1996 Estados Unidos “gasta un 50% más en dinero, comida y alojamiento según ingresos de lo que gastaba cuando Bill Clinton ocupó el cargo con la promesa de ‘acabar con la asistencia social tal y como la conocemos’”.

Las reformas han sido moderadas de manera significativa en años recientes y como Rector explicó el martes, estas tocaban sólo una docena de los programas federales de asistencia social:

“El público prácticamente desconoce por completo el tamaño y alcance del gasto público en los pobres. Esto es porque el Congreso y los principales medios de comunicación siempre debaten sobre la asistencia social por partes, con una base fragmentada. Cada uno de los 79 programas se debate por separado como si fuera el único programa que afecta a los pobres. Este enfoque por partes del gasto en asistencia social perpetúa el mito de que el gasto dedicado a los pobres es escaso y aumenta poco, si es que lo hace”.

En realidad, los programas de asistencia social están costando a los contribuyentes cientos de miles de millones de dólares cada año. En el ejercicio fiscal 2011, los costos totales en asistencia social equivalían a $927,000 millones ($717,000 millones del gobierno federal y $210,000 millones de los estados).

Desde una perspectiva histórica, desde que la Guerra contra la Pobreza empezara en los años 60, el gobierno ha gastado $19.8 billones (ajustados a la inflación) para financiar una lista cada vez mayor de programas de asistencia social. Como señala Rector, esto es casi el triple del “costo de todos los conflictos militares de la historia de Estados Unidos desde la Guerra de Independencia hasta la actual guerra en Afganistán”.

Gasto público proyectado en Estados Unidos / B. ObamaSin embargo, a pesar de que los costos anuales en asistencia social duplican ya la cantidad necesaria “para sacar a todos los americanos de la pobreza”, como observó Rector, el presidente Obama planea incrementar el gasto en asistencia social. Los costos de la asistencia social ya han aumentado en un tercio desde que Obama ocupó el cargo en 2009. Y este no es un gasto temporal debido a la recesión. El presidente Obama planea aumentar la asistencia social de modo que para 2022 los costos alcancen $1.56 billones. Según el plan del presidente Obama, en la próxima década los contribuyentes de Estados Unidos desembolsarán casi $12.7 billones en asistencia social.

Para controlar estos costos cada vez mayores, Rector explicó que el Congreso debe poner un tope al gasto conjunto en asistencia social. Una vez que la actual recesión termine o en torno a 2013 como muy tarde, la financiación de la asistencia social debería retrotraerse a los niveles anteriores a la recesión (ajustados a la inflación) y luego se debería permitir que creciera solamente al ritmo de la inflación. Esto ahorraría a los contribuyentes de Estados Unidos más de $2.7 billones durante 10 años. Además del tope de gasto, el Congreso debería atajar las causas de la pobreza promoviendo la autosuficiencia mediante los requisitos del trabajo y de los límites de tiempo de la asistencia así como mediante iniciativas para reforzar el matrimonio en comunidades con bajos ingresos.

El gasto en más dólares federales para asistencia social está creando una carga a los contribuyentes y promoviendo un sistema de dependencia del gobierno. Reformar la asistencia socialal mediante la puesta bajo control de los costos y la promoción de la responsabilidad personal son dos formas de enfocar el tema de una forma que no sólo respeta a los contribuyentes americanos sino que también beneficia a las personas en situación de necesidad.

La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.

 

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Por Rachel Sheffield / Heritage Libertad, The Heritage Foundation