Cuando el relato y la acción concluyen en paranoia
¿Quiénes son los que se asombran? si ya estamos acostumbrados a soportar la impronta de tantas payasadas. Una mujer -con marcados signos de inestabilidad emocional- desembarca en Africa...
¿Quiénes son los que se asombran? si ya estamos acostumbrados a soportar la impronta de tantas payasadas. Una mujer -con marcados signos de inestabilidad emocional- desembarca en Africa. Apareció como ofreciendo mercaderías de vendedora ambulante; parecía que armaron una improvisada subasta al mejor postor. Refrendando, de esa manera, "las mejores formas del comercio internacional".
Este acontecimiento -que fue una verdadera desvergüenza, entronizado por la jefa y un montón de cortesanos infiltrados, al mejor estilo de los alcahuetes, que utilizaron las desgracias de una nación pobre para hacer política- se paseó por las pantallas de todo el universo. ¿Qué habrá dicho el mundo civilizado? Seguramente nada, porque no le habrá interesado.
Que una jefa de Estado se pose delante de los anfitriones, en tono de desventurada adolescente en sus expresiones, y copiando con gestos grotescos como se ordeña una vaca en forma manual, y para remate diga “que eso produce sabañones”, es de una desfachatez sin límites que hace sonrojar y rezongar a cualquiera, incluso a los que no saben nada de lechería. Esto explica el desconocimiento de una actividad que es generadora de uno de los alimentos más indispensables para la humanidad, como lo es la leche.
No conforme con esa imitación, en otro infortunado momento relata -acaso para entusiasmar a aquellos sufridos ciudadanos- las bondades de nuestras aves domésticas, no teniendo mejor idea que fingir con los brazos como éstas aletean. Una verdadera payasada, e irreparable . ¡Por favor! ¡Que alguien ponga frenos a todo esto!
Pero, si algo faltaba en aquella grosera faena, y para mostrarse simpática ante ese pueblo devastado por guerras civiles y sumido en la mayor de las desgracias como lo es la pobreza extrema (que afecta a más del 50% de la población) producto de la opresión brutal, ella, con su actitud de mojigata, mostró sus débiles cualidades de bailarina en medio de mujeres sorprendidas y contratadas para semejante teatro. No entendiendo éstas dónde terminaría tal sainete. ¡No se puede creer!
Además, por esos días, la Señora Kirchner parecía que faltaba a su buena memoria, porque siempre recuerda muchas cosas en su "atenta oratoria". Pero, ante su amnesia en aquellos remotos lugares, no tuvo mejor “apuntador” que el mandamás de nuestra trastornada economía. Conducida al mejor estilo de los arrieros, es decir, a los gritos y latigazos, para que le dictara lo de siempre y lo único que este siniestro personaje sabe decir: “Para Todos”. Pero que nadie se incomode: ¡es lo que se vio!
Por si todo esto fuera poco, no tuvieron mejor idea que repartirle medias de abrigo a esos sumisos angoleños (que lo que más padecen es hambre) con la inscripción "Clarín Miente". Cuando todos saben que, en esa indigente nación, hasta carecen de zapatos.
Con ese burdo desenfreno, no perjudicaron al multimedio al que le declararon la guerra. Con esa farsa que hicieron, nos menoscabaron a todos nosotros.
Todo fue lamentable, derivando en un grotesco papelón, propio de personas incultas que no miden las consecuencias deleznables de tan tremenda parodia.
Estas desgraciadas nostalgias quedarán impresas en la historia de un mundo que es cada vez más cauteloso, desarrollado en las formas, y vigente en normas estrictas de intercambios culturales y económicos.
Si alguien que no haya visto esto y que aún no quiere creer, solamente debe investigar en las páginas que guardan cotidianamente los acontecimientos relevantes en el orbe, aunque éste, de notable, no tenga nada. Si, de paupérrimo.
Este es el modelo vigente, el de la improvisación sobre la marcha, el del engaño permanente.
El viento que exhalaba dinero fácil -usado para repartir prebendas por todos lados- advertía que esta tormenta benigna un día pasaría y nos dejaría nuevamente al desnudo. No han querido capitalizar en desarrollo esa bonanza pasajera; priorizaron un populismo exagerado que le puede costar muchos dolores de cabeza, incluso un futuro incierto, a este ritmo.
Queda muy bien demostrado aquello que se advertía desde hace mucho tiempo: el modelo se sustenta gracias a la coacción del Campo argentino y, por añadidura, de altos precios internacionales. Ahora que el clima derramó una brutal sequía en todo el país, el gobierno hace agua por todas partes a raíz de la falta de dinero. Por los recursos que no fueron cuidados en su debido momento. Para justificar lo injustificable, envía a los medios a dos ministros desorientados, a explicar lo inexplicable, y con sus propias contradicciones.
Otras vez, las miradas oficiales se tornan hacia los chacareros, para que el esfuerzo de estos arregle los desaguisados bochornosos que han hecho durante tantos años. Sector que nuevamente estará obligado a defenderse de semejante espoleo.
La economía entró hace rato en su etapa de sinceramiento: los dispendios se pagan caro. Los que no creyeron, ahora despertarán de una larga modorra que no los dejaba ver -por conveniencia- la dura realidad que se acercaba. Hoy, está entre nosotros.
Por Raúl Zorzón, desde Malabrigo, Provincia de Santa Fe, para El Ojo Digital Política
e-Mail: rzorzon@malabrigo.com