Imaginemos, con Ella
¿Por qué y para que criticarla? ¿No sería más fácil ponernos del lado de ella? Viviríamos más tranquilos, sin amargarnos por los problemas económicos y sociales del país. Imaginemos diferentes situaciones, y verán que éstas le darán la razón...
¿Por qué y para que criticarla? ¿No sería más fácil ponernos del lado de ella? Viviríamos más tranquilos, sin amargarnos por los problemas económicos y sociales del país. Imaginemos diferentes situaciones, y verán que éstas le darán la razón...
Amigos jubilados, tomando un café en el bar del barrio: podríamos escuchar frases como; “-Te dije que el 82% móvil no tenía fundamentos; prefiero mil veces poder sacar un pasaje en 40 cuotas” o “Me encanta que financiemos con el ANSES todos los planes ´PARA TODOS´; total, nosotros ya vivimos. Mejor que los disfrute el gobierno para hacer políticas partidarias”.
Dos docentes ingresan a la sala de profesores, quitándose el polvo de la tiza. Se cruzan diálogos como: “-¿Cuánto hace que no hacemos un paro? Sinceramente, el nivel de los alumnos está muy elevado”.
Otro ejemplo: una pareja próxima a casarse, proyecta su futuro: -“Gorda, ya conseguí un crédito hipotecario a tasa muy baja. Podemos comprar nuestro hermoso departamento, cuando queramos”.
Ya que el peso es una moneda muy fuerte quizás hasta se podría escuchar de alguien lo siguiente: “-Loco, estábamos en Alemania, fuimos a una casa de cambio. Teníamos pesos, y nos cambiaron a euros sin hacer ningún problema. Es más en cualquier casa de cambio, muy fácil!”.
Finalmente, el chico de ocho años que llega del colegio y le pregunta al padre: “-Pa, ¿cómo se llamaba la Argentina antes del 2003? ¿Tení provincias? ¿Cuáles eran los próceres?”. Y que, al final del día, pida -igual que todos-: “-¿Pa, me comprás la muñeca de Cristina y el ángel de él?”.
Así podríamos seguir creando situaciones con respecto a la seguridad, a la salud, a la justicia, al transporte público y otros temas. Pero no me corresponde ser egoísta: que el lector se permita jugar un rato...
Imaginado de este modo, tendríamos un país, ubicaado entre los primeros del mundo, donde los problemas y las preocupaciones habituales de los ciudadanos sean ínfimos en comparación a lo que nos toca vivir hoy.
Ya más en serio, cabe esperar que -en algún momento-, la Señora Cristina Fernández deje de ocupar ese rol en el que mira siempre para otro lado. Que, después de todo, se atreva a dar la cara ante situaciones injustas o en aquellas donde funcionarios de su gobierno cometieron graves errores.
En definitiva, que no solo se presente para inauguraciones, en sus clásicas videoconferencias.