Pidiendo perdón a Paquistán
Mientras Washington cerraba por el Día de la Independencia, la secretaria de Estado Hillary Clinton se disculpaba públicamente ante Paquistán por la muerte de 24 soldados pakistaníes que fallecieron accidentalmente en un ataque militar de la OTAN a lo largo de la frontera afgana el pasado noviembre.
Mientras Washington cerraba por el Día de la Independencia, la secretaria de Estado Hillary Clinton se disculpaba públicamente ante Paquistán por la muerte de 24 soldados paquistaníes que fallecieron accidentalmente en un ataque militar de la OTAN a lo largo de la frontera afgana el pasado noviembre. A cambio, Paquistán reabrirá las rutas de suministro afganas que cerró como represalia.
El cierre durante siete meses de estas rutas obligó a Estados Unidos a depender de otras rutas más caras que recorren el norte de Afganistán, la llamada Red de Distribución del Norte. Exactamente, no está claro cuánto más caras demostraron ser las rutas del norte. Hay quien estimó que fueron alrededor de $100 millones más al mes, es decir, en torno a la mitad de lo que gastamos en ayuda económica y de seguridad a Paquistán en el ejercicio fiscal (FY) de 2011 (el total de la ayuda económica y de seguridad de Estados Unidos a Paquistán sumó alrededor de $2,400 millones en el FY 2011, lo que si se promedia durante un periodo de 12 meses, equivale a alrededor de $200 millones al mes).
El acuerdo de disculpa de Clinton es ciertamente secundario para el asunto que de verdad está en juego en las relaciones entre Estados Unidos y Paquistán. La realidad es que Estados Unidos y Paquistán se están esforzando para obtener resultados distintos en Afganistán. En su comunicado de disculpa, Clinton comentó que el restablecimiento de las rutas de suministro era una “demostración tangible del respaldo de Paquistán a un Afganistán seguro, pacífico y próspero y de nuestros objetivos compartidos en la región”. Pero esto sencillamente no es cierto.
Simplemente reabrir las rutas de suministro no ayudará a que Estados Unidos alcance sus objetivos en Afganistán, puesto que no se aborda el problema fundamental del continuo respaldo pakistaní a los talibanes y a la red Haqqani, que están asesinando a las fuerzas de Estados Unidos y de la coalición a diario en Afganistán. Paquistán nunca se ha explicado (y menos aún se ha disculpado) por su falta de acción contra los enemigos de Estados Unidos que encuentran refugio en su territorio.
Por eso, Estados Unidos no puede permitirse el dejar que los talibanes recuperen su influencia en Afganistán dado el riesgo de que el país se vuelva a convertir en un refugio seguro para los terroristas. Por su parte, Paquistán está centrado en asegurarse de que surge un régimen amigo de Pakistán en el país y lo más probable sería que ese régimen incluyera elementos alineados con al-Qaeda.
Hasta que Paquistán no sitúe sus objetivos en Afganistán de manera más próxima a los de Estados Unidos y la OTAN y no se enfrente a las redes de los talibanes y de Haqqani dentro de su territorio, las tensiones entre Estados Unidos y Paquistán persistirán.
La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.