Escandalosa arbitrariedad en el Mercosur
Para los defensores del ex presidente Lugo la reciente suspensión del Paraguay del Mercosur fue una decisión correcta tomando en cuenta a lo que ellos dominan como golpe parlamentario. Pero se equivocan. La suspensión de Paraguay no solo está fuera del orden jurídico...
Víctor Pavón es Decano de Currículum UniNorte (Paraguay) y autor de los libros Gobierno, justicia y libre mercado y Cartas sobre el liberalismo.
Para los defensores del ex presidente Lugo la reciente suspensión del Paraguay del Mercosur fue una decisión correcta tomando en cuenta a lo que ellos dominan como golpe parlamentario. Pero se equivocan. La suspensión de Paraguay no solo está fuera del orden jurídico sobre el cual se sostienen los estados en sus relaciones internacionales, sino también fue una verdadera bofetada a todos los paraguayos, por lo que no resulta raro ver y escuchar la manifiesta indignación que sentimos gran parte de la ciudadanía por la forma en que se procedió contra nuestro país. Además, muestra en su real dimensión cómo algunos compatrioras pisotean el tesoro más preciado que tenemos desde aquella memorable fecha de nuestra independencia.
Es bueno que los paraguayos no nos olvidemos que la independencia patria no fue solo un acto de emancipación de España. Fue, además, un gesto memorable por el cual nuestro padres fundadores concibieron una nación cimentada bajo los designios de una genuina República, dispuesta nunca más a aceptar que las cadenas que rompíamos con España no fueron posteriormente utilizadas para encadenarnos al Imperio del Brasil y a la Argentina. De ahí que esta suspensión del Mercosur no solo tiene ribetes políticos y jurídicos a los que me referiré más adelante.
También muestra que persiste en la actualidad el intento de los malos gobiernos, en este caso los actuales que represetan o mejor dicho mal representan a los intereses de los brasileños y los argentinos. La suspensión no ha sido otra cosa que la reiteración de las antiguas pretensiones de convertirnos en una provincia fundada en los execrables fundamos del colonialismo que alguna vez imperó en el Paraguay, y que hoy algunos compatriotas pretenden reeditarla, siendo acertado el calificativo de legionarios para identificar a aquelos paraguayos que se dicen patriotas pero están dispuestos a vender a la patria a los intereses extranjeros con tal de lograr sus propósitos polticos coyunturales.
La suspensión de Paraguay del Mercosur que permitió el ingreso de Venezuela al bloque regional, contiene un elemento sustancial que no puede pasar desapercibido. Ese elemento se encuentra en el modo arbitrario en que actuaron los presidentes Cristina de Argentina, Dilma de Brasil y Pepe de Uruguay.
Para comprender lo que hicieron estos presidentes, vamos a apelar a la Real Academia Española (RAE) La expresión arbitraria se aplica a la persona que actúa solamente basándose en su voluntad o capricho y no en la razón, la lógica y la justicia. Y fue así como actuaron Cristina, Dilma y Pepe.
Ellos sabían que únicamente haciendo uso de la arbitrariedad harían ingresar al bloque al mandatario venezolano, Hugo Chávez. No tenían otro modo. Desde hace tiempo que nuestro Congreso estaba bloqueando el ingreso de Venezuela, en decisión soberana con acuerdo a nuestra Constitución. El Tratado establece, en efecto, que aquel país que desee ingresar al Mercosur deberá contar con la aprobación unánime de los Estados Partes.
Analicemos ahora el argumento expuesto y los mismos hechos. ¿Cuál fue la causa por la que se suspendió a Paraguay, según Cristina, Dilma y Pepe? Alegaron en todo momento la expresión “ruptura del orden institucional” al que hace mención el Protocolo de Ushuaia I.
Esta ruptura se refiere a que el ex presidente Lugo no tuvo el suficiente tiempo para defenderse. ¿Pero dónde dice en la Constitución Nacional del Paraguay que la defensa en el juicio político debe ser de cuatro horas o de dos días? En ninguna parte. No existe norma legal que la establezca.
Además, a los presidentes Cristina, Dilma y Pepe ¿no les llamó la atención o la curiosidad de tomar en cuenta la contundencia del voto en el Senado? En cualquier país donde se realice un juicio político, la amplía mayoría de 39 senadores a favor y 4 en contra es un hecho sumamente relevante, sobre todo cuando el ex presidente Lugo tuvo la oportunidad de la defensa y fueron sus mismos abogados los que dieron su consentimiento de dar por terminados sus alegatos incluso antes de cumplirse el plazo que se les había asignado.
A Cristina, Dilma y Pepe no les interesó igualmente lo que dijo la Sala Constitucional de la Corte Suprema. Con referencia al “poco tiempo” asignado a la defensa del ahora ex presidente, los jueces del más alto tribunal dijeron que el juicio político no es un juicio ordinario como el que se realiza en el ámbito judicial. En consecuencia, fue la Corte Suprema la que determinó que el Congreso actuó de acuerdo a sus facultades.
Tampoco esto les detuvo a Cristina, Dilma y Pepe. Para ellos, por lo visto, también las decisiones de la Corte Suprema son ilegales en el Paraguay, así como las del Senado. La verdad es que Cristina, Dilma y Pepe estaban en otra cosa. Deseaban tanto que ingrese Chávez en el Mercosur que no tuvieron disimulo alguno para pisotear al Paraguay.
Para sellar la sentencia de suspensión contra el Paraguay, tampoco consideraron el artículo 4 del Protocolo de Ushuaia I que exige las consultas pertinentes con el Estado afectado. La “suspensión” de Cristina, Dilma y Pepe no significa que el Paraguay ya no forme parte del Mercosur; por tanto, el ingreso de Venezuela es absolutamente ilegal e ilegítimo, viciado de arbitrariedad, pues aún no ha culminado el trámite legislativo para legitimar el ingreso de aquel país.
La suspensión “temporal”, ilegal y arbitraria, que condena a Paraguay fue aprovechada por Cristina, Dilma y Pepe para disponer el ingreso definitivo de Venezuela como miembro pleno del bloque. Esta es una muestra evidente de la arbitrariedad con la que se atreven a actuar los presidentes que empiezan a despojarse del control para tornarse despóticos, de manera a erosionar los cimientos del Estado de Derecho.
Ha sido tan evidente la arbitrariedad, sinónimo de capricho e injusticia, que ocultarla sería como querer tapar el sol con la mano. Y esto no se puede hacer y no lo vamos a aceptar, más aún cuando habemos muchísimos los que no nos consideramos sumisos abyectos a los designios de proyectos unipersonales contrarios al real sentimiento de hermandad que une a los pueblos de Paraguay, Argentina, Brasil y Uruguay.
Este artículo fue publicado originalmente en ABC Color (Paraguay) el 23 de julio de 2012.