INTERNACIONALES: LIC. SANTIAGO PEREZ

La eterna relación entre la política y los Juegos Olímpicos

La Alemania Nazi, Estados Unidos, la Unión Soviética, España, China y Brasil. Ejemplos emblemáticos de la utilización de los Juegos Olímpicos como carta de presentación mundial.

06 de Agosto de 2012

Deporte y política son conceptos que han mantenido un fuerte vínculo a lo largo de la Historia. Fotografías de políticos en campaña junto a grandes atletas y el aprovechamiento electoral del éxito de selecciones nacionales son comunes en los distintos países del mundo. Acaso uno de los aspectos más relevantes que hacen al vínculo entre deporte y política se exhiba durante los Juegos Olímpicos. Este megaevento -de pocos días de duración- ha sido utilizado sistemáticamente para transmitir al mundo la imagen de que el organizador (cualquiera que sea) es un “país exitoso”. Por otro lado, y más allá de las intenciones gubernamentales, si analizamos las sedes olímpicas a lo largo del tiempo, veremos cómo la elección de las mismas guarda una interesante relación con el contexto político de la época. A continuación, se repasan casos que demuestran en forma más acabada esta reflexión.

Berlín 1936, período de entreguerras. Desarrollados tan solo tres años antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, estos Juegos fueron utilizados por Adolf Hitler para enviar un claro mensaje al mundo: Alemania había resucitado de las cenizas en la que la había dejado la Primera Guerra Mundial y las humillantes sanciones aplicadas a Berlín por parte de los ganadores de aquel conflicto. Estos espectaculares juegos fueron una contundente demostración del ascendente poderío económico, organizativo y tecnológico de la Alemania Nazi.

Guerra Fría, Moscú 1980 y Los Angeles 1984. Estos Juegos se realizaron en forma consecutiva en las dos superpotencias que, por entonces, competían no solo por el liderazgo planetario, sino también por imponer un sistema político-económico y un modo de vida a la sociedad mundial. Moscú retuvo la sede olímpica de 1980 luego de que su candidatura superara por siete votos justamente a la Ciudad de Los Angeles. Dentro del contexto de la Guerra Fría, y con el argumento puntual de que la Unión Soviética mantenía tropas de manera ilegal en Afganistán, Estados Unidos boicoteó los juegos y se privó de enviar a su delegación de atletas. Al mismo tiempo, otros aliados occidentales de Washington siguieron los pasos de los norteamericanos, evitando presentarse.

Finalmente, delegaciones de solo ochenta naciones asistieron a Moscú, habiéndose abstenido de participar del evento un total de sesenta y cuatro. Cuatro años más tarde, los Juegos Olímpicos se celebraron en Los Angeles. En una situación exactamente inversa a lo sucedido en Moscú 1980, la Unión Soviética, sus aliados y otros estados satélites decidieron boicotear los Juegos y no enviar delegaciones a California. En total, fueron catorce países los que decidieron no participar del evento. El espíritu olímpico no fue capaz de sortear la división ideológica por la que atravesaba el globo en aquellos años. Si bien los eventos de Moscú y Los Angeles eran de carácter estrictamente deportivo, los mismos se vieron fragmentados por causas absolutamente ajenas al deporte.

Barcelona 1992 y la Unión Europea. España ingresó a la Unión Europea en el año 1986; desde entonces, la nación ibérica inició un espectacular proceso de modernización y europeización. En este contexto, los Juegos de Barcelona (la ciudad española más cercana a Europa) transmitieron al mundo la imagen de una España flamante, democrática e integrada política y económicamente los estados más avanzados de la Europa Occidental.

Beijing 2008, Río de Janeiro 2016 y el ascenso de las potencias del esquema BRICS. En un manifiesto mensaje de poder al mundo, la República Popular China emprendió los Juegos más costosos de la Historia, destinando 45 mil millones de dólares a la organización de los mismos. El objetivo de simbolizar en un evento la creciente relevancia de China a nivel global y la ciudad de Beijing como la capital política de una potencia económica mundial fueron ampliamente cumplidos. Sin lugar a dudas, los Juegos Olímpicos de Rio de Janeiro 2016 serán utilizados por Brasil como una pantalla para mostrarse como el líder político y económico de América Latina. Las ambiciosas obras de infraestructura que ya se están llevando a cabo hacen prever que los juegos de 2016 serán, al igual que todos los mencionados en estos párrafos, aprovechados y convenientemente explotados en consonancia con fines políticos.


Lic. Santiago Pérez | El Ojo Digital Internacionales
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* El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales

 

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