EE. UU.: ahora, la Reserva Federal simplemente manipula las tasas de interés
Mientras que algunos miembros del Congreso y el candidato presidencial republicano Mitt Romney quieren etiquetar a China como un "manipulador de la moneda", poco se dice sobre el papel de la Reserva Federal como un manipulador de las tasas de interés.
Mientras que algunos miembros del Congreso y el candidato presidencial republicano Mitt Romney quieren etiquetar a China como un "manipulador de la moneda", poco se dice sobre el papel de la Reserva Federal como un manipulador de las tasas de interés. Las tasas de interés son precios relativos que deberían ser determinados libremente en los mercados de capitales privados, no manipulados por el banco central. La Reserva Federal es ahora un asignador de crédito, no un administrador de dinero sólido.
En 2008, la Reserva Federal comenzó a andar por un camino que ha resultado en una tasa para los fondos federales cercana a cero, que se espera que dure hasta el 2014. La Reserva Federal también ha realizado dos rondas de flexibilización cuantitativa que han duplicado el tamaño de su balance, adquiriendo más de $2,5 billones en deuda del Tesoro y valores respaldados por hipotecas. Más recientemente, la Reserva Federal amplió su "Operación Twist", bajo la cual vende valores a corto plazo y compra valores a largo plazo con el fin de reducir las tasas a largo plazo.
A pesar de la intención expresa de la política de bajos intereses de la Reserva Federal es estimular el crecimiento económico, la economía de EE.UU. sigue débil y el desempleo tercamente elevado. Uno de los objetivos con mayor motivación política es asistir al Tesoro en financiar la masiva deuda pública de EE.UU., que se espera que aumente cerca de $10 billones durante la próxima década. El año pasado la Reserva Federal compró más del 60 por ciento de las nuevas emisiones de bonos del Tesoro.
El mandato dual de la Reserva Federal requiere que la política monetaria conduzca hacia mantener el empleo pleno y la estabilidad de precios, pero la Reserva Federal no está preparada para tener mucha influencia en el crecimiento real del PIB, lo que es mejor dejar a los empresarios y a los mercados. En efecto, el sentido común nos dice que la impresión de dinero no crea nueva riqueza —basta ver lo que sucedió en Zimbabwe. Por otra parte, una serie de estudios económicos ha demostrado que no hay intercambio a largo plazo (y tal vez tampoco a corto plazo) entre la inflación y el desempleo. En cambio, la estanflación de la década de 1970 reveló que la inflación alta y variable provoca un aumento del desempleo y desacelera el crecimiento.
En su comunicado de la reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de 19-20 de junio, la Reserva Federal informó que "para apoyar una recuperación económica más fuerte y ayudar a garantizar que la inflación, con el tiempo, esté a una tasa más consistente con su mandato dual, el Comité espera mantener una postura altamente acomodaticia para la política monetaria". Lo que el FOMC quería decir era que mantendría las tasa de fondos de la Reserva Federal a "niveles excepcionalmente bajos... Al menos hasta finales de 2014". La Reserva Federal también señaló que estaba "dispuesta a tomar más medidas que parezcan apropiadas para promover una recuperación económica más fuerte". El único miembro disidente fue Jeffrey M. Lacker, presidente de la Reserva Federal de Richmond.
La presunción es que la Reserva Federal puede promover el crecimiento económico a través de dinero fácil y tasas de interés "excepcionalmente bajas". Lo más probable es que la Reserva Federal esté creando otra burbuja de activos, esta vez en los mercados de bonos. Los rendimientos del tesoro están en mínimos históricos. La búsqueda por mayores rendimientos está inflando una burbuja con bonos basura, y los inversores están asumiendo más riesgos a medida que tratan de mejorar su rendimiento.
John B. Taylor, un economista de la Universidad de Stanford, ha sido un crítico abierto de la política de la Reserva Federal, argumentando que el banco central mantuvo las tasas de interés demasiado bajas por demasiado tiempo desde el 2003 hasta el 2005, lo que contribuyó a la crisis inmobiliaria, y que las tasas súper bajas de hoy en día amenazan con repetir errores anteriores.
Al reprimir las tasas de interés a largo plazo, la Reserva Federal está distorsionando los precios de los activos, incluyendo los precios de la vivienda que necesitan caer para restaurar el equilibrio a largo plazo. Desplazar a los inversores hacia activos de mayor riesgo no debería ser el papel de la Reserva Federal; sin embargo esto es lo que ha hecho desde la crisis financiera de 2008-09. Como dijo el ex vicepresidente de la Reserva Federal, Donald L. Kohn, en un discurso en la Universidad Northwestern en noviembre de 2009, uno de los objetivos de la política de bajas tasas de interés "es inducir a los inversores a desplazarse hacia activos más riesgosos y a largo plazo".
Los inversores han confiado en la Reserva Federal para que esta levante los precios cuando las noticias económicas no son positivas. El "Bernanke put" ha reemplazado al de Greenspan. Cuanto más tiempo la Reserva Federal espere para normalizar las tasas, más costosos serán los ajustes finales a las realidades del mercado.
Mientras que Bernanke y compañía tratan de estimular la economía asignando crédito y manteniendo las tasas bajas, los ahorrantes estadounidenses están siendo esquilmados e inducidos a asumir más riesgos. Una "cuenta de ahorros de alto rendimiento" paga ahora un 0,85 por ciento, los certificados de depósito de un año a treinta meses pagan un 1 por ciento; el rendimiento promedio anual total en el T. Rowe Price's Prime Reserve Fund es 0,01 por ciento. Los inversores conservadores tienen un incentivo para ser cada vez menos cuidadosos.
La Reserva Federal también ha alterado el mecanismo de transmisión monetaria al pagar intereses sobre las reservas excedentes. Los bancos ahora estacionan sus fondos en la Reserva Federal en lugar de prestarlos a inversores privados, mientras que la Reserva Federal compra deuda pública para financiar el exceso de gasto público.
El problema de fondo, por supuesto, es que en un mundo de monedas fiduciarias puras emitidas por los gobiernos y sin reglas monetarias, la Reserva Federal y otros bancos centrales están sujetos a la presión política de "estimular" la economía — una meta que es inalcanzable a través de la creación de dinero o la manipulación del tipo de interés.
Deshacerse del mandato dual de la Reserva Federal, eliminar los intereses sobre las reservas excesivas, alejarse del intento de fijar la tasa interés y en cambio controlar directamente la base monetaria, enfocarse en la estabilidad a largo plazo, todo esto constituiría un buen comienzo. Deshacerse de los bancos centrales monopolistas y avanzar hacia un sistema basado en normas de competencia de "banca libre" sería ofrecer una alternativa que es consistente con un orden económico liberal.
El liberalismo —en el sentido de un gobierno limitado, libertad individual y responsabilidad— requiere de dinero sólido. Los bancos centrales siempre representan una amenaza a la libertad. Hoy, en Zambia, el banco central ha prohibido todas las transacciones en monedas extranjeras (principalmente en dólares estadounidenses). Aquellos que desobedecen enfrentan una pena de prisión de hasta 10 años. La libertad monetaria no puede garantizarse mientras los bancos centrales tengan un monopolio sobre el dinero.
El estatus a largo plazo del dólar dependerá de la adhesión a principios de largo plazo, no de manipular las tasas de interés para alcanzar resultados a corto plazo. Esta primavera, mientras las tasas de interés de EE.UU. se encontraban en niveles históricamente bajos, el Secretario del Tesoro de EE.UU. Timothy F. Geithner estaba ocupado criticando a China por mantener las tasas de depósito demasiado bajas, privando a los ahorradores chinos de una mayor rentabilidad. Desde entonces, el Banco Popular de China ha relajado sus controles sobre las tasas de interés y ahora permite que la tasa de depósito exceda la tasa de referencia hasta en un 10 por ciento. Mientras tanto, la Reserva Federal continúa esquilmando a los ahorrantes estadounidenses al mantener las tasas anormalmente bajas.
Este artículo fue publicado originalmente en Forbes (EE.UU.) el 15 de agosto de 2012.