La "gira para pedir perdón" continúa: Obama y Hillary se disculpan ante turbas paquistaníes
El pasado día 20, la Secretaria de Estado y el presidente de Estados Unidos de América aparecieron en la televisión paquistaní para pedir perdón.
El pasado día 20, la Secretaria de Estado y el presidente de Estados Unidos de América aparecieron en la televisión paquistaní para pedir perdón.
En un anuncio que contenía extractos de sus conferencias de prensa en Washington, subtituladas en urdu, Barack Obama y Hillary Clinton pidieron “perdón” a las enloquecidas hordas que atacaban la embajada americana en la capital paquistaní, Islamabad, y deploraron el infame vídeo antimusulmán de 14 minutos aparecido en YouTube.
“Rechazamos absolutamente su contenido y su mensaje”, comentaba Clinton en los anuncios, que acababan con el sello de la embajada americana en Pakistán. Los contribuyentes de Estados Unidos pagaron la factura de esta disculpa oficial de alto nivel por valor de $70,000.
Esto no es diplomacia pública. Es una locura.
Antes que nada, Clinton y Obama ciertamente deberían emitir otra disculpa, en esta ocasión dirigida al personal de la embajada de Estados Unidos en El Cairo. Su declaración disculpándose y que se publicó el 11 de septiembre en la página web de la embajada mientras el edificio estaba siendo atacado, fue desautorizada al día siguiente tanto por la secretaria de Estado como por el presidente y posteriormente retirada.
Sin embargo, todas estas disculpas son ampliaciones de la “gira para pedir perdón” de Obama, que es el soporte moral del enfoque del presidente respecto a la política exterior y que sostiene que siempre se le puede echar la culpa a Estados Unidos cuando surjan problemas internacionales. Esta gira empezó pronto, tras su investidura como presidente y aún se mantiene firme. El presidente se ha disculpado por Guantánamo, por la CIA y sus técnicas, por las políticas de Estados Unidos hacia las Américas, por la esclavitud, la segregación y el tratamiento a los nativos americanos, por la guerra contra el terrorismo, por la política hacia el mundo musulmán, etc.
Sin embargo, en el corazón de la demostración de humildad de Obama, se encuentra su creencia en su propio poder para redimir los muchos pecados de este país. En 2009, en la cumbre de líderes mundiales del G-20, Obama afirmó: “Me gustaría pensar que con mi elección y con las primeras decisiones que hemos tomado, están Uds. empezando a ver parte del restablecimiento de la posición de Estados Unidos en el mundo”. Está claro que las turbas de alborotadores que quemaban la bandera americana e incluso la imagen del presidente, no lo ven del mismo modo.
En vez de disculpas, el mensaje de la diplomacia pública de la administración debería ser una defensa del pueblo, los valores y los intereses norteamericanos. He aquí lo que un anuncio útil mostrando a Clinton y Obama podría haber dicho:
¡Basta ya! Estados Unidos defiende la libertad de expresión en su territorio y en el extranjero y continuará haciéndolo frente a las intimidaciones matonescas. La libertad de expresión es un principio fundamental consagrado en la Constitución de Estados Unidos así como en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Nos ponemos del lado de aquellos que comparten estos valores y pedimos que cese inmediatamente toda violencia contra nuestras embajadas y nuestro personal.
Sin embargo y por desgracia, la gira pidiendo perdón continúa.
La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.
Contenido Relacionado: