Los Presupuestos tardíos de España
He aquí unos Presupuestos Generales del Estado confeccionados no en el ejercicio de la soberanía nacional sino al dictado de las autoridades monetarias y económicas de la eurozona.
Pedro Schwartz es Presidente del Tribunal de Defensa de la Competencia de Madrid y Profesor de Economía de la Universidad San Pablo CEU.
He aquí unos Presupuestos Generales del Estado confeccionados no en el ejercicio de la soberanía nacional sino al dictado de las autoridades monetarias y económicas de la eurozona. El ministro De Guindos los ha resumido como que con ellos podremos los españoles conseguir la línea de crédito prometida y aplazada de €100.000 millones para el rescate bancario, además de franquear el camino al Banco Central Europeo (BCE) para que comience a comprar deuda pública española en el mercado secundario y también recibir el rescate general de los Fondos de Estabilidad Europeos. Si todo esto se hubiera hecho antes, por ejemplo en el Presupuesto del presente año de 2012, el peso con el que ahora cargamos los españoles habría sido más ligero. Me estoy refiriendo sobre todo a que la carga de intereses de la deuda sería quizá la mitad de lo que se prevé para el año que viene —nada menos que € 38.600 millones— si estas medidas de reequilibrio se hubieran empezado a tomar desde mayo de 2010, cuando el presidente Zapatero abandonó tímidamente el campo de los keynesianos o si el presidente Rajoy no hubiera esperado a las elecciones andaluzas para aplicar todo el paquete.
Mi segunda crítica a este proyecto de Presupuestos es la importancia del ajuste por vía de impuestos. Cuando una economía se encuentra en recesión como lo está la española el ajuste debe centrarse sobre todo en la reducción del gasto. Cierto es que con la reducción del gasto se prevé conseguir el 58% del ajuste pero cargar el 42% sobre el aumento de los ingresos es demasiado. No hay que olvidar que el sector privado es el que ha cargado con el peso del ajuste mientras el sector público mantenía su nivel de gasto. La mayor parte del paro que sufre España viene del despido de trabajadores de empresas privadas. El crédito del sistema financiero a las empresas y familias se ha reducido y sigue reduciéndose mientras que el del sector público sigue aumentando. Esto es especialmente grave si se mira desde el exterior: la balanza de pagos básica de España está acercándose al equilibrio porque empresas y familias han reducido drásticamente sus importaciones de bienes y servicios, mientras el Estado y las autonomías siguen teniendo que financiarse fuera. En suma, el recorte del gasto público apenas ha empezado y estos Presupuestos no son sino el principio de lo debería haberse hecho antes.
Se nota cierta satisfacción en la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, cuando destaca que las partidas de gasto social suponen el 63,6% del Presupuesto y que incluso el gobierno acudirá al Fondo de Reserva de la Seguridad Social para pagar las pensiones. Aquí está la esencia del problema del Estado español. Pese a la evidencia de que el Estado de Bienestar se ha hecho insostenible, los gobiernos de todos los colores cortan todo menos sus aportaciones a la educación, la salud, las pensiones. Nadie quiere entender que quienes criticamos la financiación a fondo perdido de lo “social” no estamos pidiendo que se recorten los gastos de educación, salud y jubilaciones. Muy al contrario, pedimos que una gran parte de la financiación de esos servicios recaiga sobre los usuarios.
Pedimos un cambio de la estructura de incentivos. Se ha visto lo ocurrido con el cobro de una pequeña cantidad por las medicinas demandadas por los usuarios de la Seguridad Social: el consumo de medicamentos ha caído algo más de un 20%. Lo mismo ocurriría en escuelas, hospitales y fondos de pensiones: si se trasladara la financiación en parte al usuario, la demanda sería menos frívola y los servicios más eficaces. Pero a la vez que aumentaran las tasas deberían reducirse los impuestos, para mejorar el bienestar.
Mi otra reflexión se refiere a la afirmación de los nacionalistas catalanes de que el insostenible déficit catalán se debe a que se ven forzados a transferir excesivos fondos al resto de España. ¡Toda España está en déficit y Cataluña es una de las regiones que más! El sector público ha gastado demasiado y seguirá haciéndolo después de estos Presupuestos. No faltaba más que la Generalitat pudiera retener una parte aún mayor de los impuestos recaudados en Cataluña para seguir comprando votos de una ciudadanía engañada.
Este artículo fue publicado originalmente en Expansión (España) el 28 de septiembre de 2012.