Las Fases de Severo
El referido es el título de un celebrado cuento del genial Julio Cortázar, en el cual su protagonista lleva a cabo una reunión en su hogar. Allí, desarrolla diferentes acciones, a las que llama "fases" ('del reloj', 'de los saltos', 'de las polillas', etc.). El relato observa un trasfondo lugúbre, en el cual el sentimiento de muerte se encuentra presente en cada párrafo, correspondiéndose con un perpetuo clima de velatorio.
El referido es el título de un celebrado cuento del genial Julio Cortázar, en el cual su protagonista lleva a cabo una reunión en su hogar. Allí, desarrolla diferentes acciones, a las que llama "fases" ('del reloj', 'de los saltos', 'de las polillas', etc.). El relato observa un trasfondo lugúbre, en el cual el sentimiento de muerte se encuentra presente en cada párrafo, correspondiéndose con un perpetuo clima de velatorio.
Si bien a cualquier ciudadano de bien le corresponde celebrar la aparición con vida de Alfonso Severo -testigo en la causa del homicidio de Mariano Ferreyra, militante del Partido Obrero-, es lícito referir que existen puntos oscuros que, simplemente, 'no cierran' o que arrojan poca luz. Con el correr de las horas, "las fases de Severo" fueron cumpliéndose, en virtud de que pasó de ser un testigo en un juicio, a ser secuestrado y desaparecido por algunas horas; luego, liberado y, finalmente, mutó de víctima a denunciado como partícipe de un autosecuestro digitado.
Severo se reconoce kirchnerista. En declaraciones a Radio Mitre, sostuvo: "Después de la muerte de Néstor Kirchner, quisimos hablar con un montón de gente. Golpeamos un montón de puertas; a lo mejor hoy se nos abre la puerta. Si no, seguiremos siendo delincuentes". Y refrendó que continúa apoyando al oficialismo, fundamentándolo en una "doble locura" que acusó tener: "Seguir defendiendo un gobierno y golpear una puerta y no se me abra...". Completó sus expresiones, acusando abiertamente a la firma Ferrobaires de estar detrás de su secuestro.
Las coloridas declaraciones del protagonista no prueban absolutamente nada. No obstante, Ferrobaires -antigua empleadora del testigo- repudió aquellas sentencias, por considerarlas "injuriantes e difamatorias" hacia la compañía, al tiempo que brindó un informe detallado de las causas judiciales en las que se Severo Alfonso se halla involucrado, y en las que se incluye un autoatentado. A la postre -para muchos, debido a cierto temor- la propia Ferrobaires se desmintió a sí misma.
Estas horas no son sencillas para el país. A partir del desmanejo acusado frente al conflicto con las Fuerzas de Seguridad, el Gobierno Nacional se encuentra alimentando un clima de crisis y se esfuerza por dar la sensación de que la democracia se halla en peligro. De tal suerte que todos los reclamos -sean estos salariales o de índole social- pasan a ser tildados de destituyentes, en su totalidad. Medios de comunicación no afines a la Casa Rosada deslizan, entre líneas, que el "Caso Severo" fue urdido para quitar de los titulares los reclamos de Gendarmería Nacional y Prefectura Naval que, paulatinamente, resquebrajan el margen operativo del Gabinete de Cristina Elisabet Fernández Wilhelm.
El colmo de la desprolijidad cobró forma en las declaraciones del Ministro de Justicia Julio Alak, quien afirmó ante la prensa que, detrás de la privación ilegítima de la libertad del ex trabajador ferroviario se encontraba el Grupo Clarín. El multimedio -de acuerdo a los conceptos vertidos por el funcionario- pretende dañar la imagen de la Presidente debido a la proximidad del 7 de diciembre, fecha en que Balcarce 50 forzará al tándem Noble-Magnetto a desinvertir y poner punto final a sus licencias.
El secuestro de Alfonso Severo recordó a otro episodio similar, que protagonizara el albañil Luis Gerez en 2006. Según informó el matutino La Nación en su edición del 30 de enero de 2007, Gerez había desaparecido durante el atardecer del miércoles 27 de diciembre, oportunidad en que abandonaba la vivienda de un amigo para comprar carne. Un extracto de aquel artículo periodístico rezaba: "Al día siguiente, los allegados al albañil ya hablaban de secuestro político. Gerez había declarado contra el ex comisario y ex intendente de Escobar Luis Patti, y éste no pudo asumir como diputado de la Nación".
Apenas noventa días antes, había tenido lugar la desaparición de otro albañil y potencial testigo, Jorge Julio López quien, al día de la fecha, aún no fue hallado. Así que, casi inmediatamente y sin pistas concluyentes, se estableció una relación entre ambos casos, tanto en el entorno de Gerez como en los gobiernos provincial y Nacional.
En aquella oportunidad -el último viernes de un complicado 2006-, el entonces jefe de estado Néstor Carlos Kirchner exigió, por Cadena Nacional, la liberación de Luis Gerez. En momentos previos al discurso del presidente, desde el Ministerio de Seguridad provincial se afirmaba que confiaban en "una pronta resolución", al tiempo que se afirmaba estar cerca de los autores: gente de cuidado, acaso allegada al ex comisario Patti. Nada de esto pudo probarse, no contabilizándose detenidos por la causa.
Eran cerca de las 20 horas, cuando Kirchner se dirigió al país. Gerez fue encontrado unos cuarenta minutos más tarde, en la localidad de Garín. No faltaron quienes sostuvieron que, con toda probabilidad, el testigo había aparecido antes y que las autoridades nacionales ya se habían notificado de ello.
Curiosamente, el periodista que había dado el puntapié inicial para desentrañar el meduloso asunto del secuestro no fue otro que Jorge Lanata. El actual conductor del ciclo 'Periodismo Para Todos' reveló entonces en Diario Perfil un compendio de diálogos telefónicos suscriptos por allegados a Gerez. Esas desgrabaciones eran, precisamente, las mismas que terminaron en manos de los fiscales Andrea Palacios, Irene Molinari, Facundo Flores y Paula Gaggiotti. Los mencionados terminaron denunciando a numerosos testigos del entorno del albañil por cargos de falso testimonio y obstrucción a la Justicia.
Tres años más tarde, ya durante 2009, Perfil localizó a Luis Gerez: este había vuelto a trabajar en la construcción, y militaba con Hebe Pastor de Bonafini y Madres de Plaza de Mayo en el proyecto Sueños Compartidos (hoy bajo la lupa de la Justicia). En aquella instancia, Gerez era uno de los operarios convocados para construir las más de 400 viviendas que se hicieron en Los Piletones, en el barrio porteño de Villa Soldati.
Agregando todavía mayores dosis de confusión al asunto, en horas de la noche del viernes, Alfonso Severo desmintió la disparatada versión de Alak, que relacionaba al secuestro con la Ley de Medios: "¿Con la ley de medios? No entiendo, no conozco nada de eso, no sé qué es", afirmó el protagonista ante el canal C5N al arribar a su domicilio.
Finalmente, es deseable que el Caso Severo no termine confirmándose como un autosecuestro. Si efectivamente ha sido privado de su libertad con un objetivo de corte intimidatorio, le corresponde al Gobierno Nacional investigar y encarcelar a los culpables.
Pero difícil será negar que, en esta historia, todo es demasiado intrincado; demasiado confuso. Casi como en un relato de Cortázar.
Lic. Eric Nesich | El Ojo Digital Política
Twitter: http://twitter.com/EricNesich
* El autor es Licenciado en Periodismo y Licenciado en Ciencias Políticas