Libia: no hubo protestas; simplemente un atentado terrorista
El relato de la Administración Obama sobre el ataque que le costó la vida al embajador Chris Stevens ha cambiado, una vez más.
El relato de la Administración Obama sobre el ataque que le costó la vida al embajador Chris Stevens ha cambiado, una vez más.
Se han filtrado más detalles con anterioridad a la celebración de la sesión de hoy sobre seguridad diplomática en el Comité de Reforma del Gobierno y Supervisión de la Cámara, y el gobierno ahora afirma que nunca pensó que el ataque ocurrido en Bengasi fuera provocado por un vídeo de YouTube.
“El Departamento de Estado dice ahora que nunca creyó que el ataque del 11 de septiembre contra el consulado de Estados Unidos en Bengasi, Libia, fuese una protesta por una película que se fue de las manos”, informa Associated Press. “Se preguntó a algunos responsables del Departamento acerca de la explicación inicial de la Administración (y de la cual se han retractado) que unía la violencia con las protestas por un vídeo antimusulmán de origen americano que estaba circulando por Internet. Un responsable respondió que ‘Esa no fue nuestra conclusión’. Y dijo que era una pregunta a la que debían responder ‘otros’, sin especificar quiénes”.
Esos "otros" son altos cargos de la Administración Obama, que mantuvieron durante días que el ataque provenía de una manifestación espontánea contra el vídeo La inocencia de los musulmanes. Estos altos cargos son ahora, como suele decirse, el chivo expiatorio.
Un responsable de seguridad de Estados Unidos llamado Eric Nordstrom -que testificará en la sesión esta semana- ha comentado que pidió dos veces a sus superiores del Departamento de Estado mayor seguridad en las instalaciones de Bengasi, pero que no recibió respuesta alguna. Reuters informa que “Nordstrom argumentó la necesidad de contar con más elementos de seguridad estadounidenses en Libia al citar una relación cronológica de más de 200 incidentes de seguridad en aquel país, desde tiroteos con la milicia hasta atentados con bomba entre junio de 2011 y julio de 2012. Cuarenta y ocho de esos incidentes fueron en Bengasi”.
La analista de Fundación Heritage Helle Dale ha trazado la cronología de los sucesos, incluyendo las diversas cuestiones de seguridad, que llevaron hasta el ataque de Bengasi y el torpe mensaje de la Administración que llegó después. Lo cierto es que el Departamento de Estado tiene ya una cronología completa del ataque sucedido en Bengasi el 11 de septiembre.
La respuesta del presidente Barack Hussein Obama al ataque (que se transformó en un embarazoso discurso ante las Naciones Unidas con una defensa poco firme de la libertad de expresión) ha sido un auténtico desastre.
La semana pasada, el analista de la Fundación Heritage James Carafano comentó acerca de una declaración del Director Nacional de Inteligencia que esta parecía que trataba de “proporcionar aún mayor cobertura política a la Casa Blanca, en lugar de responder a las graves preguntas suscitadas en torno a las erróneas declaraciones por parte de los voceros del presidente”.
Carafano comentó que:
La línea oficial de la Administración sobre los ataques a las embajadas ya estaba debilitada, tras los mensajes en Twitter, las declaraciones de prensa y otros pronunciamientos oficiales relacionados con el ataque a la embajada de Estados Unidos en El Cairo, que fueron lanzados desde las páginas web del Departamento de Estado.
Pero lo peor fue la defensa de la Administración realizada por parte de la embajadora Susan Rice la semana pasada en televisión. Rice afirmó categóricamente que el ataque de Bengasi no estaba “premeditado”, incluso cuando ella debía haber sabido que altos cargos libios ya estaban declarando que los ataques sí habían sido planeados.
Ahora, la historia oficial es que nunca hubo en Libia una protesta contra el vídeo de YouTube. Fue simplemente un atentado terrorista.
En todo el mundo, hay ciudadanos estadounidenses que ponen en riesgo sus vidas todos los días para proteger a sus compatriotas y nuestros intereses. Sabemos que son objetivo de los terroristas. Sabemos que no podemos ganar todas las batallas o impedir todos los atentados terroristas. No esperamos que nuestro gobierno sea perfecto. Sin embargo, sí esperamos que sea honesto. También esperamos, tal y como es el mundo tras el 11 de septiembre, que nuestro gobierno haga un mejor trabajo a la hora de “atar los cabos” y de compartir su información antes de que ataque el enemigo. La lección de Bengasi es clara. Pero de un modo u otro, nuestro gobierno nos ha fallado.
La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.
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