Cuba elimina los permisos para salir del país, pero no espere una avalancha de viajes
El 16 de octubre, Granma, el periódico oficial de Cuba, anunció que el requisito de una visa de salida para abandonar la isla se levantará el 14 de enero.
El 16 de octubre, Granma, el periódico oficial de Cuba, anunció que el requisito de una visa de salida para abandonar la isla se levantará el 14 de enero.
Un futuro viajero cubano tendrá que presentar sólo un pasaporte en vigor y una visa del país de destino para poder salir del país. Los períodos permitidos de estancia en el extranjero -sin que éstos supongan la pérdida de los beneficios de la condición de ciudadano- también se ampliarán a dos años o más.
El gobierno cubano tiene todavía la autoridad para renovar o emitir pasaportes como lo considere oportuno. También afirma que protegerá “el capital humano” y que se podrá denegar un viaje por “razones de seguridad nacional”.
Existe una alta probabilidad, se lamenta Yoani Sánchez en su blog Generación Y de que, una vez llegado el mes de enero, su anhelo incumplido de viajar al extranjero (el cual ha solicitado repetidamente) sea de nuevo rechazado a causa de su inclusión en alguna “lista negra” reservada.
Así que no esperen una llegada masiva de turistas cubanos. En un país en el que el salario promedio mensual es de $20, el acceso a monedas extranjeras está estrictamente racionado y no existe un auténtico sector privado productivo, es difícil identificar a quiénes podría beneficiar este cambio.
Sólo un pasaporte cubano costará el salario promedio de cinco meses. Los cubanos que deseen venir a Estados Unidos se encontrarán con las pruebas habituales para superar la presunción de ser un inmigrante potencial. Aún así, el Departamento de Estado emitió un promedio de entre 15,000 y 20,000 visas para no inmigrantes a ciudadanos cubanos en los tres últimos años.
¿Cuál es, entonces, la estrategia del general Raúl Castro? ¿Una liberalización real? Resulta más que dudoso. Algunos ven una posible repetición de los sucesos de Mariel, pero esta vez de forma legal, en referencia al éxodo masivo de cubanos en 1980. “Dejemos que se vayan los que quieran”, dirán, “pero los egoístas vecinos del norte les denegarán la entrada”.
Raúl, el líder económico de Cuba, estará feliz de reducir sus pérdidas de capital humano, así como sus responsabilidades al deshacerse de trabajadores y jubilados no deseados, exportando futuros costos de asistencia social hacia los familiares en el extranjero, así como a Florida y otros estados. Y puede que unos cuantos aprovechen el cambio para ir y volver, ayudando así a mantener a flote al zozobrante régimen comunista.
Por último, un cambio en la normativa de concesión de visas no acabará con la represión. El régimen de Castro sigue estando basado en un sistema selectivo de represión política y negación de los derechos básicos que va desde la censura y el monopolio de la información hasta el frecuente uso de soplones, de una policía que actúa como matones y de la seguridad del estado para intimidar, acosar, detener y encarcelar a los disidentes.
Sin embargo, uno no puede tener sino esperanza frente a las expectativas realistas de que el próximo enero, le permitan a Yoani Sánchez viajar, reunirse libremente con los amigos de la democracia cubana y volver a su casa sin ser molestada.
La versión en inglés de este artículo está en Heritage.org.