Barack Obama y la crisis del progresismo
Barack Obama se autodenomina “progresista” y deberíamos confiar en su palabra. Obtuvo la distinción de ser calificado como el miembro más progresista del Senado de Estados Unidos cuando se presentó para presidente en 2008.
Barack Obama se autodenomina “progresista” y deberíamos confiar en su palabra. Obtuvo la distinción de ser calificado como el miembro más progresista del Senado de Estados Unidos cuando se presentó para presidente en 2008. El título se lo había concedido National Journal, guardián de lo que ocurre dentro del mundillo político de la capital y que cada año asigna a senadores (y congresistas) un rango ideológico basado en sus votos sobre asuntos de política económica, social y exterior. Pero ¿qué significa ahora ser progresista?
El Dr. Charles R. Kesler argumenta que el progresismo moderno se extendió por todo el país en tres poderosas olas, interrumpidas por distintas guerras y por las reacciones más bien caóticas a sus excesos. Cada ola de progresismo presentó un aspecto diferente del mismo (llamémoslos en pocas palabras progresismo político, progresismo económico y progresismo cultural) y cada una dejó en nuestro país un tipo característico de política: la política del progreso, la política de los derechos a beneficios y la política del significado.
Estas olas fueron tan poderosas que se puede describir el siglo XX como el siglo progresista. Pero existe otro factor que lo complica todo, y es que el progresismo se encuentra en crisis.
Este tipo de crisis (la de una emergencia que representa oportunidad para agrandar el gobierno) probablemente no es el tipo favorito de crisis de los progresistas, sino uno que pondrá al progresismo en una encrucijada, en un punto de inflexión. El progresismo no puede seguir como se encuentra ahora, al menos no por mucho tiempo. Según el Dr. Kesler, el progresismo se enfrenta a dificultades tanto filosóficas como fiscales que lo obligarán o bien a dejar de existir, o bien a convertirse en algo bastante diferente de lo que ha sido hasta ahora.
¿Qué significará, entonces, ser progresista?