La influencia de Brasil en el Africa de habla portuguesa
Inversiones de capitales brasileños en Angola y Mozambique. El rol de Vale, Petrobras, Odebrecht y OAS en Africa, y la importancia del idioma como factor integrador.
Las relaciones entre las naciones hispanoparlantes han tenido, tienen y tendrán un carácter fluído. No es casualidad que la totalidad de los países que comparten el idioma español mantengan estrechos vínculos. Tampoco es coincidencia que las principales firmas multinacionales españolas como Telefónica, Repsol, Iberia, Banco Santander y tantas otras hayan encontrado en el mundo de habla hispana su espacio de expansión internacional natural.
Pero la República Federativa del Brasil no pertenece a Hispanoamérica, y es por ello que no participa de la misma forma en este “ida y vuelta” económico y comercial. La lengua se presenta como un elemento cultural extremadamente poderoso y puede funcionar como una barrera o como un puente. De la misma forma que los países hispanoparlantes emplean el idioma Español como mecanismo de integración, las naciones lusófonas utilizan el portugués para consolidar vínculos.
¿A qué naciones nos referimos puntualmente? Si bien el antiguo Imperio portugués impuso su cultura en una decena de territorios, cabe detenerse en dos de ellos: Mozambique y Angola. Se trata de dos naciones soberanas ubicadas en las costas de los océanos Atlántico e Indico del sur de Africa. Son, al igual que Brasil, herederos de Lisboa y comparten el portugués como lengua oficial. Es así que, como sucede con los países de habla hispana, Brasil, Angola y Mozambique mantienen una fluída relación económica y comercial. Es común hallar ciudadanos angoleños estudiando en universidades brasileñas y a ciudadanos del Brasil trasladándose por negocios a Mozambique. Aprovechando estos nexos culturales e históricos, las mayores firmas del gigante vecino han encontrado en estos dos países africanos -ricos en materias primas- un espacio natural para su expansión.
Las inversiones de capitales brasileños en Africa crecen, en la actualidad, a un ritmo del 10% anual y, con este factor, se incrementa igualmente la influencia política de Brasilia sobre el continente. Si bien Angola ha sido tradicional e históricamente el mercado más “amigable” para los capitales del vecino de la Argentina, en los últimos años Mozambique ha adquirido una renovada importancia, siendo identificado como un “destino emergente” para la agenda exterior de Itamaraty. Hoy, el Brasil es el quinto mayor inversionista en aquel país y todo indica que su protagonismo continuará creciendo. Entre las múltiples compañías brasileñas, existen cuatro que sobresalen por sobre el resto por su fuerte presencia en el Africa lusófona. Estas son: Vale, Petrobras, Odebrecht y OAS.
Vale, también conocida como “Vale do Rio doce”, es una de las mayores organizaciones mineras del mundo. Fue creada en 1942 durante el gobierno de Getulio Vargas y hoy es una compañía privada de capital abierto. Exhibe su oficina central en Rio de Janeiro y sus acciones se negocian en las bolsas de San Pablo, París, Madrid, Hong Kong y Nueva York. Cuenta con 135 mil empleados y es la segunda mayor firma de minería diversificada a nivel mundial. Vale presentó en 2010 un plan de inversiones en Africa de 15 mil millones de dólares, en donde se destaca la extracción de carbón en Mozambique, cuya geografía cuenta con ricas y escasamente explotadas reservas. Es allí donde esta organización trabaja sobre un ambicioso proyecto en la localidad de Moatize, en la provincia de Tete. La casi inexistente infraestructura regional (sobre todo de carácter logístico) hace que estas operaciones sean marcadamente complejas y que requieran de una elevadísima inversión. En definitiva, Vale llegó a la región para quedarse.
Petrobras, por su parte, es una sociedad anónima de capital abierto mixto, cuyo mayor accionista es el gobierno federal de Brasil. Fue creada en 1953, opera en veintiocho países y se especializa en las actividades de extracción, producción, refinamiento y distribución de petróleo y sus derivados. Es la segunda mayor empresa petrolera de capital abierto a nivel mundial. Petrobras tiene presencia en Angola desde el año 1979 y, en la actualidad, posee los derechos de explotación en distintos bloques de aquella nación, desde donde ya extrae petróleo. Sin embargo, la apuesta de Petrobras en este país va mucho más allá: el objetivo de la compañía es el de llevar a Africa su avanzada tecnología de exploración off-shore, la cual utiliza en forma exitosa en Río de Janeiro. La meta final es transportar la revolución del “Pre-Sal” a las costas africanas, más precisamente a la Bahía de Benguela, localizada al sur de Luanda.
Otro ejemplo es Odebrecht, conglomerado brasileño dedicado a actividades de ingeniería y construcción fundado en Salvador, Bahía, en 1944. En la actualidad, opera en toda América, también en Africa, Europa y el Medio Oriente. La presencia de Odebrecht es particularmente significativa en Angola, donde exhibe un gran protagonismo en la vida económica de la nación. Allí, funciona bajo el nombre de Odebrecht Angola, brinda trabajo a veinte mil individuos y ya se encuentra posicionada como el mayor empleador del país. Entre las actividades que la empresa desarrolla, destacan la construcción de complejos de viviendas, supermercados y autopistas. Recientemente, fue anunciado por Odebrecht el proyecto de construcción de la mayor represa hidroeléctrica de Angola, la cual estará ubicada en la localidad de Dombo-Ya-Pepe, en la provincia de Kwanza Norte, a 282 km de Luanda. Al mismo tiempo, la organización abarca intereses en la extracción de diamantes, proyecto en el cual trabaja en asociación con la estatal Endiama. En Mozambique, la presencia de Odebrecht también es de relevancia; allí, la compañía fue responsable de la construcción del Aeropuerto Internacional de Nacala.
Finalmente, el grupo OAS es un conglomerado dedicado a la ingeniería civil, fundado en 1973 con sede en la Ciudad de San Pablo. Mantiene presencia permanente en Angola donde, entre otros proyectos, estuvo a cargo de la construcción de hoteles en cuatro ciudades, todas ellas sedes de la Copa Africana de Naciones, en su edición 2010.
Los descriptos se esbozan en grandes emprendimientos -en muchos casos inmensos-, que suponen importantes desafíos y fuertes riesgos. La inestabilidad política de Africa y el constante cambio en las reglas de juego son algunos de los obstáculos que las distintas compañías deben afrontar. Son múltiples las denuncias de ONGs que acusan a estas empresas de tener tratos irregulares con los gobiernos para la consecución de licitaciones. En casos específicos, son acusadas de trasladar en forma unilateral a pobladores nativos para la ejecución de estos megaproyectos. Por cierto, la inexistencia de infraestructura es otro de los grandes obstáculos: en muchos casos, la firma -al llegar a la región- debe construir sus propias vías férreas e instalaciones sanitarias básicas para operar. El financiamiento es un problema que los capitales brasileños han sabido sortear gracias a la ayuda del BNDES (Banco Nacional de Desarrollo). En los primeros nueve meses de 2012, la institución financiera desembolsó 680 millones de dólares en créditos para proyectos de alto riesgo en el continente africano.
En definitiva, el Brasil se moviliza en torno de la conquista del Africa de habla portuguesa para, desde allí, proyectarse al resto del continente. Existen, hoy día, proyectos de capitales brasileños para una decena de países africanos, los cuales contarán -sin lugar a dudas- con todo el apoyo del aparato estatal del gobierno federal en Brasilia.
Compréndase un concepto: la conquista del continente africano no se trata simplemente de un proyecto empresarial. Es, antes bien, una decisión de estado de la política exterior brasileña, la cual tiene como objetivo estratégico a la transformación del país en una potencia de alcance global.
* El autor es Licenciado en Relaciones Internacionales