Estados Unidos toma la postura correcta de cara al Tratado sobre Internet de Naciones Unidas
Aquellos gobiernos bien dispuestos a utilizar la recientemente concluída conferencia en la Unión de Telecomunicaciones Internacionales (ITU) para impulsar sus esfuerzos con la meta de censurar y controlar con eficacia el Internet han hallado un nuevo elemento para ayudar a su causa.
Aquellos gobiernos bien dispuestos a utilizar la recientemente concluída conferencia en la Unión de Telecomunicaciones Internacionales (ITU) para impulsar sus esfuerzos con la meta de censurar y controlar con eficacia el Internet han hallado un nuevo elemento para ayudar a su causa. Mientras tanto -y, a pesar de que la Administración Obama ha tenido por costumbre apoyar una gran mayoría de tratados internacionales surgidos de Naciones Unidas-, para el gobierno de EE.UU. esta cuestión hubiese implicado graves costos. Tal como lo resumió un artículo reciente:
Estados Unidos, el Reino Unido, Canada y Australia se alejaron de las conversaciones el pasado jueves, ante temores de que el texto de la conferencia pueda interpretarse como un cheque en blanco para que la ITU (una agencia de la ONU) termine controlando elementos en el Internet. A su modo de ver, ello hubiera significado obsequiarle, a muchos gobiernos, poderes para practicar la censura.
La decisión fue la correcta. Conforme lo aconsejaba la Fundación Heritage en momentos previos a la conferencia:
Los Estados Unidos de América deben articular fronteras claras para los acuerdos y, si aquéllas fueren cruzadas, estar dispuestos a alejarse. Proteger la vitalidad y la viabilidad del Internet es preferible antes que firmar acuerdos o compromisos que violen los principios clave y el marco que han hecho del Internet un éxito.
Desgraciadamente, el acuerdo de la ITU allana el camino para la inserción de marcos regulatorios múltiples para la Red, que dificultarán su crecimiento y alcance. Y esto es un resultado decepcionante. Pero hubiese sido mucho peor un escenario en el que Estados Unidos se dispusiera a comprometer principios clave que han hecho de Internet un éxito, apoyando la decisión de otros países en ITU.
Si naciones individuales decidieran balcanizar e imponer un control regulatorio represivo contra Internet, Estados Unidos no puede detenerlos. La prioridad de los Estados Unidos de América es proteger la viabilidad y la vitalidad del Internet para sus propios ciudadanos, y para aquellos que, residiendo en otros países, piensen en forma similar a los nuestros.