La Nariz
En la industria del perfume, lo más cotizado es “la nariz”, es decir, aquellas personas que, por su desarrollado olfato, son capaces de mezclar las más distintas materias primas –flores, frutas, maderas, etc.- hasta conseguir la fórmula que garantice el éxito de la nueva fragancia.
En la industria del perfume, lo más cotizado es “la nariz”, es decir, aquellas personas que -por su desarrollado olfato- son capaces de mezclar las más distintas materias primas (flores, frutas, maderas, etc.) hasta conseguir la fórmula que garantice el éxito de la nueva fragancia. Entre nosotros, existen quienes tienen ese sentido mucho más sensible aún: los “barones” del Conurbano y los gobernadores peronistas, que utilizan las suyas como alerta temprana para cambiar sus lealtades en la puerta del cementerio en el cual el líder de turno será enterrado.
Sólo hay en el mundo una especie que supera a todo lo conocido en la materia: los jueces argentinos, sobre todo los del fuero Criminal Federal. Como siempre he sostenido, éstos jamás se venden; sólo se alquilan a quien ocupa, en cada momento, la Casa Rosada. Desde este ángulo, resulta por supuesto llamativo que la Cámara de Apelaciones, que ha ratificado sentencias absurdas cuando los fallos atendían a las necesidades de los Kirchner, haya cambiado de proceder y haya convalidado, días atrás, las pruebas colectadas contra Guita-rrita Boudou, que servirán para meterlo preso y dejarlo otra vez pobre cuando deba abandonar la Vicepresidencia de la República. En el mismo sentido, la condena a Felisa Miceli, tan protegida por doña Hebe Pastor de Bonafini, también marca un hito, y la Corte Suprema, por su parte, ha enterrado todas las posibilidades de Sanatella de hacerse de una rápida victoria en el tema Clarín. Evidentemente, algo está cambiando en la Justicia, y nuestra inefable “abogada exitosa” está comenzando a preocuparse.
El abismo al cual nos está llevando la Señora Presidente se sitúa cada vez más cerca, y el Poder Ejecutivo continuará avanzando a paso redoblado hacia el precipicio, aprovechando el receso judicial y legislativo. La intimación a la Sociedad Rural Argentina a desalojar el predio de Palermo antes del día 20 es, precisamente, un estropicio que confirma ese aserto. Tal vez olvidan los personeros –en especial, el indescriptible Luis D’Elía- que la entidad pedirá la habilitación de la feria, apelará el fallo que le negó la medida cautelar y, con alta probabilidad, obtenga esa protección, convirtiendo al 20E en un nuevo 7D, el desembarco que no fue.
Antes de esa fecha, otro hito de esta absurda épica cristinista se dará el 9 de enero, cuando arribe al puerto de Mar del Plata la fragata ARA “Libertad”; será presentada como una epopeya libertadora lo que fue, en realidad, la peor humillación de la bandera nacional, sin que los reales culpables de la misma hayan sido expuestos y sancionados. Será un día complicado, porque se verán allí las caras los militantes convocados –y rentados- por el Gobierno con los espontáneos que están siendo llamados por las redes sociales a expresar su repudio, reeditando el 8N.
Doña Cristina comenzará este nuevo año sentada sobre un polvorín y rodeada sólo de sus incondicionales, es decir, por los dos sectores que la necesitan imperiosamente para sobrevivir. Uno es la pata ideológica, encabezada por Carlos Chino Zannini, e integrada por tipos como Oscar Parrilli, Carlos Matón Kunkel, el Pendeviejo Kicillof, el barbado Pérsico, Milagro Sala y algunos otros que, al decir de Jorge Asís, caben en la Kombi, aún cuando puedan seguirla algunos militantes aguerridos; esos son los que, en los años setenta y empuñando las armas, intentaron cambiar a la Argentina para transformarla en Cuba. Se les ha ido la vida en ese proyecto y se han jugado mucho por él. Por primera vez, han llegado al Gobierno y -con seguridad- harán lo que sea, todo, para no perder el poder.
La otra es la pata ladrona. Conformada por impresentables como Guita-rrita Boudou, el joven Mariano Recalde y tantos otros nuevos vecinos de Puerto Madero, que han lucrado sin vergüenza durante estos años; a ellos se suman, obviamente, los empresarios amigos del kirchnerismo y de la ajeno, como Cristóbal López, el ahora descartado Rudy Ulloa Igor, Lázaro Báez, los titulares de Electroingeniería, Sergio Szpolsky, Raúl Moneta, José Luis Manzano, Daniel Vila, Matías Garfunkel y muchos más que han conseguido, al calor oficial, convertirse en dueños del país a través de sus empresas. Tampoco éstos estarán dispuestos a que la viuda de don Néstor (q.e.p.d.) abandone el poder, pues perderán ipso facto la fortuna y la libertad.
Pero esas patas tienen un problema básico y esencial: no suman votos. Y nuestra egregia Presidente se ha ocupado de pelearse con quienes la auparon nuevamente al sillón de Rivadavia. Se han ido, para no volver, las clases medias urbanas y rurales, las fuerzas armadas y de seguridad, los sindicatos, la Iglesia, la AMIA, muchas organizaciones verdaderamente sociales, los que viven en la pobreza y la miseria, el campo, los partidos políticos aliados y, más recientemente, el propio PJ, acusado hoy de todos los males. En este último punto, sería interesantísimo que doña Cristina expusiera ante la Justicia quiénes fueron, concretamente, los que complotaron para derrocar a Alfonsín y a De la Rúa, como aseguró saber desde su insoportable atril, que olvidó por unos días cuando los saqueos produjeron cuatro muertos en Rosario.
Una fuente muy bien informada me contó que, mientras se encontraba en Bariloche con 400 gendarmes para controlar los saqueos, Sergio Super Berni llamó al Ministro de Seguridad porteño para informarle que había dado instrucciones a la Policía Federal de ponerse a las órdenes de éste si esos episodios se replicaban en la ciudad de Buenos Aires sin darle tiempo a regresar; en el diálogo, el funcionario nacional habría deslizado una terrible confesión –“Se nos fue de las manos”- que confirmaría la autoría intelectual del proceder de los primarios vándalos.
La inseguridad, al tope de las preocupaciones ciudadanas según todas las encuestas, seguirá en alza, sin que el Poder Ejecutivo -afectado por la torpeza, la inexistente gestión y la ideología- acierte con una solución; será difícil que la encuentre, desde que ha preferido ignorar –o ser cómplice- del inusitado tráfico de drogas y blanqueo de capitales que se está dando en nuestro país.
En el camino hacia octubre, cuando será enterrado definitivamente el sueño reeleccionista, deberá enfrentar nuestra soñada arquitecta egipcia algunas dificultades económicas serias. En febrero, será el turno del juez estadounidense Thomas Griesa y de la Corte de Apelaciones de Nueva York, que deberán fallar en el tema de los holdouts (curiosamente, y pese a su negativa pública a reabrir el canje, la ocupante de la Casa Rosada nada dijo cuando la Argentina ofreció el Día de los Inocentes esa posibilidad).
La energía traerá su importantísima cuota de problemas, ya que será necesario dedicar a su importación todos los dólares que genere la soja, que serán menos que los esperados; si se produjeran problemas en Medio Oriente –y la casi segura reelección de Benjamín Netanyahu en Israel puede ser definitoria en la materia- el precio del petróleo ascenderá a las estrellas, complicando aún más la vida de doña Cristina.
En un año electoral, como éste que iniciamos, las posibilidades de que Sonrisa Mercedes Marcó del Pont emita a un ritmo menor al 40% registrado en el que se fue son más que remotas. Con la economía aún trabada, también la inflación estará instalada en un cohete interestelar. Y el crecimiento menor al esperado de Brasil, habitual tractor de nuestra economía, complicará aún más el panorama.
Pero, tal vez, el peor problema de Cristina Elisabet Fernández Wilhelm de Kirchner sean sus padecimientos físicos y neurológicos; al respecto, algunos médicos han afirmado que padece una rara enfermedad, el mal de Pick, perfectamente descripto en la web y cuyos síntomas se adecúan como un guante a la imagen que la señora Presidente proyecta.
En fin; nada será fácil en este 2013 recién estrenado. Sólo nos resta organizarnos para impedir que pueda concretarse una reforma constitucional que, dado el triste panorama que aún presenta el arco opositor, permita prolongar la ya artificial vida de este “modelo” que tanto nos ha costado. El resto correrá por cuenta del propio cristinismo, que siempre opta por los tiros en el propio pie.