Argentina y la falaz etiqueta “neoliberal”
Al tomar como unidad de análisis el concepto "neoliberal", y luego de observarse un compendio de medidas llevadas a cabo durante los años noventa en la Argentina, nos topamos con diversos aspectos de interés.
Al tomar como unidad de análisis el concepto "neoliberal", y luego de observarse un compendio de medidas llevadas a cabo durante los años noventa en la Argentina, nos topamos con diversos aspectos de interés. Estos se resumen en el eminente aumento del gasto público, la división antojadiza de los tres poderes y el evidente incremento de la deuda (que también aplica a la cuestión impositiva, terreno que vino acompañado de una exacerbada presión tributaria). Por otro lado, lo cierto es que, en ese período, el gobierno argentino nunca implementó una política de verdadera disciplina fiscal.
Ciertos puntos destacables -tan primordiales y, a la vez, controvertidos- fueron el tipo de cambio fijo -establecido con la “Ley de Convertibilidad” o "uno a uno"- y las “privatizaciones” de empresas públicas. Se cuestionó en su oportunidad esa denominación, dado que aquéllas se realizaron en medio de un alto nivel de corrupción.
Por estas épocas, resulta bastante común asignar el mote de "neoliberal" a las políticas de los años noventa. Pero ello ha derivado en una falaz vinculación de ese período con lo que se ha dado en llamar "liberalismo", existiendo, por lo tanto, una tendencia equívoca a ligarla a la economía de mercado. De tal suerte que las medidas bajo análisis -no solamente durante los 90 sino también durante un extendido período de la historia nacional- fueron inapelablemente antagónicas y apartadas de aquello por lo que realmente aboga el libremercado.
Es fundamental asimilar la importancia excepcional de los términos y de determinadas expresiones ya que, dada la falaz etiqueta "neoliberal" atribuída, el capitalismo es esencialmente percibido bajo una óptica de desdén, siendo relacionado con aquello que no es.
Arribamos, finalmente, a la pregunta: ¿es factible interpretar al liberalismo como el verdadero culpable de los grandes males de la Argentina cuando, en rigor, jamás se han implementado aquí políticas auténticamente liberales tales como el libre mercado, el estado de derecho y el respeto por las libertades individuales?
Definitivamente, ha llegado el momento de reaccionar. El analista versado en estas temáticas descubrirá que el ciudadano promedio ha venido siendo reprimido con un intervencionismo perjudicial, desde hace ya varias décadas. De lo que se trata, a fin de cuentas, es de defender y preservar nuestra libertad. No de acostumbrarnos a enfrentar el comienzo de cada día, aguardando que los burócratas del Estado decidan alegremente sobre nuestra existencia, de la mano de la imposición de medidas a todas luces arbitrarias.
Es evidente que, en la actualidad, los gobiernos de la región y del globo no parecen sobresalir por la vía del aprovechamiento de un verdadero sistema capitalista, sino que es el intervencionismo estatal lo que parece ser la regla.
Para tratarlo en términos estrictamente económicos, la idea que prevalece en el liberalismo es la que defiende el libre mercado y la libre elección, en lugar de la planificación estatal. El ciudadano prefiere, sin lugar a dudas, valorar políticas que incentiven al individuo a escalar a nivel personal y a acercarse al progreso, en lugar de celebrar la agenda de aparatos estatales que lo interpreten como simples números. La idea se sustenta, fundamentalmente, en suprimir las relaciones de dependencia entre gobierno e individuo, para que cada uno pueda transitar -ya sin obstáculos- el camino de la libertad, siempre con la responsabilidad como guía.
* Foto: Hong Kong, una de las economías líderes en ránkings internacionales e índices de libertad económica