INTERNACIONALES: DR. RAY WALSER

Venezuela: saltándose una "formalidad" constitucional

De acuerdo con la constitución de Venezuela, Hugo Chávez Frías (elegido presidente para un cuarto mandato en octubre de 2012, algo que no tiene precedentes) debía jurar esta semana en el cargo de primer mandatario, pero no sucederá tal cosa.

11 de Enero de 2013

De acuerdo con la constitución de Venezuela, Hugo Chávez Frías (elegido presidente para un cuarto mandato en octubre de 2012, algo que no tiene precedentes) debía jurar esta semana en el cargo de primer mandatario, pero no sucederá tal cosa. Al igual que otros tantos principios constitucionales de la nación caribeña, este requisito es sólo una “formalidad”, según el vicepresidente Nicolás Maduro.

Parece no importar que la carta magna venezolana refiera que "Cuando se produzca la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de tomar posesión, se procederá a una nueva elección (...) dentro de los treinta días consecutivos siguientes". El artículo en cuestión define "falta absoluta" como la "muerte, la renuncia, la destitución, la incapacidad física o mental permanente certificada o el abandono del cargo".

Los hombres y mujeres leales a Chávez, que dominan el Ejecutivo, los órganos legislativos y los sumisos tribunales, han pergeñado una interpretación diferente del artículo y se muestran de acuerdo con la petición de Maduro de posponer la toma de posesión, declamando que la Corte Suprema puede tomar juramento del cargo en una fecha posterior.

Actualmente, la situación médica de Hugo Chávez se describe como “estable”, aunque un velo de secretismo cubre cada aspecto relativo al futuro de la salud del Comandante, desde que se sometió a una operación quirúrgica el pasado 11 de diciembre en La Habana, con el fin de tratar el cáncer que padece.

La medida de Maduro ciertamente parece violar la metódica intención de la Constitución venezolana y plantea preguntas respecto a la legalidad del nuevo mandato presidencial de Chávez, incluyendo la posible violación de la prohibición establecida en la Carta Democrática Interamericana de interrumpir el orden constitucional.

La indignación y la frustración manifestadas entre muchos miembros de la oposición refleja una inquietud creciente acerca de quién está gobernando Venezuela realmente. Como observó con contundencia un bloguero del espacio Caracas Chronicles, “la magnitud del colapso del Estado de Derecho (...) ¡es asombrosa! Estamos despedazando los últimos restos del gobierno basado en la legalidad por ninguna otra razón salvo el terco rechazo del chavismo a aceptar lo que es perfectamente evidente: que en realidad Chávez no está capacitado para ejercer el cargo de la presidencia en estos momentos”.

Retrasar la toma de posesión le da tiempo a Chávez para una posible recuperación, en tanto que retrasa la amarga lucha por la sucesión entre las facciones rivales. También permite a los chavistas manejar los tiempos políticos, obsequiando tiempo a sus seguidores para prepararse para las próximas elecciones presidenciales, así como para desarrollar una estrategia mediática y de propaganda con el objetivo de allanar el camino para un chavismo sin Chávez.

Por ahora, la respuesta de la Administración Obama en los Estados Unidos ha sido de una no intervención estricta, desprovista de cualquier sensación de urgencia. De hecho, parece satisfecha con hacer constar su preocupación, urgir una mayor transparencia y abogar, de un modo bastante utópico, por “unas condiciones políticas equitativas en Venezuela”. Puede que quizás, y por desgracia, algunos de los burócratas diplomáticos estadounidenses se exhiban de acuerdo con la visión del vicepresidente Maduro y su afirmación respecto de que los principios constitucionales son simplemente formalidades.

Dr. Ray Walser | Heritage Libertad, The Heritage Foundation