Orgía de emisión en el Banco Central de la República Argentina
Mirando el balance del Banco Central de la República de Argentina (BCRA) al 23 de diciembre -último dato disponible cuando comienzo a escribir esta nota-, surge un dato que explica el desborde fiscal y monetario en que nos está sumergiendo el gobierno.
Roberto Cachanosky es Profesor titular de Economía Aplicada en el Master de Economía y Administración de ESEADE, profesor titular de Teoría Macroeconómica en el Master de Economía y Administración de CEYCE, y Columnista de temas económicos en el diario La Nación (Argentina).
Mirando el balance del Banco Central de la República de Argentina (BCRA) al 23 de diciembre -último dato disponible cuando comienzo a escribir esta nota-, surge un dato que explica el desborde fiscal y monetario en que nos está sumergiendo el gobierno.
En efecto, al 23 de diciembre del 2012, el stock de adelantos transitorios (emisión monetaria para financiar al tesoro) llegaba a los $122.730 millones. Un mes antes, esa cifra era de $101.380 millones. Es decir, en un mes, se mandaron una emisión monetaria para financiar el bache fiscal de, nada más y nada menos, $21.350 millones. Para que el lector tenga una idea de la emisión monetaria, le cuento que lo que recaudaron por el IVA durante diciembre fueron $18.200 millones, aproximadamente. Es decir, el tesoro recibió más billetes de la maquinita para financiar sus gastos que lo que recaudó por el IVA, a pesar de demorar las devoluciones de ese impuesto.
Comparando el stock de adelantos transitorios respecto al 23 de diciembre del 2011, el aumento fue de $62.600 millones en términos absolutos. Más o menos lo que se recaudó por derechos de exportación, y el aumento en porcentaje fue del 104%. Es decir que, en un año, el Tesoro duplicó su deuda con el Banco Central por dinero emitido para financiar el gasto. Por eso, lo de Adelantos Transitorios luce como una humorada. Es dinero que nunca le van a devolver al Central, el cual, por cierto, está patrimonialmente fuera de combate. Basta con decir que las reservas representan solo el 30% del activo del BCRA. El resto de lo que tiene en el activo dicha entidad son papeles sin valor.
Esta larga introducción con datos intenta mostrar lo inviable de la pesificación forzada que pretende imponer el gobierno. La Casa Rosada pretende meternos en la cabeza que tener o comprar dólares como refugio de valor es casi un sacrilegio, un delito y traición a la patria y vinieron ellos, los “supremos”, a rectificar nuestra reprochable conducta de valorar más la moneda estadounidense que el peso, por defender el fruto de nuestro trabajo. Por eso, nos obligan a comportarnos como “patriotas” prohibiéndonos comprar dólares y quedarnos con los pesos. El punto es que, cuando uno ve el tsunami de emisión monetaria que están generando, advierte rápidamente que el supuesto cambio “cultural monetario” no es otra cosa que parte del relato oficial para justificar que ellos quieren quedarse con los dólares, cada vez más escasos, y que nosotros nos quedemos con los pesos, cada vez más abundantes y con menor poder de compra.
El dato a tener en cuenta es que, desde que se abandonó el patrón oro, la totalidad del sistema monetario mundial funciona en base a la confianza que la gente tenga respecto a determinada moneda. Dicho en otras palabras, actualmente las monedas no se encuentran respaldadas por oro, sino por la calidad de las instituciones de un país, su disciplina monetaria y fiscal.
No hace falta abundar en detalles para advertir que la calidad de las instituciones argentinas (reglas de juego) no puede respaldar nada. Por el contrario, son un pelotazo en contra. La fuerte tendencia confiscatoria que tiene el gobierno, ignorando los derechos de propiedad, los fallos de la justicia y, sobre todo, la Constitución Nacional, muestran a alguien que carece de la capacidad para generar confianza en la moneda que emite. Si a ello se le suma el desborde fiscal y la emisión monetaria descontrolada (un piso del 35 y un techo del 40 por ciento anual, por ahora), es evidente que aquí no existe intento de cambio “cultural monetario” alguno, sino un definitivo esfuerzo por forzar a la gente a pagar el impuesto inflacionario.
Después de todo, no debe sorprender semejante torrente de emisión monetaria, observado el populismo exacerbado que lleva adelante el gobierno. Su política se limita a generar clientelismo político y para eso necesita caja. Pero como la recaudación impositiva no se incrementa en términos reales, sino que aumenta al ritmo de la inflación, la plata no le alcanza para financiar el creciente gasto público. Lo que le queda, después de haberse consumido cuanto stock de capital había en la economía para manotear y quedar automarginado del mercado de capitales internacional, es recurrir a la emisión monetaria a tasas cada vez mayores.
Como el vamos por todo no es otra cosa que cambiar el estilo de vida de los argentinos y conducirnos a un sistema autoritario (lo que no consiguieron en los años setenta por la vía de las armas, desean conseguirlo ahora utilizando el monopolio de la fuerza del Estado, violando los derechos individuales), y para eso necesitan votos, y los votos dependen del clientelismo político que logren generar, es previsible que entrado el año el desborde de gasto público, para tratar de conseguir los dos tercios en el Congreso para reformar la Constitución y establecer una dictadura, sea cada vez mayor, lo cual va a llevar a una orgía de emisión monetaria, inflación y más caída del tipo de cambio real.
Si en octubre logran quedarse con las libertades individuales, el ajuste será cosa sencilla, porque dominarán a fuerza de palos el descontento popular. Y si no logran quedarse con las libertades individuales, le dejarán el problema a los que vengan atrás.
Eso sí: de aquí a octubre tendrá que evitar que el desborde inflacionario les juegue en contra en octubre. Y si en octubre no logran la re-reelección, se reunirán en su "lugar en el mundo" y, posiblemente, dirán que hubo "voto destituyente" de la sociedad.