La crisis de Argelia confirma que al Qaeda no se ha dado "a la fuga"
¿Recuerda Usted la línea de campaña del presidente Barack Obama al respecto de que al-Qaeda se había dado "a la fuga"? Pues bien; el raíd terrorista en Bengasi (Libia) el pasado 11 de septiembre forzó a Obama a tragarse esas palabras o, al menos, dejarlas para ser usadas en octubre cuando recordó al público cómo él mismo se las arregló para, supuestamente, hacer del mundo un sitio más seguro.
¿Recuerda Usted la línea de campaña del presidente Barack Obama al respecto de que al-Qaeda se había dado "a la fuga"? Pues bien; el raíd terrorista en Bengasi (Libia) el pasado 11 de septiembre forzó a Obama a tragarse esas palabras o, al menos, dejarlas para ser usadas en octubre. Momento en que recordó al público cómo él mismo se las arregló para, supuestamente, hacer del mundo un sitio más seguro.
La crisis de rehenes en una planta de British Petroleum (BP) observada en Argelia esta semana refuerza el hecho de que al-Qaeda y sus asociados y simpatizantes están de vuelta, con el uso de la fuerza como herramienta. Se encuentran organizados, bien armados, y en permanente movimiento. Más temprano, durante el miércoles, una fuerza de al menos veinte hombres armados se movilizó en la planta de gas de Ain Amenas -a 800 millas de Algiers- y tomaron a cuarenta y ún rehenes de nacionalidad extranjera. Lo que expresaron como móvil: vengarse por la intervención militar francesa contra rebeldes de al-Qaeda en la vecina Malí.
Los secuestradores demandan que Francia ponga fin a su intervención.
Servirá recordar que el presidente Obama y su vice Joe Biden basaron su campaña electoral de 2012 en su victoria contra el terrorismo radical. En un discurso tras otro, el jefe de estado trompeteó su victoria sobre Osama bin Laden. La Administración Obama fue incluso más allá, llegando a colaborar con los productores del film Zero Dark Thirty, que trata sobre el raid de los Navy Seals en el complejo donde residía bin Laden en Abbotabad, Paquistán.
La realidad, sin embargo, colisionó ruidosamente con la narrativa de la Administración. El 11 de septiembre de 2012, afiliados a al-Qaeda atacaron una instalación diplomática en Bengasi (Libia), asesinando al embajador estadounidense Christopher Stevens y a otros tres connacionales que servían a su país. Luego de ello, la Administración -incluyendo al presidente Obama, a su Secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton y a la embajadora ante Naciones Unidas Susan Rice- arguyeron durante días, en forma ridícula, que el bien orquestado raíd se había tratado de una "demostración espontánea" montada por musulmanes que habían reaccionado contra un video subido al Internet.
¿Revisará la Administración Obama su punto de vista que declama que la guerra contra el terrorismo es una cosa del pasado? ¿Se ocupará el flamante Comité de Relaciones Exteriores del Senado de preguntar a los candidatos a ocupar los puestos de Director de la CIA, John Brennan; la próxima Secretaría de Defensa, el antiguo senador Chuck Hagel (Republicano por Nevada); y la próxima Secretaría de Estado, senador John Kerry (Demócrata, por Massachussetts) si acaso aceptarán la realidad, esto es, que el terrorismo islámico en su versión más radical ha tomado una nueva posición en Africa del Norte y que amenaza a los intereses de los Estados Unidos? Y, en tal caso, ¿qué piensan hacer al respecto?
Si la crisis de los rehenes en Argelia no lo logra, nada lo hará.
Traducción al español: Matías E. Ruiz
Fotografía: Statoil/Balkis Press/ABACAPRESS.COM