ESTADOS UNIDOS: ANTONELLA MARTY

Los antecedentes anglosajones de la libertad

En uno de los documentos más importantes de la historia del país -la Declaración de Independencia de Estados Unidos-, los patriotas americanos se referían a sus adversarios ingleses como 'Nuestros hermanos, los habitantes de la Gran Bretaña'. Mientras tanto, el lema de la Revolución Mexicana era 'Que mueran los españoles'. Esta antítesis parece observar concepciones diversas, al tiempo que ofrece numerosas respuestas.

29 de Enero de 2013

En uno de los documentos más importantes de la historia del país -la Declaración de Independencia de Estados Unidos-, los patriotas americanos se referían a sus adversarios ingleses como 'Nuestros hermanos, los habitantes de la Gran Bretaña'. Mientras tanto, el lema de la Revolución Mexicana era 'Que mueran los Twitter, Antonella Salomón Martyespañoles'. Esta antítesis parece observar concepciones diversas, al tiempo que ofrece numerosas respuestas.

Uno de los liberales clásicos más prestigiosos del siglo XIX en América Latina, Juan Bautista Alberdi, compartió en La Omnipotencia del Estado una pista de interés:

Washington y sus contemporáneos estaban más interesados en pelear por sus derechos y libertades individuales que por la simple independencia de su país. Una vez que obtuvieron lo primero, alcanzaron lo último, a diferencia de los países de América del Sur, que ganaron independencia política pero no libertad individual.

Gran parte de las independencias americanas se sellaron a partir de constituciones cimentadas en los principios establecidos en la Declaración de Independencia de Estados Unidos de 1776 y, por consiguiente, en su carta magna de 1787. Tal es el caso de la Argentina que, en Barack Hussein Obama y Ronald Reagan1853, logró establecer la excepcional Constitución de Juan Bautista Alberdi, notoriamente basada en derechos individuales, la libertad y un gobierno limitado. Eso reposa en la teoría porque, infortunadamente, durante los años que le siguieron a su establecimiento hasta nuestros días, en la práctica parece haberse seguido el razonamiento de la Revolución Francesa.

Remontándonos a algunos años atrás -específicamente a 1981-, fue el presidente Ronald Reagan quien restauró los principios de los Padres Fundadores (the 'Founding Fathers') en los Estados Unidos de América, contribuyendo desde su legado a la lucha contra el comunismo que se desparramaba desde la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Al asumir su cargo en aquel año, Reagan debió hacer frente a una economía estancada con alto desempleo e intolerable inflación, pero aceptó el desafío con la meta de revertir los problemas que había heredado. Fue Reagan, quien en su primer discurso inaugural, defendió la importancia de un gobierno limitado:

En esta crisis actual, el gobierno no es la solución a nuestro problema. El gobierno es el problema... Mi intención no es deshacerme del Estado. Es, por el contrario, hacer que funcione; que funcione con nosotros, no sobre nosotros; que esté a nuestro lado, no que cabalgue a nuestras espaldas... Es hora de corregir y dar marcha atrás al crecimiento del estado que muestra signos de haber crecido más allá del consentimiento de los gobernados.

Y fue así que Reagan procedió a reducir la inflación hasta un 1,1%, impulsó la reducción de impuestos junto a políticas de libremercado. Reagan jamás dejó de explayarse sobre el valor del individuo y del empresario, percibiéndolos como los verdaderos propulsores de la economía. De esa manera, cosechó exitosos resultados en materia de libertad política y económica.

El punto de partida del actual mandatario, Barack Obama, parece ser el opuesto. Hasta cierto punto, la agenda del actual jefe de estado norteamericano es incompatible con los principios de los Padres Fundadores. Desde hace ya algunos años, el gobierno federal ha comenzado a actuar con modos bastante similares a las naciones latinoamericanas populistas: expandiendo el gasto público, alimentando la inflación, cargando más endeudamiento sobre los hombros de futuras generaciones, subiendo impuestos, recurriendo al estatismo y echando mano del poco verosímil discuros de la 'redistribución de la riqueza'. Entre las promesas no cumplidas por el actual presidente, sobresale aquella que convocaba a reducir el déficit a la mitad para el final de su primer mandato. Lejos de cumplirse con ese objetivo, los números deficitarios se han duplicado.

Medidas tales como el programa de salud Obamacare, el aumento de la presión fiscal, la escasa transparencia de la Reserva Federal con la manipulación de las tasas de interés y la creencia de que la riqueza se obtiene imprimiendo dinero fiduciario, han llevado a un país fundado bajo tres derechos inalienables –la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad– a sostener un gobierno sin control ni límites, nuevamente, al mejor estilo de los sistemas latinoamericanos populistas.

Efectivamente, fueron los Padres Fundadores quienes instauraron y moldearon en Estados Unidos una sociedad verdaderamente libre y con el capitalismo como sistema económico basado en la libertad. Estados Unidos se está alejando lentamente de la senda de la libertad -y existe consenso en la opinión pública al respecto de que es hora de retomarla.

Antonella Marty | El Ojo Digital, Estados Unidos