Argentina blanquea al terrorismo iraní. ¿Por qué es importante?
Ya es bastante malo que el establishment de la seguridad nacional de los Estados Unidos de América continúe ignorando la amenaza interpuesta por Irán y Hezbollah en las Américas.
Ya es bastante malo que el establishment de la seguridad nacional de los Estados Unidos de América continúe ignorando la amenaza interpuesta por Irán y Hezbollah en las Américas. Ahora, la presidente argentina Cristina Kirchner ha empeorado las cosas, acordando ayudar a Irán en su objetivo de blanquear su legado terrorista. Esta semana, su régimen anunció un convenio con Teherán para constituír una "comisión conjunta de la verdad" para examinar el mortal bombardeo contra un centro de la comunidad judía en Buenos Aires, en 1994; el peor ataque terrorista en la historia del continente.
Las sucesivas investigaciones argentinas han implicado a funcionarios del gobierno iraní -incluyendo a su attaché cultural, Mohsen Rabbani, y al actual ministro de defensa Ahmad Vahidi- en el atentado con coche bomba que demolió el edificio de cinco pisos y terminó con la vida de cerca de noventa personas, en tanto que hirió a cientos más (Las sangrientas huellas de Irán y Hezbollah también pudieron observarse en el bombardeo contra la embajada de Israel en la capital argentina, en 1992).
Ahora, el régimen de los Kirchner ha acordado trabajar conuntamente con Irán para designar un panel de expertos surgidos de naciones del tercer mundo para, nuevamente, revisar evidencias y entrevistar a testigos y sospechosos, incluyendo a funcionarios senior del gobierno iraní. Este es un ejercicio vergonzoso, por cuanto simula avanzar en la búsqueda de justicia. Pero no existe observador imparcial que pueda confiar en un panel nombrado por alguno de estos gobiernos -o sólo ambos-, con miras a conducir una investigación objetiva y profunda.
Peor que una injusticia, este cínico esquema le permite a Irán ocultar sus rastros. No interesa que Ahmad Vahidi haya inaugurado un centro de entrenamiento para guerra asimétrica en Bolivia en 2011. No interesa que Mohsen Rabbani administre una red de seguidores a lo largo de América del Sur, trasladándose repetidamente en años recientes bajo el empleo de falsa documentación venezolana, con el fin de evitar una orden de captura de Interpol.
¿Qué tiene para decir Washington acerca de este vergonzoso ejercicio? Solo una tardía expresión de esceptiscismo, apenas Israel denunció la falsedad.
Supongo que la 'restaurada posición de los Estados Unidos en el mundo' exige que el gobierno norteamericano se reserve sus opiniones para sí mismo -aún cuando existan gobiernos que conspiren para ocultar la verdad que reside detrás de un ataque terrorista. Después de todo, "¿por qué interesa?". [N. del T.: el autor efectúa una comparación con las palabras empleadas por Hillary Clinton a efectos de desacreditar el origen del ataque perpetrado por elementos terroristas en la embajada estadounidense en Bengasi, Libia]
Un grupo de extracción bipartidista en el Capitolio considera que, cualquier cosa que Irán esté haciendo en las Américas, interesa. A fines del año pasado, el congreso introdujo un proyecto de ley, por parte del representante Jeff Duncan (Republicano, South Carolina) que requerirá una revisión de seis meses de la peligrosa apuesta de Irán en nuestro vecindario. Más importante aún, será necesaria una estrategia para enfrentarse a esta amenaza.
Aún resta ver si las agencias de política exterior toman este asunto con seriedad, antes de que sea demasiado tarde y de que los jefes de Irán y Hezbollah nos enseñen otra letal lección respecto de por qué la inteligencia y la defensa nacional importan -y mucho.
* El autor se desempeñó como representante permanente del gobierno de los Estados Unidos de América ante OEA, de 2001 a 2003. Fue también Secretario de Estado Asistente para Asuntos Hemisféricos.
Traducción al español: Matías E. Ruiz