Sobre el crecimiento de la economía peruana

Mientras una serie de gobiernos latinoamericanos continúan recurriendo a la implementación de fallidas políticas proteccionistas desde hace décadas -que, como es sabido, conducen al empobrecimiento de la ciudadanía-, el Perú ha tomado un camino diferente. En la actualidad, esta economía se presenta claramente enfocada hacia la prosperidad, transitando una senda de crecimiento y desarrollo.

Perú exhibe, entre lo más destacable, una base de estabilidad política y económica, libertad de expresión, un crecimiento ininterrumpido de la clase media, políticas fiscales responsables, tratados de libre comercio con terceros países, continuidad en la implementación de políticas de apertura y, además, tiene para mostrar impresionantes progresos en materia de cambio cultural. Hoy día, Perú tiene la quinta economía más grande -en términos de PBI- de América del Sur.

Algo que caracteriza a este modelo de apertura comercial es el lugar de privilegio que se le otorga a la inversión. Como es bien conocido, el capital generalmente se localiza en naciones que destacan por su estabilidad política y económica, el respeto a la propiedad privada y las libertades individuales. La inversión, de la mano de instituciones y reglas de juego claras, representa una clave fundamental para el progreso económico: son las compañías de capitales privados las que generan riqueza, y no el gobierno -aunque en sistemas políticos de raigambre populista, la sociedad crea lo contrario. Una mayor apertura económica allana el camino hacia mayor inversión; este escenario deriva, invariablemente, en el incremento del empleo.

Un modo válido para corroborar el éxito económico de una nación es analizar la evolución en el establecimiento de firmas privadas, tal como compartimos en el presente cuadro. La gráfica presenta un análisis comparativo de tres economías pioneras en la región (Chile, Colombia y Perú). Como contrapartida, se expone el caso argentino. Panorama en donde el círculo vicioso de las políticas populistas recurrentemente ejecutadas por los sucesivos gobiernos peronistas ha traído como consecuencia la multiplicación de trabas para el libre comercio y una inflación descontrolada.

La economía peruana, por ejemplo, ha venido observando un crecimiento a ritmo sostenido; no es un dato menor que, a lo largo de 2012, la misma haya logrado una expansión de 6,3%. La minería, la inversión y la construcción son sus principales motores; claves para la generación de un mayor nivel de renta.

En lo que hace a la cuestión inflacionaria, Perú registró durante 2012 el índice más bajo de la región, presentando un 2,65%. Esta cifra fue apenas superada por Colombia y Chile, que exhibieron registros de 2,4% y 2,1%, respectivamente. Los citados países vuelven a posicionarse en la delantera en América del Sur, promocionándose como las más confiables para la recepción de inversiones, con un marco regulatorio que no ahuyenta al inversor de la mano de obstáculos como los que se conocen en, por ejemplo, la Argentina.

En resumidas cuentas, Perú se ha convertido en uno de los ejemplos a imitar en la región. Junto a Chile, han construído economías que prueban con contundencia que es posible reducir sensiblemente la incidencia de la pobreza y dejar de lado el asistencialismo.