El ecuatoriano Rafael Correa y su liderazgo contra las libertades en América Latina
Si el cáncer termina revocando el mandato de Hugo Chávez Frías y su objetivo de gobernar indefinidamente en Venezuela, el liderazgo antilibertario de la izquierda radical -encarnado en la alianza bolivariana del ALBA- quedará vacante. Nuevos rostros, inevitablemente, emergerán.
Si el cáncer termina revocando el mandato de Hugo Chávez Frías y su objetivo de gobernar indefinidamente en Venezuela, el liderazgo antilibertario de la izquierda radical -encarnado en la alianza bolivariana del ALBA- quedará vacante. Nuevos rostros, inevitablemente, emergerán.
Con toda probabilidad, el poco carismático vicepresidente de Chávez, Nicolás Maduro, conducirá los destinos de Venezuela en el futuro cercano. Respaldado por la Revolución Bolivariana del convalesciente jefe de estado y por la bonanza petrolera.
Otro contendiente es el ecuatoriano Rafael Correa. El reelecto presidente, de 49 años, se anotó un golpe de knock-out electoral el pasado 17 de febrero, garantizándose otro período de cuatro años en el poder, y obteniendo una gran cosecha para su partido Alianza País en el parlamento. Lo logró -apunta The New York Times- de la mano de un abundante gasto electoral (Ecuador dispone, también, de petróleo) y silenciando a la prensa libre.
Con el cierre de la base aérea de Manta -que era operada por los Estados Unidos y llevaba a cabo operaciones antidroga-, la convivencia con narcoterroristas colombianos para expulsar al embajador estadounidense en 2011 para boicotear la Cumbre de las Américas en protesta por la ausencia de Cuba, y el ofrecimiento de asilo político al fundador de Wikileaks, Julian Assange, Correa se ha esforzado en convertirse en un problema para Washington. El mandatario ecuatoriano se ha abrazado con firmeza al desarrollo de lazos profundos con los ayatolás de Irán. Correa es un promotor a viva voz de la estrategia "Yankees Go Home" que constituye la esencia del ALBA, sin importar que el reelecto jefe de estado se proponga renovar un acuerdo de preferencias especiales para el comercio con Norteamérica, para fines de este año.
El par antilibertario de Hugo Chávez, de los hermanos Castro en Cuba, de Daniel Ortega en Nicaragua y de otros, continuará enfocándose en polarizar y radicalizar su sociedad y otras, poniendo en la mira a las élites en franco retroceso, pulverizando a la oposición política, eliminando el libre debate de ideas y fogoneando el disenso. Todo ello, mientras se asegura de cerrar cada vez más su tenaza autoritaria en perjuicio de la vida política y económica.
Dada la avanzada edad de Raúl y Fidel Castro Ruz, y teniendo en cuenta la gravedad de la salud de Chávez, la izquierda radical en Latinoamérica ingresa en un período de incertidumbre. Sin la personalidad de Chávez y su respaldo en base a petrodólares, el movimiento bolivariano podría dar lugar a cortocircuitos.
Con todo, algunos en el espectro radical detectan en el recientemente reelegido Correa el potencial para reconvertir la propaganda contraria a las libertades individuales que fuego y convicción, si caso Chávez abandona la escena.
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* El Doctor Ray Walser es Analista Senior de Políticas para América Latina en el Centro para Estudios de Política Exterior Douglas y Sarah Allison (Douglas and Sarah Allison Center for Foreign Policy Studies), división del Instituto de Estudios Internacionales Kathryn y Shelby Cullom Davis (Kathryn and Shelby Cullom Davis Institute for International Studies), en la Fundación Heritage.
* Traducción al español: Matías E. Ruiz