Votantes italianos rechazan la idea de una Eurozona más unida
Los resultados devueltos por las recientes elecciones italianas prueban que los europeos se están hartando de la Unión Europea.
Los resultados devueltos por las recientes elecciones italianas prueban que los europeos se están hartando de la Unión Europea.
Crecimiento estancado, desempleo creciente e insatisfacción pública se han convertido en amenazas que minan la cohesión de la Eurozona y que proyectan sombras de duda sobre el Proyecto Europeo. Mientras que las élites políticas en Bruselas declaman que una integración política y económica más profunda es la solución a los problemas europeos, muchos a lo largo del Viejo Continente comienzan a percatarse de que el poder de Bruselas ha ido demasiado lejos.
Cuando los italianos se dirigieron a las urnas temprano en la semana, ni la coalición de centroizquierda de Luigi Bersani, ni la coalición de centroderecha de Silvio Berlusconi ganaron las bancas suficientes como para constituír un gobierno. El partido centrista del antiguo comisionado de la UE y actual primer ministro Mario Monti fue el gran perdedor, obteniendo solo el 10.5% de los votos. Consecuentemente, el resultado del comicio traerá parálisis para el proceso de formación de gobierno en Italia, y los votantes ahora deben hacerse a la idea de un nuevo llamado a elecciones dentro de un año.
No obstante, el gran ganador de las elecciones legislativas fue el polémico comediante Beppe Grillo, junto a su Movimiento Cinco Estrellas. Este partido político, de carácter populista y euroescéptico -creado solo cuatro años antes- es ahora el espacio más grande en la Cámara Baja del parlamento italiano. El escepticismo de Beppe Grillo frente a la Unión Europea y su populismo representan un gran atractivo para el votante italiano promedio, desencantado con Bruselas y Roma. El éxito del Movimiento Cinco Estrellas, de la mano con la pobre performance de Mario Monti, demuestra que los italianos se han cansado del status quo. Un escenario al que Bruselas debería prestar atención.
El rechazo italiano en perjuicio de Bruselas es un reflejo del estado de ánimo imperante a lo largo de la mayor parte de Europa. La popularidad de la UE hoy día en el Viejo Continente se encuentra más baja que nunca. Una encuesta reciente, conducida por la Comisión de la Unión Europea, descubrió que solo el 33% de los europeos encuestados confían en la UE. Solo el 30% de los consultados por el estudio tienen una imagen positiva de la Comunidad.
A los efectos de morigerar el poder de Bruselas, el parlamento británico aprobó el Acta 2011 de la Unión Europea, que requiere de un referendo popular para transferir poderes a la conducción de la UE en la capital belga. El primer ministro David Cameron incluso se ha expedido sobre la necesidad de renegociar la relación de Gran Bretaña con la UE, a los efectos de devolver más poderes para Londres y luego llevar a cabo un referendo para definir si acaso el Reino Unido debería permanecer en la UE o abandonarla.
El gobierno de coalición recientemente constituído en Holanda también convoca al retorno de poderes desde Bruselas hacia los estados miembros. Profundamente enterrado en el "programa para el gobierno" -acordado por las partes que dieron forma a la coalición-, existe una sentencia que reza: "Los Países Bajos exigirán a la Comisión Europea que confeccione una lista con las áreas relativas a políticas que (...) puedan ser transferidas a los gobiernos nacionales. Incluso desarrollaremos propuestas desde nuestro lado".
El futuro de Europa es incierto, pero la Europa del futuro difícilmente se vea como la actual. Para aquellos que creen en los conceptos de elecciones directas, políticos con responsabilidad por sus respectivas gestiones, delegación de poderes y el uso transparente del dinero de los contribuyentes, aquélla perspectiva no suena mal.
A lo largo de los años, el poder se ha ido movilizando hacia Bruselas, alejándose de las capitales nacionales. Finalmente, el poder se ha separado de aquellos que resultaban más afectados por la toma de decisiones. Actualmente, las élites de la Unión Europea contemplan las consecuencias de esto. En lugar de incrementar las competencias políticas en instituciones opacas como las de Bruselas, el poder debería ser devuelto a los estados miembros y a sus pueblos. En todo el Viejo Continente, el ideal de una "unión más cercana" está siendo rechazado con firmeza.
* El autor, Luke Coffey, estudia las relaciones entre Gran Bretaña y los Estados Unidos, desde su posición como analista en la Fundación Heritage. Su trabajo se focaliza particularmente en asuntos relativos a defensa y seguridad, incluyendo el rol de la OTAN y la Unión Europea en la seguridad transatlántica. Antes de unirse a la Fundación Heritage en 2012, sirvió como consejero especial en el Ministerio de Defensa británico para el entonces Secretario de Defensa Liam Fox. Ha sido el único ciudadano no británico designado por el Primer Ministro David Cameron para proveer análisis a funcionarios de carrera del Reino Unido. Entre sus tareas, Luke Coffey ayudó a moldear las políticas de defensa del Reino Unido en relación a seguridad transatlántica, la OTAN, la Unión Europea y Afganistán.
Traducción al español: Matías E. Ruiz