INTERNACIONALES: ALEJANDRO CHAFUEN | PUBLICADO EN REVISTA FORBES

La codicia de los burócratas

Realicé mi primer trabajo como consultor -recién egresado de la universidad- para Arthur D. Little, una firma de consultoría fundada en 1909 en Boston.

01 de Marzo de 2013

Realicé mi primer trabajo como consultor -recién salido de la universidad- para Arthur D. Little, una firma de consultoría fundada en 1909 en Boston. La tarea consistía en evaluar a la administración del Ministerio de Economía de la República Argentina hacia fines de los años setenta. Lo que aprendí luego de entrevistar a burócratas tuvo gran impacto en mi visión sobre el trabajo de los emprendedores en las organizaciones sin fines de lucro.

Me acerqué a esos encuentros luego de haber estudiado 'Burocracia: ¿amo o sirviente?', escrito por el fallecido William Niskanen -antiguo presidente del directorio del Instituto Cato-, así como también los trabajos del desaparecido James Buchanan, y de Gordon Tullock. Ellos empleaban el término 'elección pública' [public choice] para describir sus contribuciones. Su "teoría del proceso de decisiones burocráticas" -prefiero este término- describe la manera en que los burócratas llevan a cabo sus decisiones (y no el público).

Uno de los aspectos que distingue el análisis de aquellos autores consiste en preguntarse: "¿qué sucedería si asumiéramos que los burócratas también se ven Jorge Bustamante y Alejandro Chafuénmotivados por el estrecho interés propio?". Las respuestas ayudaron a comprender y a predecir mejor el resultado de acciones tomadas por políticos y agencias gubernamentales. Incluso condujeron a James Buchanan a la obtención de su Premio Nobel en 1986.

Al analizar la burocracia dentro del ministerio, existía una pregunta que todos menos uno de los funcionarios que entrevisté solían responder de la misma manera. Pregunta: ¿Qué aspectos de su área necesitan mejorar? Respuesta: más dinero. Pregunta de seguimiento: ¿Para qué? Respuesta: "Para contratar más personal capacitado". Uno de los subsecretarios, Jorge Eduardo Bustamante -persona que, desde ese entonces, supo ganarse mi admiración- representó la única excepción: "Mi departamento debería ser eliminado; solo crea obstáculos para los buenos productores. Necesito apoyo político para clausurarla".

Habiendo invertido la mayor parte de mi vida profesional en compañía de emprendedores intelectuales que se desempeñaban en actividades no lucrativas, tanto como las que buscan donaciones como las que los otorgan, me encontré con respuestas similares. Y ello no debería representar sorpresa. El paradigma del interés propio no termina en cuarentena cuando Usted se une o lidera una organización que actúa en la actividad sin fines de lucro. En la búsqueda de financiamiento, numerosos líderes de think tanks declaran que su necesidad institucional más importante es "más dinero para contratar a más personas".

Reputados economistas liberales han aplicado el análisis económico a investigar las actividades sin fines de lucro. James Bennett y Tom Di Lorenzo escribieron- en la "Enciclopedia de la Elección Pública" que, mientras más grande sea la orgnaización sin fines de lucro, más firmes eran las probabilidades de que la actividad orientada a donaciones sería, primariamente, "llevada a cabo como adherida a la función de obtención de fondos". Los autores completaron: "Muchos programas no tienen como fin el beneficio público, sino promocionar a la organización para asistir en la recolección de fondos". Las organizaciones de estructura pequeña dedicadas a donaciones que sirven a una clientela específica y son operadas mayormente por voluntarios e instituciones religiosas tienden a realizar más donativos en el sentido tradicional.

Abdiweli M. Ali, antiguo becario de la fundación filantrópica Bradley en el Centro de Estudios para la Elección Pública [Center for the Study of Public Choice] en la Universidad George Mason -fundada por el desaparecido James Buchanan-, escribió un ensayo académico, describiendo las similitudes entre burocracias y las organizaciones sin fines de lucro.  Habiendo trabajado en su nativa Somalia y en numerosas burocracias -partiendo desde rangos inferiores y llegando al puesto de primer ministro-, Alí estudió y enseñó en muchas entidades en los Estados Unidos. Ali llega a la conclusión que para entender el actuar de las ONG sin fines de lucro, hay que tener en cuenta que las motivaciones de los aportantes y gerentes también están guiadas por el interés personal.

Otra similitud con el sector burocrático es la reticencia de los líderes de entidades de bien público a deshacerse de programas, especialmente si estos siguen atrayendo fondos. Peter Drucker escribió que allí existe una actitud similar a la de las iglesias: todos los programas son calificados como sagrados. A lo largo de reuniones de planeamiento estratégico, los emprendedores intelectuales más talentosos necesitan dedicar tiempo al análisis de qué programas deberán recortarse, cuáles deberán dejarse de lado, y cuáles deberán ser reestructurados. Ellos deberían tomar la explicación de Drucker como guía: "la actividad del emprendedor reposa en una teoría sobre la economía y la sociedad. La teoría considera al cambio como algo normal y, en efecto, como algo saludable. Y considera que la tarea más importante en la sociedad -y especialmente en la economía- es hacer algo diferente, antes que desarrollar algo que ya se ha hecho".

Grandes mejoras se han llevado a cabo en las organizaciones sin fines de lucro que mejor conozco: los think tanks orientados al libre mercado y la sociedad libre. Esfuerzos especiales tales como la implementación de alternativas de "gerencia basada en el mercado" -término creado y registrado por Charles Koch- han creado incentivos para que muchos think tanks operen más como empresas que como burocracias.  A medida que la “industria de los think tanks” madura, los aportantes se vuelven cada vez más exigentes. Las respuestas de los buscadores de donaciones se están volviendo más sofisticadas. Antes de pedir más dinero, hay que mostrar que uno entiende la necesidad de tener una mejor administración y una mejor estrategia para conseguir resultados, tener un buen conocimiento de a quién se quiere beneficiar, como se van a medir los resultados, y otros aspectos esenciales a la gestión de la organización.

Estas entidades -especialmente aquellas que no dependen del gobierno- siempre se han enfrentado a la necesidad de ajustarse y de trabajar con menos dinero. Las mejores usan la oportunidad de las crisis para innovar. La innovación es, en palabras de Drucker, ese "instrumento específico de la actividad del emprendedor" que "dota a los recursos con una nueva capacidad de generar riqueza". Si existe, en efecto, una reducción generalizada y sin precedentes de reducciones en los presupuestos de Estados Unidos, esto debería generar un incentivo para lograr un incremento en la "actividad de los emprendedores en el rubro del bien público" de la clase descripta por Elinor Norstrom (también desaparecida Premio Nobel, de 2009). En aquellas áreas donde las agencias gubernamentales tienen un rol legítimo, sería buena noticia tener mejores "emprendedores del bien o de servicios públicos." En las otras, la extinción sería algo aún mejor porque no todas las burocracias necesitan más dinero.


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* El Dr. Alejandro A. Chafuén es miebro del comité de consejeros para The Center for Vision & Values, fideicomisario del Grove City College, y presidente de la Atlas Economic Research Foundation. Se ha desempeñado como fideicomisario del Fraser Institute desde 1991. El autor del artículo también es fideicomisario en la Chase Foundation.

Traducción al español: Matías E. Ruiz | Publicado con permiso de Revista Forbes. Artículo original en: http://www.forbes.com/sites/alejandrochafuen/2013/02/27/like-humans-need-oxygen-bureaucrats-always-need-more-money/

 

 

 

 

 

Alejandro Chafuén | Publicado en Revista Forbes, link directo